La cromoterapia nos enseña cómo los colores afectan a nuestras emociones y cómo podemos ganar armonía decorando cada espacio con los colores adecuados.
Los colores nos afectan psicológica y fisiológicamente. Tienen efectos directos sobre nuestro estado de ánimo, pero también sobre nuestro cuerpo. Por eso es básico elegir bien los colores de nuestra casa, sobre todo los que dominan en las paredes, pues son las superficies de mayor dimensión y, por tanto, las que más cantidad de color tienen. Pero es importante ser conscientes de que un buen uso del color se refiere también a los muebles, los textiles y los complementos decorativos. Porque el efecto cromático de una espacio es la mezcla de colores de todos los elementos que la forman.
Asociamos el rojo al peligro porque ese es el color de la sangre, y nos abre el apetito porque es el color de la carne y los frutos maduros. Al contrario, como apenas existen alimentos azules, el azul inhibe nuestro apetito.
El verde de los prados con el fondo azul del cielo nos indica que todo está en calma, no hay tormenta y sí pastos, por lo tanto podemos relajarnos y disfrutar. Pero, además, hay otra explicación para nuestra capacidad de sentir los colores. Hoy se sabe que tenemos foto receptores en toda la extensión de nuestra piel, que perciben las ondas electromagnéticas de la luz asociada a los colores. Y se ha demostrado que son capaces incluso de variar nuestra temperatura corporal: un ambiente decorado con colores fríos como azul, índigo, violeta y verde puede bajar nuestra temperatura y uno con colores cálidos como rojo, naranja o amarillo, subirla.
ESPACIOS COMUNES
El living, es el ambiente que más combinaciones de color permite. Pero lo más aconsejable es utilizar colores cálidos, como tonos tierra, pinturas con toques de amarillo, grises e incluso alguna pincelada de rojo. Colores cálidos que potencian la sociabilidad. Lo más recomendable es utilizar colores claros para las paredes e incorporar toques de color con los accesorios para poder cambiarlos y renovar el espacio con facilidad. También se puede pintar una pared de un color más fuerte, pero no el ambiente completo para no hacerlo oscuro y reducido.
En la cocina, colores naranjas y amarillos, incluso toques de rojo, abren el apetito. También los colores provenzales (versiones suaves de los primarios rojo, verde y azul) son adecuados para la cocina.
En cuanto al
comedor
, como es un ambiente que suele integrarse al living o a la cocina, deberá coordinar su color con el de dichos espacios.
En el baño deben predominar los colores que aporten amplitud y claridad como beiges, vainillas, celestes o verdes agua. También los azules más intensos, que crean un clima acogedor y relajado.
En el escritorio debe reinar la tranquilidad para poder concentrarse, de ahí que los colores más aconsejables sean los tonos fríos como el verde o el azul, los neutros y el gris, que aporta equilibrio y estimula el intelecto. También el amarillo y el naranja aumentan la concentración y la actividad mental.
Como cualquier ambiente destinado al descanso, el dormitorio debe transmitir serenidad y potenciar la relajación. De ahí que los colores más recomendables para pintarlo sean los fríos, como azules, verdes o violetas. También los grises y los marrones no demasiado oscuros crean ambientes serenos y elegantes. Los tonos pastel de cualquier color, que transmiten delicadeza y dulzura, son los más adecuados para las habitaciones infantiles, en las que los complementos –muebles, textiles, accesorios decorativos...– suelen aportar notas de colores vibrantes.
COMPLEMENTARIOS
Complementarios. Cuando un color domina un espacio, nuestro cerebro "fabrica" el color complementario para lograr un espectro lo más parecido a la luz blanca (la más completa y equilibrada porque incluye todas las frecuencias electromagnéticas). En decoración, compensar el color dominante con detalles de su complementario evita que nuestro cerebro se fatigue y sufra estrés.
Rueda del color. La rueda te servirá para encontrar los complementarios: son los colores que quedan enfrentados en la rueda. Por ejemplo, el azul y el naranja, o el verde y el rojo. Combinar estos dos colores en la decoración de una espacio siempre quedará bien a nivel estético y, además, nos relajará: al ser colores que se equilibran entre sí, ahorramos "trabajo" a nuestro cerebro.
ARMONÍA DE LUZ Y COLOR
Luz natural. La elección de los colores de la casa depende de la luz natural que reciba. En ambientes oscuros, los colores claros son la mejor elección y mejor si son tonos cálidos, satinados o brillantes.
Luz artificial. Las lámparas y focos influyen en la percepción de los colores de la casa. Las luces frías (azuladas) aplanan los objetos y las cálidas (rojizas y amarillentas) dan volumen y relieve.
Mobiliario. Para lograr un efecto armónico en la decoración, los muebles deben guardar relación con el color de las paredes. En espacios pequeños, pintalos igual que ellas y disminuirás su peso visual.
Proporción. Aplicá la norma del "60/30/10" para combinar colores. El predominante (60%) debe ser más claro, el secundario (30%) algo más oscuro y los accesorios (10%), más vibrantes.