En el tercer juicio por jurado que se realiza en la provincia, Claudia Cortez, una mujer de 49 años que padece cáncer, declaró ser víctima de violencia de género y explicó que le dio una puñalada fatal a su marido, Carlos Pelayes (50), "como un acto de defensa".
"Me quería ir con los chicos y el me tira el pelo, me baña con una jarra (de agua), me pega y ahí veo el cuchillito que tenía para cortar droga, lo levanto y no sé dónde le di. Yo nunca quise hacerlo", contó la mujer, ofreciendo un testimonio marcado por el dolor y la espontaneidad. Cortez comenzó a ser juzgada ayer por un juzgado popular por el delito de homicidio agravado por el vínculo, delito que tiene como pena la prisión perpetua. Pero para su defensor se trata de un caso de legítima defensa. Los 12 jurados deberán inclinarse por una de estas dos hipótesis.
En la madrugada del 28 de julio de 2018, en una vivienda ubicada en calle México al 2200 de Godoy Cruz, Claudia Cortez le asestó un puñalada a su marido Carlos Pelayes en la habitación que compartían. La herida, en la parte interior derecha del tórax a la altura del tercer espacio intercostal, fue fatal: le lesionó la pleura parietal visceral, el pulmón derecho y la aorta ascendente, ocasionándole la muerte.
La mujer declaró
La versión de la imputada fue la siguiente: estaba en la cama matrimonial durmiendo con su hijo de 6 años cuando llegó Pelayes alcoholizado y drogado.
El hombre quería tener relaciones sexuales pero ella se negó porque estaba su hijo y porque estaba por indisponerse y, en esa situación, un tumor en una de sus mamás le producía un dolor intenso.
Él empezó a insultarla, "me tiró el pelo, me arrastró. Me bajó el piyama. Yo me quise ir con los chicos pero no me dejó. Me dijo rata vigilante".
Fue en ese instancia cuando ella ve el cuchillo sobre la cómoda, lo levanta y “no sé dónde le di”.
Maltrato y violencia
Luego Claudia contó cómo era su vida en pareja -a la que catalogó como "un calvario"- marcada por la violencia de género.
Le explicó al jurado que su marido no la dejó estudiar trabajo social y que consumía habitualmente alcohol y cocaína. Incluso "me obligaba a consumir a mí".
También dijo que la insultaba y la denigraba con sobrenombres. Además la obligaba a tener relaciones sexuales no consentidas. "No lo denunciaba porque él se la pasaba en la cárcel. Mis hijos no querían que lo denunciara para que no fuera preso", dijo Claudia, al borde del llanto, agregando que recibía amenazas de muerte. Además contó que era celoso hasta de su familia y que no se separaba porque "lo amaba: uno va metiéndose en ese mundo sin darse cuenta. La mujer finalmente reconoció en su testimonio que Pelayes tenía otra pareja y que un día su hijo de 6 años le dijo que había ido al parque "con el padre y con la novia".
Posiciones encontradas
Previo a la declaración de la imputada, el jefe de los fiscales de Homicidios, Fernando Guzzo, consideró que Cortez, si bien estaba expuesta a violencia de género, "nada justifica que matara a su marido y luego fingiera que había padecido un infarto".
Por su parte, Carlos Moyano, defensor de la mujer, sostuvo que fue un caso "de legítima defensa. Claudia esa noche era la víctima. Él intentaba golpearla y abusarla. Es imposible que ella supiera que por la zona del puntazo pasaba la aorta ascendente".
