La inseguridad sigue siendo un tema prioritario

Las crónicas policiales demuestran que hay mucho por hacer en el tema inseguridad. La respuesta la tiene la dirigencia política, más allá de quien se encuentre al frente del gobierno.

La inseguridad sigue siendo un tema prioritario

La fuerte discusión que se produjo entre el intendente de Las Heras y el de Godoy Cruz, en este último caso en su carácter de candidato a gobernador por la oposición, no hizo más que sacar a la luz la principal inquietud de los mendocinos: la inseguridad. Cornejo hizo hincapié en el tema en su afán de apoyar al candidato a intendente de su agrupación en Las Heras y la respuesta del pope lasherino no se hizo esperar, al asegurar que Godoy Cruz atraviesa por similares problemas en este sentido.

Más allá de la situación puntual, lo cierto y concreto es que el tema de la inseguridad viene ganando la preocupación desde hace varios años y en diferentes gestiones gubernamentales. Con un aspecto no menos preocupante, como es el hecho de que a medida que transcurre el tiempo los delitos tienen mayor contenido de violencia y, en muchos de los casos, queda demostrado que para los delincuentes la vida humana tiene escaso valor.

Debemos partir de una base: los hechos de inseguridad contemplan una amplia gama de delitos que parten desde el simple hurto o el arrebato, hasta los asaltos a mano armada que finalizan en asesinatos, pasando, por supuesto, por el robo de elementos o de vehículos o las ya “tradicionales” entraderas. Se suman también algunos casos en particular, no menos preocupantes, como los denominados “ajustes de cuentas” que se están multiplicando en determinados barrios y que llevan a pensar que el trasfondo es más profundo que el de un simple hecho delictivo, sino que puede estar conectado a otro tipo de actividades que podrían estar concretándose en la provincia.

Las crónicas policiales de los últimos días destacan que se han producido “entraderas”, especialmente en zonas rurales, en muchos de los casos con fuertes dosis de violencia y en las cuales los afectados perdieron gran parte de sus pertenencias, rodados y el dinero que percibieron por su trabajo en el campo y que les servía para continuar con las tareas culturales, que ahora se verán suspendidas.

Mucha mayor repercusión tuvo lo que ocurrió en pleno centro de San Rafael, donde cuatro delincuentes armados que se desplazaban en un automóvil se cruzaron frente a una camioneta en la que viajaba una mujer, empleada de una panadería, que había viajado a General Alvear para realizar una cobranza. Los malvivientes, en un acto incalificable, rompieron el vidrio de la camioneta y dispararon directamente al cuerpo de la mujer, la que falleció en el lugar. El fruto del atraco fue de sólo cinco mil pesos, pero le costó la vida a la mujer y cuatro niños quedaron desamparados. El peso de la ley debe caer con todo su poder sobre los autores materiales del homicidio.

Otros dos casos conmocionaron: uno en Guaymallén, donde en un descampado fue encontrado el cuerpo de un hombre y el restante en Godoy Cruz, donde un hombre, con frondoso prontuario, ingresó a la carrera a las cocheras ubicadas en un edificio, perseguido por tres delincuentes que, al alcanzarlo, lo remataron de tres balazos.

Hasta no hace mucho tiempo -podríamos hablar de dos décadas atrás- Mendoza era considerada una provincia “segura”. Los profesionales en el tema señalaban que, por su propia conformación geográfica, los delincuentes se encontraban con muchas dificultades para salir de los centros poblados en razón de que son 160 kilómetros los que separan a Mendoza de San Juan, más de 200 kilómetros de San Rafael y también más de 200 de San Luis. Sin embargo, el hecho de haber ingresado entre las provincias “grandes” ha generado que la delincuencia cuente también con más lugares para protegerse dentro del propio centro poblado. “No es casual que la inseguridad sea el principal tema de preocupación de Capital Federal, Gran Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y ahora Mendoza”, se indica.

Frente a ese panorama, por más que nos encontremos insertos en una campaña electoral, hubiese resultado más interesante que los jefes departamentales de Godoy Cruz y de Las Heras dejaran de lado las discusiones estériles y hubieran priorizado las propuestas para enfrentar un flagelo que mantiene en vilo a la población en general, superando inclusive los simples límites geográficos departamentales.

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