La isla radical está en orden - Por Carlos Salvador La Rosa

En el discurso del adiós, el gobernador expuso en su totalidad el “relato” del orden cornejista.

La isla radical está en orden - Por Carlos Salvador La Rosa
La isla radical está en orden - Por Carlos Salvador La Rosa

Hace exactamente un año, en el tercer discurso ante la Asamblea Legislativa,  el gobernador Alfredo Cornejo inauguró el Estado cornejista. Su Estado. El resultado concreto de una revolución que prometió hace dos años, la revolución de lo sencillo. Esa de que lo pequeño es hermoso. Y ayer, en su discurso del adiós, expuso en su totalidad el “relato” del orden cornejista.

El dique Potrerillos de Cornejo  

Contó el gobernador una por una las concreciones que han gestado su revolución, esa por la cual busca quedar en la historia no por ninguna gran obra instalada o siquiera proyectada, sino por innumerables obras chicas que en conjunto son incluso mucho más.

Para ejemplificarlo hizo una ingeniosa comparación: dijo que todas las obras hidroeléctricas que construyó en estos tres años (Central Térmica de Anchoris, 9 minicentrales hidroeléctricas, la ampliación de la Central Puerto de Luján de Cuyo y el primer parque solar del Pasip en Palmira) aportan a la provincia más megavatios que el Dique Potrerillos. O sea, argumentó que su gobierno le ha aportado a la provincia más potencia hidroeléctrica que ese gigantesco dique, el cual para colmo se hizo en tres gobiernos y los suyos Cornejo los hizo solito.

El Dique Potrerillos de Cornejo está compuesto por un montón de diques chiquititos, pero bien rendidores.

La filosofía del “ítem”

Su discurso fue una larguísima exposición dividida más que en áreas, en ítems, de los cuales el más famoso es el ítem aula, que disminuyó en un 40% el ausentismo en las escuelas. El de los mil Potrerillos chiquititos podría llamarse el ítem megavatio. Mientras que el ítem hospital y el ítem escuela se expresan en los cien mil metros cuadrados de edificios construidos para educación y salud. Gracias al ítem robo han disminuido en un 50% los asaltos a mano armada. Y con el ítem policía o comisaría, 750 agentes del orden que antes estaban en disponibilidad, ahora andan en la calle luchando contra el delito.

Con el orden se educa, se come y se cura

Así como para otro radical, Raúl Alfonsín, con la democracia se educa, se come y se cura, para el radical Cornejo todo eso y mucho más se hace con el “orden”, la base, el sustento, el fundamento ontológico de su isla provincial. Una de las más palabras más pronunciadas a lo largo de toda su gestión, pero que en este discurso de despedida superó todo límite.

Sostuvo que con el orden se diagnostica bien y se administra mejor.  Con el orden se venció al caos peronista de Paco Pérez. Con el orden se generó el ahorro en las cuentas públicas. La intervención inteligente es posible gracias al orden. He creado, sostuvo, un Estado donde el orden es la excepción y no la regla, como nunca lo fue antes. Para culminar con algo que deja corta a la grandilocuencia democrática alfonsinista: con el orden también “se salvan vidas” (literal).

Y por cierto que el orden es lo que todos le reconocen a Cornejo como lo mejor de su gestión. Omar De Marchi dijo ayer que Cornejo ordenó pero ahora falta el desarrollo, para lo que él se propone. Mario Abed, candidato a vicegobernador de Rodolfo Suárez, dice más o menos lo mismo: “Cornejo dio institucionalidad, ahora vamos al crecimiento”. Hasta el candidato peronista opositor, Alejandro Bermejo, afirma que con Cornejo la provincia ordenó aunque a costa de una gran deuda. Pero ordenó.

Y para demostrar que nuestro gobernador ha impuesto una moda, hasta Cristina Kirchner, en su best seller “Sinceramente”, sostiene que ella representa el orden frente al caos macrista. Triunfo cultural de Cornejo, triunfo universal, acá y en todos lados.

El innombrable

Las malas lenguas dicen que hoy por hoy, en la provincia de Mendoza, el presidente Mauricio Macri mide en las encuestas no más de 12 puntos. Sabedor de eso o sospechándolo, en el discurso de Cornejo, Macri desapareció, como si no existiese más que tal cual una sombra negativa, gestor de la mala macroeconomía o de la alta inflación, el que siembra obstáculos para que el Estado cornejista no se pueda concretar del todo.

En otras palabras, los únicos dos que impiden que la gestión minimalista pero infinita en concreciones de su gobernación mendocina no sea casi perfecta son el Estado nacional y el desastre dejado por el peronismo de Paco Pérez (desahuciado antecesor al que en cada discurso Cornejo acusa de más y más maldades, orgulloso de haber destrozado y seguir destrozando al Paco como Macri no destrozó a Cristina y por eso ahora Macri tiene un rival peligroso mientras que él en Mendoza no tiene ninguno).

Pero, aún sin ser perfecto por culpas ajenas, al menos el orden cornejista según Cornejo es un inmenso punto de partida que sus herederos deben continuar para que no se vuelva al caos anterior. Vote radical, no vote peronista, fue cerrando su discurso sin medias tintas.

Mi reino no es de este mundo

Nada más le faltó decir al gobernador que su isla radical, su reino, no es de este mundo. Al menos no lo es de un mundo donde cristinistas y macristas libran su feroz y colosal pelea. Frente a la cual Cornejo se limita a contestar: ¿Yo?, mendocino. Con los otros nada que ver.

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