El tema de la violencia contra la mujer está instalado. Desde el punto de vista negativo, casos de agresiones y hasta femicidios se hacen cada vez más visibles poniendo de manifiesto el aumento en la cantidad de víctimas. Por otra parte, y desde un punto de vista más positivo, al asunto se habla, se comenta, está presente y esa visibilización genera mayor conciencia y políticas al respecto.
Esta situación se replica en otros países de la región y del mundo; por ello, la parlamentaria peruana Luisa María Cuculiza Torre ha iniciado un recorrido con la intención de generar conciencia entre las mujeres de que deben ser respetadas. La herramienta fundamental para salir del círculo vicioso de violencia familiar es lograr la independencia económica, aseguró en una charla con Los Andes.
“Una mujer independiente es libre; a una dependiente se la puede maltratar como se dé la gana porque siempre va a terminar pensando ¿y ahora qué hago?. Por eso toleran bestialidades para no quedarse solas, ésta es una dependencia enfermiza que las puede llevar a una depresión de la cual no pueden salir e incluso a la muerte”, señaló antes de la disertación que dio ayer por la tarde en la Universidad Juan Agustín Maza sobre el tema.
“Lo peor que le puede pasar a una mujer es no generar sus ingresos”, subrayó esta conferencista de la universidad San Juan Bautista de Lima sobre violencia familiar, sobre la mujer, los niños y las personas mayores.
Desde su punto de vista, el respeto por la mujer se está perdiendo; por eso, su intención es difundir esta problemática para fortalecerlo especialmente entre las estudiantes jóvenes del colegio y la universidad. Destacó que ellas han naturalizado ciertas conductas como el maltrato verbal y psicológico o la vulgaridad, frente a lo cual no reaccionan ya que no las consideran ofensas.
Deben aprender a defenderse por lo cual es necesario trabajar con ellas para que lo asimilen. A las mujeres se las sigue menospreciando y agrediendo y eso se perpetúa, ante lo cual a futuro no sabrán cómo escapar de una situación de abuso.
Llama la atención la afirmación de que la violencia contra la mujer va en aumento en un contexto en el que ellas han obtenido grandes avances en términos de derechos de diversa índole como más acceso a la educación, a espacios laborales incluso jerárquicos y en cuanto a la administración de Justicia, entre otros.
Para la especialista, esto debe atribuirse a la persistencia de ciertos modelos que dejan a la mujer en un lugar de inferioridad y en particular y de manera fundamental a la dependencia de sus parejas.
Mandatos culturales
Que la mujer tenga que cumplir con roles domésticos atribuidos por mandatos culturales puede dar pie a una reacción violenta como si estuviera incumpliendo su tarea. "La mujer se ha acostumbrado a servir y eso está mal porque el trabajo debe ser mancomunado en el hogar y en la crianza de los hijos", insistió.
Es que el espacio fundamental donde se da el ejercicio de la violencia contra la mujer es al interior de las familias por parte de sus parejas, y en segunda instancia en el ámbito laboral donde son víctimas de acoso generalmente por quienes ocupan cargos superiores.
De paso, mencionó el tema tan instalado últimamente del acoso callejero, otro tema que a muchos les cuesta entender. Al respecto, distinguió entre el piropo elegante y la vulgaridad, la que es inadmisible, pero sobre lo cual rescató que muchas mujeres están aprendiendo a reaccionar y defenderse.
Que las víctimas salgan de esa relación violenta cuanto antes es prioritario, dado que una vez que se producen manifestaciones estas van en aumento. “Cuando no se sale a tiempo es más probable que se termine en femicidio”, indicó.
En medio están los hijos, quienes indefectiblemente terminarán siendo víctimas. Comentó que si son testigos de ese tipo de trato entre sus padres terminarán reproduciendo ese tipo de vínculo y transformándose también en personas violentas. En su defecto, pueden adoptar un rol de sumisión y ser probables víctimas.
Pero además hay que tener en cuenta que en muchas familias donde las madres son violentadas, ellas mismas terminan descargando en sus hijos esa frustración y comienzan también a tratarlos con violencia.
Mencionó que no siempre los victimarios son hombres, sino que en 10% de los casos son ellos los violentados. En tales circunstancias suelen guardar silencio mientras que suele tratarse de situaciones en las que las mujeres tienen mejores ingresos que el varón.
Clases sociales
La violencia familiar se presenta en todos los segmentos socioeconómicos; sin embargo, Cuculiza señaló que es la clase media donde se observa más tendencia a poder salir. En este rango, las mujeres suelen ser más independientes, tener una salida laboral e incluso más formación.
En cambio, en los grupos de menos recursos o más acomodados, las mujeres suelen ser más dependientes económicamente de sus parejas e incluso es más común que no trabajen fuera del hogar.
En el primer estamento, con más necesidades, las mujeres suelen quedar relegadas al hogar ocupadas de lo doméstico y los hijos, con lo cual ante una situación de violencia es habitual que la toleren dado que se preguntan cómo harán si salen del “amparo” que les da la relación.
Por otro lado, según la congresista, las mujeres de clases más altas prefieren ocultarlo para guardar las apariencias y para conservar el estatus. Tal situación se da particularmente en su país donde relató que hay ciertos clubes exclusivos donde las mujeres no son aceptadas si se separan.
"Hay mujeres de la alta sociedad que han vivido con comodidades, pero no se han preparado para la vida, no saben ni firmar un cheque", comentó.
Asimismo, el tipo de violencia ejercida no es la misma en los diferentes estamentos, aspecto en el cual los niveles socioeconómicos altos presentan un peor panorama.
“En la clase altísima, la violencia es sádica -destacó-. En la clase baja generalmente son cachetadas, empujones, tirones de pelo, pero no la morbosidad de la clase alta; en la clase media, la mujer ya aprendió a defenderse”, detalló.
La problemática se replica en los países de la región, de los cuales dijo que México es el que presenta más agravada la situación, mientras que en Europa, esto ocurre en España.
Concluyó que “la mujer es valiente por naturaleza” y que “siempre es mejor terminar con una persona que le está haciendo la vida difícil a tiempo”.
Conferencia
Ayer por la tarde, la peruana Luisa María Cuculiza Torre brindó una disertación abierta al público en general sobre Violencia de Género y Maltrato a la Mujer, en la universidad Juan Agustín Maza. Esto gracias a un acuerdo de intercambio con la Universidad San Juan Bautista de Lima, para la cual trabaja.
Es actualmente parlamentaria en Perú, fue alcaldesa del departamento de Huánuco, ministra de la Mujer. Estuvo acompañada por la doctora Valeria Hassan, del Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales del Conicet Mendoza. El evento es parte de las cátedras abiertas que una o dos veces por mes ofrece la casa de estudios para abordar temas sociales.
Hechos recientes
La prensa no para de reflejar casos de femicidios y violencia contra la mujer que dejan estupefacta a la sociedad. Entre los últimos más resonantes hay que recordar el de la adolescente Ángeles Rawson en Buenos Aires y el de Chiara López en Rufino, Santa Fe, la adolescente de 14 años embarazada que fue encontrada enterrada en el patio de la casa de su novio.
Entre 2008 y 2014 hubo 145 femicidios de jóvenes de entre 13 y 18 años. El viernes pasado una mujer de 56 años fue asesinada con un arma blanca por su ex pareja en Guaymallén. Y estos son sólo algunos ejemplos.
Tan preocupante es el panorama que la sociedad ha decidido movilizarse el próximo 3 de junio bajo el lema #NiUnaMenos. En Mendoza la convocatoria es a las 17 en San Martín y Garibaldi y se replicará en otros lugares del país.
Por otra parte, se ha presentado un proyecto en la Legislatura local con la intención de declarar la emergencia provincial en este tema y crear un mapa de casos para de esta manera generar políticas.