La inseguridad sigue presente

En los últimos días se ha multiplicado la modalidad de las “entraderas” para cometer delitos, con el agravante de que se hace uso de la violencia. En la gran mayoría de los casos se trata de hechos realizados “al voleo”, lo que significa que los malvivien

La inseguridad sigue presente

La vorágine de informaciones, especialmente durante el último mes como consecuencia de la muerte del fiscal Nisman, es tal que el tema de la inseguridad pareciera haber pasado a un segundo plano.

Pero la realidad marca que los delincuentes no se toman vacaciones y, muy por el contrario, pareciera ser que aprovechan las vacaciones de los demás para ingresar a las viviendas y robar, dejando tras de sí puertas rotas y variadas situaciones concretas que demuestran la violencia de su actuar.

Los hurtos en la vía pública siguen estando a la orden del día, especialmente por parte de motochorros que se mueven con absoluta libertad, mientras ha tomado cuerpo con mayor fuerza también la modalidad de las denominadas “entraderas”, especialmente en las zonas rurales.

No se trata de hechos nuevos. Todos los años, especialmente durante diciembre, se multiplican las campañas destinadas a informar a la población qué hacer cuando se debe dejar la casa sola por el hecho de que sus ocupantes se toman vacaciones.

Se señala que algún familiar o un vecino visitan la vivienda a los efectos de observar si algún elemento colocado en la puerta deja en claro una evidencia de que se trata de una casa “marcada” o bien dejar alguna luz encendida, simulando la presencia de gente en el interior. Pero los malvivientes han tomado nota de la situación y actúan en consecuencia.

Los hurtos en la vía pública se mantienen y hasta multiplican y en muchos de los casos acompañados por una violencia llamativa. Cuando suceden en el radio céntrico, en algunas oportunidades son los propios transeúntes quienes, cansados de la situación, actúan por su propia cuenta y (mucho) riesgo, deteniendo a los malvivientes.

El caso de las “entraderas” es muy grave, porque aquí sí hay violencia llamativa, por la saña con que actúan los delincuentes. Días pasados, un matrimonio que estaba a punto de realizar un viaje a Chile, fue asaltado en su vivienda de Rodeo de la Cruz.

Los ladrones golpearon salvajemente a las dos víctimas, los amenazaron con matarlos y les robaron una camioneta, cerca de 60 mil pesos, artículos electrónicos y ropa.

Días después, quien sufrió las consecuencias fue un matrimonio de San Martín que había salido a despedir a unos amigos y cuando retornaban al interior de la vivienda fueron abordados por tres sujetos portando armas de fuego, que los ataron de pies y manos y los obligaron a ingresar al baño.

Se llevaron 40 mil dólares, joyas de oro y plata, 30 mil pesos en efectivo y 10 mil euros, además de dos armas. De acuerdo con las versiones, tanto en uno como en otro casos todo lleva a indicar que se trató de “entraderas” realizadas “al voleo”, sin ningún tipo de conocimiento previo sobre las actividades de las víctimas, lo que llevaría a indicar que se trata de malvivientes armados que van recorriendo distintos lugares para actuar en cuanto se produzca una oportunidad.

No se puede asegurar que las autoridades hayan dejado en un segundo plano a la seguridad para enfocarse en otros problemas porque en todos los casos son los máximos funcionarios los que concurren a los lugares de los sucesos para profundizar la investigación.

Pero los hechos determinan que no se logran cumplir los objetivos. Las posibles soluciones están en manos tanto de parte de quienes actualmente se encuentran al frente de la gestión gubernamental como de la clase política en general.

Resultaría preocupante si, en este año electoral, las campañas proselitistas se centraran en lo que sucede sin aportar soluciones porque sería jugar con una real necesidad de la gente.

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