Un estudio reciente sobre las mujeres inscriptas en el programa de vigilancia del cáncer de mama de alto riesgo del Memorial Sloan Kettering Cancer Center (Mskcc), de Nueva York, destaca que un "número sustancial" se beneficiaría del riesgo de padecer cáncer de mama, si se incorpora a la educación como un recurso para el desarrollo de conductas que generen modificaciones estables del estilo de vida.
Este estudio, publicado en el Breast Cancer Research and Treatment, arroja como resultado que 60 por ciento de las mujeres de alto riesgo disponen de oportunidades para la reducción del riesgo, a través de la implementación de prácticas sencillas, el cambio del "estilo de vida".
Cerca del 40 por ciento de las encuestadas tenían sobrepeso u obesidad y aproximadamente el 20 por ciento informó haber tomado una o más bebidas alcohólicas al día. Los cambios del estilo de vida no tienen riesgo; son mínimamente costosos y proporcionan innumerables y muy importantes beneficios secundarios para la salud.
El programa de Evaluación de Riesgos, Imágenes, Vigilancia y Educación del Memorial Sloan Kettering Cancer Center pone mucha atención en las recomendaciones para el uso de la mamografía y otros estudios por imágenes, así como en la implementación de estrategias de reducción de riesgos, entre otras la educación.
Clásicamente, se atribuye el riesgo de padecer cáncer de mama a factores no modificables, pero en la actualidad existe una creciente evidencia que vincula los factores modificables del estilo de vida, como la obesidad, la inactividad física y el consumo de alcohol, con el riesgo de cáncer de mama.
En mayo de 2017 se publicó un informe conjunto de la World Cancer Research Fund y del American Institute for Cancer Research que evaluó los factores del estilo de vida y el riesgo de cáncer de mama. Se examinaron 119 estudios, que abarcaron a 260.000 casos de cáncer de mama.
El informe concluye que existen pruebas sólidas de que el consumo de alcohol y el sobrepeso u obesidad a lo largo de la edad adulta aumentan el riesgo de cáncer de mama, mientras que la actividad física lo disminuye.