Luis Fermosel - la.fermosel@gmail.com
Fue el tema que ganó la atención de las habituales mesas de café. Hay bodegas que están importando vinos, especialmente desde Chile y la situación motivó diversas reacciones, porque hay quienes se oponen a la medida, entre ellos el gobernador de San Juan, mientras hay otros que aseguran que lo hacen “por necesidad y no por negocio”. En tanto, continúa la preocupación respecto de lo que pueda suceder con el impuesto al champán, ya que pende sobre la industria la posibilidad -rechazada por todos- de que se intente aplicar un impuesto al vino.
El gobernador de San Juan, Sergio Uñac y el ex mandatario, José Luis Gioja, salieron a criticar con dureza la importación de vinos a granel. “La uva tiene que valer y estamos haciendo todo lo posible para que valga. La importación de vino chileno es una pésima noticia”, dijo Uñac, mientras Gioja afirmó que “nos preocupa sobremanera que se esté importando indiscriminadamente vino chileno y desde el Gobierno no se haga nada para impedir la destrucción de una de las economías regionales que mueve a la zona Cuyo”, agregando que presentará un pedido de informes al gobierno nacional, para que responda los motivos de la autorización de “semejantes niveles de importación de vinos. El peligro más grande de esta maniobra es tirar el precio de la uva de la próxima cosecha”. En términos similares se expresaron entidades del sector sanjuanino y también algunos de la Zona Este.
Un bodeguero mendocino consultado destacó que no se trata de “influir” sobre el mercado sino que están comprando en el exterior porque en las muestras solicitadas a algunos tenedores de vinos a granel locales no encuentran la calidad y la cantidad que necesitan. “No es fácil importar -dijo- porque hay que hacer complejos procedimientos y hasta hay que colocar en el envase que el origen del vino es Chile. Y en Mendoza hay una bodega que tiene como marca al vino 'argentino', por lo que lo que compra debería ir a otras marcas. Lo que ocurre -agregó- es que nos encontramos en una situación de emergencia”. En ese mismo marco y respecto de los precios, el empresario señaló que un vino genérico en Mendoza tiene un precio de 12 pesos, mientras que importarlo desde Chile tiene un costo de entre 10 y 11 pesos.
“Además, estamos hablando de 15 millones de litros, cuando mensualmente se mueven en el mercado 100 millones de litros...”, manifestó.
Dentro de la charla, el bodeguero hizo hincapié en el tema precios. Destacó que el mayor exportador de vinos a granel en el mundo, España, tiene un precio de 22 centavos de dólar el litro. “En el caso de los vinos argentinos estamos hablando de un valor de casi 80 centavos de dólar. Es cierto que no se puede comparar lo que ocurre en la Argentina con lo que sucede en otros países porque los costos también resultan absolutamente diferentes pero es una realidad si nos atenemos a la competitividad”. Aseguró entonces que se trata de una situación “muy compleja” porque hay que también asegurar el mercado interno. “En lo que va del año, el consumo tuvo una caída del 7,5%, mientras la baja del resto de las bebidas, incluidas las gaseosas y la cerveza, entre 10 y 15%. El mercado se está poniendo cada vez más exigente”, aseguró.
De la charla participaba también un productor y hubo coincidencias en señalar que es de esperar que para la próxima cosecha se logre el necesario equilibrio que permita una distribución más equitativa de los ingresos, que determine precios rentables tanto para el productor como para el bodeguero.
Impuestos
El tema del impuesto al champán continúa en el centro de las conversaciones. Sucede que el proyecto de ley estableciendo la eximición del impuesto a los espumantes por un período de cinco años a cambio de inversiones en el sector que generen puestos de trabajo, presentado por el mendocino Luis Borsani, cuenta con el apoyo de todos los integrantes de la comisión de Diputados, a excepción del presidente de la misma, Marcelo Laspina. Pero sucede que éste responde directamente al ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, y aquí se plantea la mayor preocupación.
Al decir de algunos dirigentes de la industria, se correría el peligro de que Prat Gay no quiera derogar el impuesto al champán para imponer en un futuro el impuesto a los vinos. Según se indica, el titular de Hacienda habría señalado ante algunos interlocutores que “si hasta las aguas pagan impuesto, porqué no el champán?”.
“De eso, a imponer un impuesto al vino hay sólo un paso”, dijo la fuente consultada, la que aseguró que “si sólo con el champán están en juego 500 millones de pesos, cuánto se irá si se pone un impuesto al vino?”, asegurando entonces que para un presupuesto nacional de decenas de miles de millones de pesos, la cifra es insignificante, pero para Mendoza, para la industria y para la producción es importante.
Endureciendo aún más su posición, el dirigente señaló que quieren ampliar los impuestos a las economías regionales, porque no se animan a hacer lo propio con la Pampa Húmeda. “A ellos (la soja y los granos) no sólo les bajaron las retenciones sino que los defienden y los cuidan a costa del resto de las economías, pero no tienen en cuenta que sólo las exportaciones de vinos generan la misma cantidad de divisas que las de la carne”.
Dirigentes consultados coincidieron en señalar que Mendoza debe recuperar el liderazgo en materia vitivinícola. “El gobernador Cornejo, que tiene acceso político directo al presidente Macri, debería plantear que el champán no sólo ha generado puestos de trabajo sino que ha permitido sacar 20% de los vinos blancos que han perdido mercados como consecuencia del cambio en el consumo. A eso hay que sumar que ahora el champán no es solo una bebida consumida por los sectores altos sino que ha llegado a los medios y bajos y que tiene un alto ingreso entre los jóvenes donde el consumo es moderado, como corresponde”.
