La increíble historia de la bailarina María Fux sorprende en Venecia

La porteña creó un sistema de danza-terapia para personas minusválidas. Su trabajo fue contado en el film "Dancer with María".

La increíble historia de la bailarina María Fux sorprende en Venecia
La increíble historia de la bailarina María Fux sorprende en Venecia

El documental sobre la increíble historia de la bailarina argentina María Fux, de 92 años, quien ha logrado que ciegos, sordos y minusválidos sientan el placer de danzar, sorprendió este martes en el Festival de Venecia.


El homenaje a Maria Fux, generosamente aplaudido durante su pase en la sección La Semana de la Crítica, fue realizado por el italiano Iván Gergolet, quien empleó cuatro años para preparar "Dancing with Maria".

"María es así, suscita emoción", confiesa el cineasta mientras recibe elogios y felicitaciones al término de la proyección.

La historia de la bailarina, nacida en 1922, proveniente de una familia ruso-judía, quien sigue enseñando en su escuela en el corazón Buenos Aires, es sumamente original y demuestra, como dice ella, que "la danza no tiene edad, ni límites", porque sus estudiantes son sordos, ciegos, paralíticos, con síndrome Down, sin que por ello dejen de sentir y vivir la libertad que la danza ofrece.


La pionera de la danza contemporánea, que estudió con Martha Graham y que en los años 50 y 60 formó parte de movimientos de vanguardia, conocida por su performance de danza sin música y por su interpretación en la película del trompetista Dizzy Gillespie, de la que se proyectan algunas escenas, fue la primera en incursionar en la llamada "danzaterapia".

Desde entonces, 1968, su método ha ayudado a muchas personas en todo el mundo a aceptar sus límites, tanto físicos como psicológicos, para entrar en contacto consigo mismo.

Gergolet, que conoció a la bailarina argentina por su esposa, una de sus alumnas y admiradoras, quedó fascinado por su método, basado en aceptar las diferencias, los límites que cada uno padece.

"No quería realizar una biografía, ni comunicar observaciones, quería transmitir cómo la danza puede cambiar la vida de las personas. es que todos podemos bailar con ella", explicó Gergolet.

La discreta mirada del realizador, que grabó sus lecciones, la sigue dentro de los pasillos de la escuela, cuenta su vida familiar, con sus dolores, termina por retratar con pocas palabras y muchos pasos y movimientos, la vida de una mujer fascinante, carismática, humana, casi mágica.

"El arte es intuición. Ir a lugares completamente desconocidos", explica María, quien logra que una sorda baile sus silencios y una poliomielítica con su cuerpo.

Después de haber pasado toda su vida a enseñar a sus alumnos de todas las condiciones sociales, con todo tipo de límites, formando grupos de danza, María atiende a la estudiante más difícil, ella misma, con su cuerpo de anciana.

"Es su última batalla", asegura el director.

Un grupo de bailarines italianos viajó a Venecia para rendir homenaje a María Fux y desfilarán al ritmo de danza por el Lido tal como ocurrió en Buenos Aires, cuando cientos de alumnos se congregaron para agasajar a la original bailarina.

"Es una escena bellísima, por ello cierro con ella. Llegaron 500 personas de toda Argentina y hasta del exterior, con sólo un mensaje enviado. Pedimos a las autoridades que cerraran la calle de su escuela, fue algo muy especial", contó Gergolet describiendo la escena más conmovedora del documental.

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