Hasta la fecha, sin contar el que se acaba de iniciar, se han realizado doce censos agropecuarios. El último se hizo en 2008, pero quedó inconcluso, porque su ejecución coincidió con el grave conflicto del gobierno de Cristina Kirchner con el campo y la intervención del Indec, de facto, por Guillermo Moreno con la consecuente adulteración de las estadísticas. Sus datos no pudieron ser utilizados, por ello la base de comparación y actualización será el CNA de 2002. En el caso de nuestra provincia el Director de la DEIE ha dicho que el CNA 2008 se hizo bien, con lo cual tendremos mejor base de comparación que a nivel nacional.
La importancia de los censos es fundamental para el conocimiento de la realidad económica y social de un país, a diferencia de las encuestas que se mueven con muestreos mientras que el censo releva la totalidad del universo que se quiere conocer.
En este caso el CNA es un relevamiento sobre la totalidad de las explotaciones agropecuarias del país, con el propósito de obtener información sobre las características básicas de las actividades agrícolas, ganaderas, forestales y bioindustriales. Se relevarán la cantidad y superficie de las explotaciones, las formas de tenencia de la tierra, el uso del suelo, la superficie con cultivos, la producción agrícola, la población residente, el empleo permanente y transitorio, las características del productor.
En oportunidad de presentar el CNA el titular del Indec, Jorge Todesca señaló que "existe una grave falta de datos oficiales del sector, desde hace 16 años que no se cuenta con datos certeros". Sin estadísticas confiables las políticas de los gobiernos pueden cometer graves errores.
El CNA es un operativo de enorme envergadura, dirigido por el Indec y los organismos provinciales de estadísticas que son los responsables del levantamiento de datos, para lo cual el gobierno nacional ha girado los fondos necesarios y se han realizado las capacitaciones del personal que participará. Los censistas, 3.200 en todo el país (260 en Mendoza), son agrónomos, veterinarios, técnicos agropecuarios y estudiantes avanzados de estas disciplinas. El programa es relevar 190 millones de hectáreas agropecuarias y forestales.
Un aspecto muy importante es que el censo no requiere datos económicos de las explotaciones (como se intentó en 2008), sino los datos estructurales y condiciones humanas. La metodología utilizada permitirá compatibilizar las estadísticas agropecuarias argentinas con parámetros internacionales.
El censo es obligatorio y los datos están protegidos por la Ley 17.622 de secreto estadístico, que los ampara para que no sean difundidos ni cruzados con otros entes. El trabajo de relevamiento durará tres meses. La novedad más interesante de este censo la aporta la tecnología informática. Por primera vez en un censo no habrá papeles, no se llenarán formularios. La entrevista es personal con el productor o responsable de la explotación. El censista utilizará una tableta electrónica y la persona que está siendo censada estará viendo cómo se cargan los datos en la computadora. Finalizada la entrevista el censista envía los datos directamente a Buenos Aires. De esta manera se agiliza la captura de los mismos y se sigue en tiempo real el operativo. Este sistema de gestión ha sido desarrollado especialmente por el Indec.
El uso de esta tecnología permitirá que los resultados provisorios estén disponibles en el primer trimestre del año que viene y los definitivos a partir de junio. Sin duda un verdadero salto cualitativo, como como el que ha dado el agro en las últimas tres décadas. Como en todos los censos se ha realizado una prueba piloto, en este caso se concretó en el partido de Lobos en la provincia de Buenos Aires, donde surgieron datos muy interesantes: creció la producción de aves y porcinos, lo que muestra la transformación en origen de los granos.
Otro dato interesante de esta prueba es la edad promedio de los censados considerados "decisores", que es de 56 años, visiblemente menor respecto de otras economías agrarias que están entre 62 y 65 años.