El llamativo gesto que realizó la selección argentina femenina en la previa del triunfo sobre Colombia en el cuadrangular final de la Copa América que se diputa en Chile, y que se hizo viral, tuvo repercusión y más equipos se suman al reclamo por reconocimiento.
En Buenos Aires, el equipo de Luján posó en la foto de equipo previo al partido contra Morón, en una de las fechas de la AFA, también para "ser escuchadas".
Es que esta necesidad no es de ahora, es un pedido de toda la vida, desde que el fútbol es fútbol, porque el fútbol femenino siempre existió aunque fue marginado.
La totalidad de las jugadoras de la selección argentinas reclaman desde años mayor atención, apoyo, respeto, mayor tiempo de entrenamientos, competencias internacionales, viáticos acorde a los gastos para quienes estudian, trabajan, viajan desde el Interior y hacen toda clase de sacrificios para vestir la camiseta que llevan puesta con tanto orgullo, pese a sentir el "abandono" y subestimación por parte de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).
Que la situación haya explotado ahora se debió a que el fútbol femenino salió a la luz hace poquito por un mayor seguimiento por parte de los medios, y después de que los clubes se vieron obligados a incluir a las mujeres para obedecer el reglamento de la FIFA que exige la existencia de fútbol femenino en dichas instituciones deportivas, para que la rama masculina pueda seguir dentro del sistema des competencias de FIFA, y en este caso, de Conmebol.
Pero no basta con sólo tener en su cronograma de actividades y competencias que incluye al fútbol femenino. Acá el reclamo es valoración, como ocurre con cualquier otro deporte, llámese hockey sobre césped, voley e incluso handball. Son Confederaciones que se manejan con un presupuesto mucho menor que el de AFA y sin embargo la rama femenina es tan bien considerada como la masculina. Incluso, entre jugadores hombres y mujeres existe camaradería y apoyo continuo. Algo que pocas veces hemos visto en el fútbol masculino con el femenino. Al contrario, la indiferencia es la que reina.
Y en ese reclamo por valoración y respeto incluye también la falta de seriedad manifiesta en los torneos de fútbol femenino.
Es notable y generalizado en los diferentes torneos el incumplimiento de horarios de inicio de los partidos (sea cual fuera el motivo) y la falta de un reglamento unificado de torneos (en muchos casos cambia de una año a otro) y normas a la hora de establecer conceptos a la hora de pases de jugadoras.
El fútbol femenino argentino está 20 años atrasado.
Sigue siendo amateur, donde las chicas no cobran un centavo por jugar al deporte reina, al que todas aman. Paralelamente, son madres, estudiantes y trabajadoras. Y pese a todo se sacrifican por jugar para su club.
¿Acaso nada de esto cuenta?
Un caso es el de Luján, así como otros equipos del país.
Puntualmente, Luján de Buenos Aires se sumó al reclamo de la Selección Argentina con una imagen similar a la del combinado argentino en cuya formación de equipo se las ve con una mano en una oreja. Ellas también quieren ser escuchadas. Fue en el duelo frente a Deportivo Morón. Allí los árbitros llegaron una hora y media tarde, sin considerar que las jugadoras debieron faltar al colegio y a sus responsabilidades laborales.
Ojalá que sigan los reclamos, que se las apoye, que se las valore, que se las respete y se les dé su lugar e importancia para poder obtener logros importantes.
El reflejo es una selección argentina femenina que está anémica y depende de la AFA, que la alimente y proporcione lo necesario para saciar ese hambre de éxitos. Porque material humano tiene y le sobra.
