La juventud, la verdadera, existe

La juventud, la verdadera, existe
La juventud, la verdadera, existe

Es necesario poner en su justa dimensión el tema de lo ocurrido en el balneario de Villa Gesell, provincia de Buenos Aires y la brutal muerte del chico Fernando Báez Sosa, de 18 años.

Apenas producido el episodio que desencadenó en la muerte de este jovencito porteño, muchos medios hablaron de una tragedia; nosotros mismos, en la columna editorial del martes 21 de enero, nos referimos a la ‘reciente tragedia’ y queremos, de algún modo, matizar esa conceptualización.

Justo entonces es señalar que además de una tragedia lo ocurrido en la madrugada del viernes 17 de enero, fue un homicidio agravado por concurso premeditado de dos o más personas y alevosía, por lo que los culpables enfrentarían una posible pena de prisión muy prolongada hasta incluso la cadena perpetua.

Ahora consideraremos otro aspecto en torno a este suceso que ha conmocionado en general a la sociedad argentina.

Y es que queremos valorar si este crimen es el resultado de una violencia desatada, generalizada o, precisamente, el lugar destacado que ha ocupado en los medios así como en las redes sociales, demuestra que se trata de un hecho extraordinario que, por ello, no es muestra razonable de una situación habitual.

Desde hace más de medio siglo suele decirse -en periodismo- que la caída de un avión donde todos sus pasajeros mueren, es una noticia destacada; pero no lo es el hecho de que, cada día, miles de aeronaves despeguen y aterricen sin inconvenientes en todo el mundo.

Es por ello que el hecho ocurrido tenga tanta difusión y sea motivo de conversaciones, consultas y análisis, ya que demuestra que estamos frente a algo fuera de lo común.

Lo normal es que seguimos teniendo una juventud conformada por quienes estudian, trabajan, practican sanamente deportes y no se pasan días y noches alcoholizándose, ni drogándose ni entregados al ocio que envilece.

Y para ello traemos algunos ejemplos al canto. Hace sólo unos meses, el joven científico argentino de 21 años, Jerónimo Batista Bucher, fue distinguido por la Universidad de Harvard y el Massachusetts Institute of Technology (el célebre MIT), como uno de los 100 Líderes del Futuro a nivel global por sus trabajos contra la contaminación plástica.

O la experiencia de Julia Etulaín (33 años), argentina y doctora en Biología, quien fue distinguida como una de las 15 científicas “más prometedoras del mundo” recibiendo el premio internacional “Por las Mujeres en la Ciencia”, organizado por L’Oréal con patrocinio de la Unesco.

Sirve en la línea del razonamiento esgrimido la realidad del sanrafaelino Alex Kurt Ottosen (19 años), quien recientemente representó al continente americano en la Convención por los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes de las Naciones Unidas en Suiza.

Son sólo tres ejemplos. El lector interesado podrá encontrar muchos más con sólo buscar en Google o recurrir a la sección que durante años publicó Los Andes sobre Mendocinos por el Mundo.

La juventud en que nos tenemos que apoyar y que debe sostener e impulsar nuestro país es esa que esbozamos apenas en estas líneas y que cada uno puede multiplicar por muchos, extrayéndolos de la vida diaria, de la familia, de la realidad cotidiana.

No será entonces como dijo uno de los acusados del asesinato, que la vida le había jugado una mala pasada a él y a sus cómplices. Por el contrario, ellos se cargaron una existencia que resumía esperanza, solidaridad y tolerancia, atributos alejados años luz de los bárbaros instintos de los asesinos de Villa Gesell.

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