Fernando Iglesias ha escrito una nota, "Troskos con OSDE" donde, ante todo, vuelve a mostrar ignorancia al por mayor en temas elementales. A esta altura enviar a Iglesias a leer libros creo que sería inútil pero al menos podría tomarse el trabajo de "googlear" los temas a los que se refiere. Quizás se sintió tocado porque en el programa Intratables que menciona dejamos en evidencia el absurdo de presentar como "modelo" a Chile, un país caracterizado por un muy elitista sistema educativo, por tener la legislación más antiobrera de la región y por escándalos de corrupción que golpean a todo su sistema político.
Iglesias compara a Trotsky, una de las más grandes personalidades del siglo XX (y si no que pregunte al también reaccionario Marcos Aguinis), con un mafioso menor de un barrio de Chicago desplazado por Al Capone (¡sic!). Para ello recurre a los hechos de Kronstadt como todo argumento, ignorando que estos ocurrieron bajo la excepcionalidad de una guerra civil, donde la naciente Unión Soviética fue invadida por catorce ejércitos contrarrevolucionarios.
¿Qué dirá entonces de las medidas también excepcionales protagonizadas por Abraham Lincoln durante la guerra de secesión norteamericana? ¿O de las tomadas por Moreno, Castelli, Belgrano o San Martín durante la Guerra de la Independencia? ¿Los considerará “asesinos seriales” como hizo un filósofo con el Che Guevara? Pero lo de Iglesias es tan vulgar que una discusión sobre estos temas le queda grande.
En su cruzada “antitroska” nos dice que nos enojamos más cuando nos acusan de “stalinistas” que de “totalitarios”. Pero Trotsky fue el primero en utilizar el término “totalitarismo” para caracterizar el régimen político estalinista, al que enfrentó sufriendo cárcel y exilio hasta ser asesinado por un sicario de Stalin en México.
Pero, a diferencia del análisis superficial de los liberales, siempre señaló la diferencia específica de la Unión Soviética bajo dominio burocrático con otros regímenes totalitarios como el nazismo: la propiedad nacionalizada de los medios de producción, una herencia de la Revolución de Octubre que la burocracia soviética tardó décadas en revertir para avanzar hacia la restauración capitalista (puede leerse de Trotsky al respecto: Los astros gemelos Hitler-Stalin, disponible en http://www.ceip.org.ar/Los-astros-gemelos-Hitler-Stalin).
Incluso pretende hacernos cargo a los trotskistas de las barbaridades cometidas por las burocracias gobernantes en China, Corea del Norte o Camboya, cuando siempre hemos denunciado y enfrentado a esos regímenes, oponiendo, a los privilegios de las burocracias y su dominación totalitaria, la perspectiva de una democracia de los trabajadores basada en consejos obreros con pluralidad de representación política en los mismos (el “pluripartidismo soviético” del que hablaba Trotsky). O presentarnos como acríticos defensores del régimen vigente en Cuba, cuando junto a la lucha intransigente contra casi 60 años de un bloqueo criminal por parte del imperialismo estadounidense (a pesar que a Iglesias no le guste no vamos a dejar de llamar a las cosas por su nombre) siempre hemos planteado nuestro cuestionamiento al dominio del partido único y los privilegios burocráticos.
Entre otros dislates, Iglesias deduce de nuestra oposición al gobierno macrista de los CEO's que para nosotros el peronismo sería sinónimo de “poder popular”, y que sólo éste debería gobernar “en tanto se espera el triunfo de la revolución permanente”. ¿De dónde sacó semejante afirmación?
Quienes hoy conformamos el Frente de Izquierda fuimos oposición por izquierda al kirchnerismo. Fuimos nosotros y no Iglesias los que nos movilizamos frente a los asesinatos de militantes populares bajo los gobiernos K, con Mariano Ferreyra como caso emblemático. ¿Quién denunció el espionaje ilegal del Proyecto X o la infiltración del oficial de la Policía Federal Balbuena en la Agencia Rodolfo Walsh? ¿O quién estuvo codo a codo en las principales luchas obreras que tuvieron lugar en la era kirchnerista, como Kraft, los tercerizados ferroviarios o LEAR sino los trotskistas que tanto le molestamos a Iglesias?
Fue a nosotros, los diputados del FIT (que cuando ejercemos nuestros mandatos cobramos como docentes), y no a Iglesias (que no cuestiona los ingresos privilegiados de la casta política que gobierna para los grandes empresarios), que Berni nos tiró gas pimienta y balas de goma cuando acompañamos a los “indomables” de LEAR en los nueve meses de lucha contra los despidos.
Por eso la última trinchera de Iglesias es querer presentar a la izquierda como un fenómeno pequeñoburgués. ¿Le suena a Iglesias el nombre de Raúl Godoy, referente de la gran lucha de Zanon y diputado en Neuquén por el PTS/FIT? ¿O Claudio Dellecarbonara, miembro de la Comisión Directiva del sindicato de los trabajadores del subte? ¿O Rubén Matu, delegado de LEAR? ¿O Javier “Poke” Hermosilla y Lorena Gentile de Kraft? ¿O Alejandro Vilca, obrero de recolección de residuos en Alto Comedero en Jujuy, que obtuvo un 8% como candidato a diputado provincial del FIT y sólo por la proscriptiva ley electoral provincial no alcanzó ese cargo? ¿O José Montes, que fue candidato a presidente por nuestro partido en distintas ocasiones, obrero del Astillero Río Santiago hasta su reciente retiro y uno de los referentes de la fábrica en la lucha contra la privatización menemista?
Con muchos de estos compañeros tengo el orgullo de compartir la Dirección Nacional del PTS, así como con Myriam Bregman, Nicolás Del Caño y tantos otros compañeros. Decenas de artículos han dado cuenta del crecimiento de la izquierda en el movimiento sindical y de nuestro partido en particular en lo que hace a los gremios industriales. Sólo que Iglesias pretende ignorarlos para repetir un cliché pasado de moda.
Personalmente no tengo contradicción entre haber abrazado la lucha por el socialismo y la militancia en el trotskismo desde que era estudiante secundario y ser profesor universitario en la UBA y en la UNLP desde hace 25 años. Es más, en medio de la crisis de un sistema en el que los 65 más ricos poseen la misma riqueza que los 3.000 millones que menos tienen; en el que cada crisis -como la que vive el capitalismo desde 2008- significa el envío de millones de trabajadores al desempleo y a la miseria; en el que el tratamiento inhumano a los refugiados y a los inmigrantes en el “primer mundo” habla por sí mismo de la barbarie del sistema; creo que la militancia anticapitalista y socialista es el compromiso intelectual más sincero que puede asumirse con el destino de la humanidad, como lo entendieron antes que nosotros gigantes como Marx, Engels, Lenin, Trotsky o Rosa Luxemburgo, ellos sí “modelos” en los que nos referenciamos.
Es en los resultados de la lucha de clases donde se define día a día nuestro destino. Y nosotros somos de los que luchamos, no de los que vemos pasar la historia. Pero pretender que el cinismo ignorante y posmoderno de Fernando el Converso comprenda esto queda fuera de mis capacidades pedagógicas. Ah, y me atiendo por IOMA, la obra social que corresponde a los estatales de la Provincia de Buenos Aires, entre ellos los docentes de la UNLP a la que pertenezco.
* Ex diputado del FIT por provincia de Buenos Aires. Sociólogo y docente universitario en la UBA y la UNLP