Los niños argentinos mantienen su interés por la lectura

Las apariencias dicen que se la pasan frente a la pantalla, pero un informe asegura que son ávidos lectores. Docentes y editoriales destacan que hay un creciente interés en la literatura infantil. El rol de los padres en la lectura.

Los niños argentinos mantienen su interés por la lectura

Un estudio reciente deja claro que leer es una actividad que no pasa de moda: indicó que los niños argentinos continúan siendo ávidos lectores.

El informe fue elaborado por KTNS Gallup Argentina, que realizó un análisis -a pedido de Arcos Dorados- acerca de los hábitos de lectura de los niños argentinos, su impacto en la creatividad, vínculo con el mundo lúdico y despliegue imaginativo así como impacto familiar.

Entre los principales hallazgos de la encuesta a los padres de 1.200 niños quedó demostrado que la importancia de la lectura es indiscutida, ya que más del 90% de los consultados manifestaron que es importante que los chicos incorporen hábitos de lectura desde pequeños, con valores constantes en todos los niveles socioeconómicos y tanto entre quienes tienen como entre quienes no tienen hijos.

Desde la óptica de los docentes, la lectura es una de las actividades intelectuales más valoradas porque inspira a los chicos a reflexionar sobre el mundo que los rodea y su lugar en él.

“Los niños argentinos son ávidos lectores: los padres con niños menores de 8 años declaran que sus hijos leen con alta frecuencia (al menos una vez por semana). Sin embargo, el hábito de leer junto con los hijos es menos frecuente, ya que cerca de la mitad de los padres nunca lo hace o lo hace sólo ocasionalmente”, indica el informe.

Milagros Philippens va a la escuela Stroberi, de Ciudad, y tiene 12 años. Para ella, lo importante es el texto, y también que haya dibujos y gráficos que ayuden a entender lo que está leyendo. “Los libros que más me gustan son los de terror, suspenso y cosas similares”, dijo. Hoy está leyendo “Relato de un náufrago”, de Gabriel García Márquez, y “Diez negritos” de Agatha Christie, que son libros que no le dieron en el colegio y que “agarró” porque le gustan.

Ámbitos propicios

El estudio también reveló que las maestras confirmaron que a los chicos les encanta leer cuando tienen la oportunidad de hacerlo, pero advirtieron que necesitan ámbitos propicios para hacerlo, más allá de la escuela.

“La lectura es concebida desde las docentes como un ejercicio cotidiano que hay que inculcar y promover desde todos los ámbitos”, explica el informe.

Según el relevamiento, la lectura es clave para la formación integral porque tanto quienes tienen como quienes no tienen hijos acuerdan masivamente que contribuye al aprendizaje, el vocabulario y la gramática. Pero además, estimula la imaginación y creatividad de los chicos.

“Las docentes ejemplifican además el impacto como ‘materia prima’ - como en el sueño o el juego - donde el libro estimula y provee materiales para elaborar sus propios mundos, historias y personajes. Les da palabras para decir lo que sienten. El libro aparece vinculado al juego sin reglas, sin competencias, en donde todo es posible, asemejado al estímulo que genera un juguete”, expresaron las maestras en el estudio.

Para la población consultada, las 5 cosas que impactan sobre el hábito lector en los niños es que los padres les lean, que se incorpore lectura en los juegos, que haya mayor interactividad, que los juguetes incluyan libros y que éstos sean más accesibles.

Además, la lectura es más que un chico y un libro. Las docentes consultadas explican que es un vínculo con otros: con opiniones, gustos, recomendaciones y enseñanzas de padres, hermanos y amigos. “Un chico que lee en familia es un chico que ama leer, con todos los beneficios que esto conlleva”, aseguran.

Para finalizar, la encuesta elaborada por Gallup señala que la lectura impacta en el vínculo familiar en un 86% de los hogares, ya que quedó demostrado que la lectura en familia fortalece el vínculo padres-hijos: “A las maestras les resulta importante construir y facilitar momentos de lectura en el hogar, dado el impacto que esto genera en el vínculo de la familia y en el despertar del hábito en sí”.

Lectura vertical

María Luz Malamud es directora de la editorial mendocina Bambalí y autora de libros infantiles. Consultada al respecto, coincidió en que hay una tendencia a que más niños lean.

“Las editoriales grandes siguen creciendo, sobre todo con los textos orientados a las escuelas. Y los independientes, como nosotros, también pero con literatura que apuesta a lo más jugado, a temática que no va te van a pedir en una escuela”, dijo.

Para María Luz, lo importante es destacar que hay un público para todo y que a través de las publicaciones se puede ir educando al niño lector. “Me gusta escribir libros políticamente incorrectos, sin hablar de temas inadecuados. Considero que es la forma de que los chicos vayan leyendo buena literatura”, remarcó.

Agregó que hay que generarles a los chicos el placer de leer, simplemente porque les guste eso y no haya otra actividad que pueda reemplazar la lectura, lo que nota cuando se realiza la Feria del Libro.

“En general cuando se dice que los chicos no leen es porque los padres no leen. O por docentes que no saben ser mediadores entre ellos y los textos”, afirmó. Por último, señaló que hay que generar un efecto de dudas e interrogantes, tratar a los lectores con respeto y ofrecer estructuras narrativas originales.

Mercedes Valdéz es maestra de 2° grado de la escuela Murialdo. Ella contó que la mayoría de los chicos que recibe ya saben leer y que a través de la biblioteca áulica (donde cada chico trae un libro de su agrado desde la casa) fomentan este hábito.

“Cuando se llevan un libro a su casa tienen que llenar una ficha con el título del cuento, una oración contando de qué se trata y una explicación del dibujo que más les gustó”, detalló la docente.

De todas formas, aclaró que muchos de los chicos quieren continuar leyendo más allá de las lecturas obligatorias. “Siempre hay un papá o una mamá que me pide recomendaciones porque su hijo quiere que le compren un libro”, remarcó.

Por su parte, Gabriela Quinteros, docente de 7° de la escuela Uruguay, tiene una mirada amplia de este asunto. En primer lugar, aseguró que los adolescentes tienen mucha riqueza en cuanto a la lectura, ya que por ejemplo consumen cómics que no son considerados lectura desde lo formal pero que de todas maneras los enriquece.

“El año pasado los tuve en 6° y ellos tenían que traer un libro y cambiarlo mes a mes. Era un pacto ficcional más rico porque leían lo que a ellos les gustaba. Este año, en cambio, les di ‘Mi planta de naranja lima’ y ‘Vamos a calentar el sol’ y les ha fascinado. Para ellos ha sido una experiencia estético-literaria mucho más rica”, recordó.

Para finalizar, explicó que los chicos, en la actualidad, están adaptados a la lectura horizontal (la de los libros) y la vertical (la de Internet) por lo que corren con ventaja respecto a los adultos: “Muchos tienen e-books y directamente les paso el material por mail. Y muchos leen porque les gusta. También en la compu, que es otra forma de lectura”.

Campaña para revalorizar la comunicación impresa

Una campaña para revalorizar la producción gráfica y reposicionar el valor cultural y práctico de la comunicación impresa lleva a cabo la Unión Gráfica Argentina Regional (UGAR). Con ese objetivo y con el propósito de defender las fuentes de trabajo en el sector, se realiza la campaña “Si tiene valor, hacelo imprimir”.

El material, basado en la consideración de que “El impreso genera confianza y es insustituible”, desarrolla contenidos como los siguientes:

1. Desmontar el argumento de que la industria gráfica es ambientalmente no sustentable.

2. Reposicionar el valor cultural y práctico de la comunicación impresa para valorizar los mensajes personales, empresariales y educativos.

3. Contradecir que la comunicación digital puede sustituir completamente a la palabra impresa.

Los objetivos de la campaña son: demostrar el mayor impacto de la comunicación impresa por sobre la comunicación en internet; demostrar los valores de la comunicación impresa para el público, entre ellos la relevancia (el impreso tiene autoridad), la perdurabilidad (no se borra con un clic), la distinción (impone su individualidad por su diseño, por su materialidad y la socialización (se puede compartir con amigos, leer en familia).

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