El devastador temporal que se desató hace diez días en el árido norte de Chile, arrasando con lodo pueblos enteros, dejó hasta ayer 26 víctimas fatales y 120 desaparecidos, informaron las autoridades locales.
Según el reporte oficial de la noche del domingo, el balance de muertos sumó una persona más a la cifra informada el sábado, aunque se registraron cinco desaparecidos menos.
Estas cifras vuelven a encender las alarmas sobre la dimensión de una tragedia que sorprendió al árido norte chileno, en especial la región de Atacama.
A las víctimas se suman "29.741 personas damnificadas, de las cuales 2.527 corresponden a personas que se encuentran en albergues", mientras que "2.071 viviendas (están) destruidas y 6.254 con daño mayor", señala el informe de la Oficina Nacional de Emergencias (Onemi).
El sábado, la presidenta Michelle Bachelet visitó por segunda vez la región de Atacama desde que se desató la catástrofe el 24 de marzo y aseguró que su gobierno va a "reconstruir" las zonas afectadas.
"El gobierno de Chile ha enviado 2.252,79 toneladas de ayuda a las regiones afectadas. Además se inició la construcción de las primeras 30 viviendas de emergencia", en la comuna de Tierra Amarilla, a 15 kilómetros de Copiapó en Atacama, agrega la misiva.
Atacama -con 23 fallecidos-, Coquimbo y la ciudad de Antofagasta -territorios ricos en minerales donde se desarrolla gran parte de la actividad minera del país- son las zonas dañadas y donde se centran los esfuerzos del estado por normalizar la situación y evitar epidemias.
En las comunas afectadas rige una Alerta Sanitaria que facilitó el traslado a la zona de hospitales de emergencia y cientos de miles de dosis de vacunas contra enfermedades como la hepatitis A y la influenza, que suelen dispararse en este tipo de emergencias.