Argentina hizo su primer doble turno en Rusia con una mañana dedicada a Islandia, el rival del debut, y una tarde festiva con práctica abierta a los aficionados que quisieran darse cita en el Centro de Entrenamiento de Bronnitsy.
El inicio de la semana final, la que abre la hora de la verdad, luego de la práctica cerrada del domingo, regenerativa y condicionada por la lluvia, encontró activo al DT Sampaoli, que después de algunos rodeos parece apuntar a un equipo ofensivo con la idea de hacer primera en las tres manos de la fase inicial con rumbo a octavos.
Es que una de las razones por las que Eduardo Salvio está en el plantel es para ocupar la posición que tuvo ayer: lateral por derecha. Ni volante ni delantero, pese a que esa es su posición natural hasta que se cruzó al casildense, quien encontró en él algo que ningún técnico había visto.
Salvio fue entonces marcador de punta por derecha en el equipo titular, con implícitas obligaciones ofensivas, desmitificando, según el manual del técnico, aquello de que la primera materia que debe aprobar un defensor es, la de defender.
Y la otra intención que Sampaoli viene manejando cada vez con menos disimulo es la de jugar con un “9”, copiando a uno de sus antecesores inmediatos como Gerardo Martino. Pero, también como su comprovinciano ‘Tata’, ese puesto es de Sergio Agüero.
Con ambos, además de Marcos Rojo como segundo marcador central y Maxi Meza aprovechando su chance ante la ausencia del lesionado Lanzini, el técnico empezó a perfilar el equipo para el debut (ver canchita).
Y el dibujo sería el 4-4-2, el cual podría desdoblarse hasta en el 2-3-3-2 tan pregonado por Sampaoli, cuando Salvio (le gana la pulseada a Mercado para el cotejo inicial) y Tagliafico se desprendan al ataque y sólo quedan atrás Otamendi y Rojo, generando una primera línea media con ellos dos y ‘Masche’, una segunda con Meza, Lo Celso y Di María, más Messi y su amigo Agüero arriba.
La otra posición que se perfila con nombre propio es la de Rojo, por la necesidad básica de la defensa, ya que con Fede Fazio como acompañante de Otamendi, a esa zaga le falta un central zurdo, algo imprescindible para cualquier línea de cuatro, y más si se van a ejercitar planteos tan ofensivos que obliguen al lateral por ese sector a soltarse como si fuera un atacante más.
Pero todo este trabajo sesudo del DT y dinámico de los futbolistas duró lo que una mañana fresca que dejó paso a un sol más cálido por la tarde.
Y ese calor no fue climático, sino que lo dio la gente, el hincha, que tuvo su primer acercamiento con los jugadores en “zona mundial”, y sobre todo con Messi, aunque las selfies y autógrafos menudearon en todo el ámbito de una Bronnitsy que se convulsionó por unas horas y vio afectada su tranquilidad pueblerina.
Por otro lado, quien no estuvo tan consustanciado con lo extrafutbolístico fue Cristian Pavón, y no por una actitud poco amable, sino porque le puso lo mejor a la práctica de 10 vs. 10, metiéndo presión con una actuación elogiable en la que convirtió dos goles, con un tacazo atractivo para el 2-2 final.
Claro que también Salvio llevó agua para su molino con un tanto, el segundo de su conjunto (el primero fue de Higuaín. El grupo que anotaba jugaba con 11.
El comodín era nada menos que Messi, quien se sumó sucesivamente a la primera decena: Caballero; Mercado, Otamendi, Mascherano, Acuña; Biglia, Lo Celso; Meza, Pavón y Agüero, y la segunda que integraron Franco Armani (Nahuel Guzmán); Ansaldi, Fazio, Rojo, Tagliafico; Salvio, Enzo Pérez; Di María, Dybala; e Higuaín. Y al final, “felices los 22”, menos Éver Banega, que sigue con trabajos diferenciados por una molestia muscular.