La Suprema Corte de Justicia volverá al ruedo esta semana, junto con Tribunales, tras el fin de la feria judicial. En el comienzo del año hay expectativas respecto a algunos casos importantes que se deberán resolver en los próximos meses, pero las dudas e incertidumbres se complementan también en el ámbito político, teniendo en cuenta que la relación entre los ministros no terminó de la mejor manera el año pasado y quedaron dos bandos claramente definidos.
Se cree que la grieta judicial será difícil de resolver entre ellos en lo que respecta al trato cotidiano y al normal funcionamiento administrativo, según manifiestan algunos participantes de Tribunales. Otros, en cambio, le bajan el tono y sostienen que las jugadas políticas no tienen consecuencias graves en el día a día.
No obstante este año, en el que debuta Rodolfo Suárez como gobernador, será importante conocer cómo será la relación del mandatario con los miembros del máximo Tribunal de Justicia. En este punto, es importante tener en cuenta el rol preponderante que tomó su antecesor, Alfredo Cornejo, quien siguió de cerca las decisiones que debía resolver la Suprema Corte, tales como la constitucionalidad o no del Ítem Aula, o la limitación a las reelecciones indefinidas, entre otras.
En los pasillos de Tribunales, se suele hablar de que la Suprema Corte se caracteriza por ser "tiempista", y medir sus resoluciones o impulsos de casos no solamente por la duración de cada uno de los expedientes, sino también teniendo en cuenta la propia relación interna, aunque el contexto político del Ejecutivo no escapa tampoco de estos casos.
"Los gobernadores no intervienen en el día a día, pero muchas veces algunas resoluciones de casos salen en momentos apropiados o no para el poder Ejecutivo. Veremos qué implicancia tiene el papel que pueda jugar Suárez, y si 'impulsa' o no algún tema en particular" , destacaron, y dieron ejemplos que si bien no son causas, sí son jugadas políticas las que realizan los supremos, como cuándo deciden presentar su retiro aquellos que tienen cargos vitalicios.
De todas maneras, desde el Poder Judicial sostienen que Suárez "no es Cornejo", al indicar que "dejará que la Corte transite más libremente sus cuestiones judiciales", aunque creen que lo que verdaderamente marcará si hay un "cambio", será en el pedido que se realizó en el Presupuesto, para que la Justicia pueda manejar recursos a discreción y nombrar personal sin tener el aval del Ejecutivo.
"Todos saben que es inconstitucional, pero salió en su momento con un acuerdo entre los dos Poderes", resaltaron. Ahora, Jorge Nanclares, presidente de la Suprema Corte, salió ante los medios a exigir que se dé marcha atrás a esa norma, con la sanción del nuevo Presupuesto 2020.
Mientras tanto, dirigentes radicales sostienen que "no hay diferencias" entre Suárez y Cornejo, y aclaran que la política en materia judicial "será la misma". Además, marcaron que la cúpula del Ejecutivo en este ámbito "es prácticamente la misma".
Tensión suprema
Al margen del rol de Suárez, la relación entre los ministros no terminó de la mejor manera en 2019, y aún hay resquemores que es difícil que se salden en el corto plazo.
La disputa por el poder siempre estuvo presente entre el peronismo y el radicalismo en la Suprema Corte, pero se evidenció con la elección del presidente del Máximo Tribunal. Mientras el ala radical más dura, compuesta por Llorente, Garay y Valerio, proponía a éste último como el futuro presidente por los próximos dos años; Nanclares, el menos radical de los radicales, terminó pactando con el resto de los supremos del ala peronista (Gómez, Palermo y Adaro) para neutralizar al resto.
La solución propuesta por Nanclares y compañía terminaría siendo un "win-win": ya sin margen de negociación, Nanclares se votó a sí mismo para llegar a su objetivo; y mientras tanto el peronismo evitó que el radicalismo más cercano a Cornejo copara la presidencia y tuviera más acciones de poder.
"La relación está cortada y será difícil de recomponer", advierten en el radicalismo, y el enojo no es contra el PJ, sino respecto a la imposibilidad de que Nanclares haya dado un paso al costado para "oxigenar" la Corte y dar más impronta a las "nuevas" necesidades y a donde debería apuntar el Tribunal, como la oralidad en todos los fueros y tribunales. No obstante, otro supremo le bajó el tono y destacó que la Corte funciona bien más allá del juego por el poder interno.
Causas fuertes
En los próximos meses se espera que el Tribunal se expida sobre algunas causas importantes, del ámbito civil y penal; como es por ejemplo la constitucionalidad o no del fracking a través de un decreto de regulación de Cornejo.
En este punto, se verá si se decide llamar a plenario a las causas sobre el mismo tema; ya que la Sala 1 (Gómez, Llorente y Garay) tiene que resolver el pedido de inconstitucionalidad; mientras que la sala 2 (Palermo, Valerio y Adaro) tiene la resolución de Irrigación que implementa el decreto de Cornejo. "Sería importante que este tema a nivel general se resuelva en plenario, como se hizo en su momento con la ley 7.722", expresó uno de los ministros.
En el resto de las causas se enmarcan la expropiación de Penitentes, en el cual se presentó un recurso extraordinario federal, para que sea la Corte nacional la que resuelva; también apelaciones por casos de Juicios por Jurados (como la revisión de la resolución del caso Petean Pocoví y la del caso Peralta); la constitucionalidad o no de cientos de pases a planta durante el fin de la gestión del peronista Francisco Pérez; o la ley de tope salarial (ya está en etapa de sentencia), en la cual ningún estatal podría ganar -salvo excepciones – más que el gobernador.