A la incertidumbre reinante hay que darle una salida. En medio de la pandemia por el Covid-19 la industria cultural en su totalidad se ve obligada a repensar nuevas formas para volver a la actividad.
Lo primero que surgió es el posible regreso de los autocines como una medida alternativa para la industria audiovisual salga del streaming y vuelva a la pantalla grande.
¿Pero qué sucede con las otras prácticas culturales? La música es uno de los sectores más afectados en este momento, en que millones de personas alrededor del mundo ven paralizada su fuente de trabajo, en un contexto que los invita a repensarse y sacar provecho de la era digital.
Y Mendoza no es ajena a esta situación. Desde hace unos años además de ser un semillero de nuevos artistas y músicos, la provincia es una de las plazas más importantes en el país, en la realización de conciertos en vivo.
Conciertos reducidos pero seguros
Los optimistas de la industria musical piensan en volver a los escenarios a finales de 2020, aunque para los productores locales es una expresión precipitada frente a un contexto que nos superó como humanidad.
"Nosotros tomamos la determinación de pasar todos los shows que teníamos programados para este año a partir de febrero del año que viene. Eso en relación a lo que definimos con las distintas cámaras en que participamos, la de manager y productores. Si a nosotros nos habilitan un público al 30% es imposible que hagamos un show con las características que hacíamos.
Los eventos masivos no van a volver hasta que no haya un protocolo avalado por la Organización Mundial de la Salud o la vacuna. Habiendo un tratamiento efectivo se rompe el miedo de la gente y el riesgo de hacer un evento de esas magnitudes es bajo", apunta Diego Villafañe, productor de espectáculos y director de la productora PowerPlay.
En la misma sintonía Tuti Petrich productora, manager de la banda Usted Señálemelo y coordinadora del estudio Fader Records sostiene: "Yo lo veo para el año que viene y no creo que sea prudente hacerlo antes.
Y sobre todo donde está la mayor concentración de gente como es Buenos Aires o Santiago; otra de las capitales cercanas donde está todo muy complicado. Hablo permanente con los colegas y es un panorama negro, no hay una planificación de acá a cuatro meses, pero hay que pensar en un plan de acción para que el año no se pierda".
Aunque se piensa regresar a la producción de espectáculos en vivo para el 2021, los conciertos son un complemento fundamental para el desarrollo de los nuevos artistas. "Sin el vivo se estanca muchísimo la escena, porque fidelizás al público, por eso es importante e irremplazable el vivo.
Las bandas en desarrollo que tienen un piso de diez mil oyentes y el complemento del desarrollo es sí o sí con lo presencial, no hay forma de capitalizar nuevo público sin el show en vivo. En mi caso tuve que cancelar el show de Los Espíritus, y si se llegara a darse la posibilidad de hacerlo tengo que pensar en reestructurar todo el show.
Porque lo pensé para quinientas personas y tengo que buscar un lugar para el doble de gente, con una técnica para mil personas aunque sea la mitad. Entonces suben mucho los costos y no es rentable en algunos casos", aclara Petrich, que también vio interrumpido otro ambicioso proyecto que comenzó el año pasado: una agencia de distribución digital y booking con artistas mendocinos.
Bernardo Iglesias es otro de los productores independientes y promotor de artistas mendocinos que ve con buenos ojos la vuelta planificada a los espacios al aire libre, para la producción de música en vivo. "Necesitamos generar nuevos modelos de negocio que hagan sostenibles las producciones.
Y ni hablar de los artistas internacionales que en la normalidad requerían un tiempo de gestión, ahora se suma el protocolo sanitario que implica un concierto. Una alternativa es volver a lo natural y en un corto plazo la posibilidad es pensar en un show en marcos naturales, para agrupar gente con distanciamiento social.
También tenemos que pensar en cambiar las costumbres horarias. Estamos acostumbrados en pensar un concierto en la noche, el fin de semana, y quizá sea momento de hacer conciertos en horarios diurnos, días de semana".
Potenciar la digitalización de la industria
Las transmisiones por streaming, las escuchas por las plataformas digitales y las grabaciones caseras han tomado protagonismo en estos meses y aceleró un proceso de digitalización de la música.
Pero no todo lo que brilla es oro; a la gran oferta de contenidos se suma la imposibilidad de la monetización del trabajo y el acceso a las condiciones técnicas que requiere el universo digital.
"No se va a pasar todo a lo digital porque si eso ocurre hay bandas que dejan de existir y la ganancia no es en corto plazo. Porque empezás a ver ganancia después de dos discos con miles o millones de escuchas. Además hacer conciertos de streaming sirve para producir contenidos de alta calidad y tenerlo en un canal con muchos subscriptores o se me ocurre pensar una distribución más federal a través de la televisión pública. Pero no para el momento, es el contenido y no el dinero.
En lo personal creo que es resistir y ponerle a lo digital todo lo que se pueda. Es el caso de la lista Manso Indie en Spotify, que es un punto reimportante para Mendoza, porque una tienda digital líder en Latinoamérica se pueda tener una playlist oficial y de eso se desprendan escuchas", aclara la productora Tuti Petrich, que trabaja en un protocolo para reabrir la actividad del estudio Fader Records, con la posibilidad de grabar contenidos.
En cuanto a las ventajas de la digitalización es la difusión sin fronteras de la música, que permite el posicionamiento de artistas. "El streaming, para que sea un buen producto, tiene que estar bien hecho desde lo técnico y no es accesible para todos.
Esto demuestra que no estamos preparados para pasar a ese mundo cien por ciento digital. Y hoy por hoy no es rentable porque el público tiene acceso libre a un montón de propuesta en simultáneo y hay que ofrecer algo distinto para que el público decida pagar un espectáculo online.
Para el desarrollo de artistas, si bien están suspendidas las giras, creo que es un buen momento trabajar sobre la circulación y nuevas audiencias de artistas en otros países y provincias. Es algo que la digitalización permite; y ganar tiempo con artistas en desarrollo, o afianzar circuitos donde se trabajó", concluye Petrich.
Con las plataformas a nuestro alcance, Diego Villafañe desempolvó un viejo proyecto en tiempos de cuarentena. Se trata de la radio online PowerPlay que nació con la idea de entretener a los amigos y hoy afianza sus oyentes.
"No es un proyecto buscado con fines económicos, sino que surgió para entretenernos y nos reencontramos con un montón de gente. La radio está 24 horas online y tenemos cuatro días a la semana un programa en vivo de tres horas, con la conducción del Palo quien volvió a la radio.
Nos escucha mucha gente joven pero también tenemos público que nos seguía en la 100.9. Hicimos un encuentro con Rosalía, el Palo, Chicho y yo a la vez y la verdad explotaron las reproducciones", cuenta sobre la radio online que armó en plena cuarentena y va tomando forma como un nuevo medio online que combina entretenimiento y música.
El desafío del trabajo colaborativo
Con más dudas que certezas este contexto pone a la industria de la música en un plano de cambios. Pensando en el futuro, los distintos actores apuntan a una tarea conjunta entre lo público y lo privado. Un engranaje que no se dio en el pasado y es necesario pensarlo en un contexto de crisis para la posteridad.
"Si algo tenemos de aprendizaje es que tenemos que salir de manera colectiva y se tiene que hacer entre distintos sectores. La cultura con el turismo y entre las mismas disciplinas, para potenciar y buscar salidas conjuntas.
Algo que venimos hablando en el sector es reforzar los modelos de colaboración pública-privada. Colaborativa y bidireccional, porque así como el Estado es importante para los privados, también es mucho el aporte que hacen los privados a las políticas estatales y al desarrollo de la cultura en general.
Es un factor clave y que hay que desarrollarlo, que el Estado nos tenga en cuenta para generar políticas en común", sentencia Bernardo Iglesias.
A lo que Tuti Petrich apunta: "Hay mucho para trabajar para generar convenios entre los artistas y el Estado. También se necesita una pequeña estructura para difundir la música en la radio o la televisión, y algunos no lo tienen.
Faltan productoras integrales que hagan ese tipo de trabajo, de recopilar el contenido y que llegue. También se da que hay mucho para hacer en capacitación.
Otra de las posibilidades que se puede gestionar cuando se pueda volver al vivo es que si están disponibles las salas estatales se puedan cubrir los costos, porque trabajar con el 50% de público más los costos operativos de la sala e impuestos es poco viable".