Ignotos para los simpatizantes de otros países, los equipos “chicos” de la Sudamericana intentan aprovechar la oportunidad única para ampliar los ingresos y de paso darse a conocer a nivel internacional.
Por su sistema de clasificación, el torneo regional permite participar a equipos que no necesariamente realizan campañas extraordinarias en sus ligas.
En esa mezcla entre “chicos” y “grandes”, aparecen los extremos de clubes como el Sao Paulo, considerado el tercer equipo de mayor valor del fútbol en América, según la revista Forbes, con un estimado de 260 millones de dólares, y el Universitario de Sucre (Bolivia), cuyo presupuesto mensual es de apenas 80.000 dólares.
Son los 35.000 estudiantes de ese centro universitario, además de algunos sponsors, los que solventan gran parte de la previsión de gastos del club boliviano con un aporte anual de 57 centavos de dólar.
Ello debe alcanzar para pagarles a los jugadores Mauricio Saucedo o al español Rubén de la Cuesta salarios de unos 6.000 dólares mensuales, los más altos del plantel del club boliviano, que representa unas 60 veces menos que los 330.000 dólares al mes que, según la prensa, percibe el argentino Darío Conca en el popular Fluminense brasileño.
Cinco nombres para subsistir
Más bajos incluso que los sueldos de sus colegas de Universitario son los haberes de entre 1.000 y 5.000 dólares de los futbolistas de las Aguilas Doradas de Pereira, una institución que en su afán de subsistencia cambió cinco veces de nombre en menos de 15 años.
El equipo nació en 1991 como Deportivo Industrial Itagüí y tres años después pasó a llamarse Deportivo Antioquia. En 1996 fue nombrado Itagüí Fútbol Club porque se transfirió al municipio homónimo, pero en 2004 quedó en manos de particulares bautizado como Bajo Cauca, con sede en el municipio de Caucasia.
En la insólita historia de mutación de identidad para sobrevivir, en 2008 regresa al municipio de Itagüí como Corporación Deportiva Itagüí, pero por un conflicto entre su presidente y el alcalde, pasó a la ciudad de Pereira, donde cambia la razón social a Talento Dorado... aunque para la competencia son las Águilas Doradas de Pereira.
Más allá del horizonte
Las imágenes de la televisión durante la Sudamericana muestran estadios rudimentarios con tribunas pequeñas, iluminaciones tenues y hasta franjas despobladas que permiten llevar la vista más allá del horizonte.
A estrellas internacionales con ingresos astronómicos como el brasileño Kaka (Sao Paulo), el argentino Fernando Gago (Boca, noveno club de mayor valor de América) o el colombiano Teófilo Gutiérrez (River) no les queda otro remedio que adaptarse a jugar en escenarios pequeños con instalaciones básicas, ajenos a los lujos y las comodidades a los que están acostumbrados en sus casas deportivas.
El estadio del Deportivo Capiatá de Paraguay, también conocido como 'El Escobero', porque sus antiguos pobladores se dedicaban al cultivo de palmas y la fabricación de escobas, apenas alberga a 5.000 espectadores.
Ubicado en la ciudad de Capiatá, a 20 km de Asunción, no cumple las exigencias mínimas para un evento internacional y debe mudarse a la vecina Luque para sus compromisos en la Sudamericana.
La casa del uruguayo Rentistas data de menos de 20 años y sus instalaciones permanentes permiten recibir solo a 4.100 espectadores. También tuvo que trasladarse a otro teatro deportivo en Montevideo al escenario del Defensor Sporting que recibe a 12.000 personas.
En cambio, sí es apto el estadio de Cobresal, en pleno desierto de Atacama, el más árido del mundo en el norte de Chile, que con un aforo para 20.000 personas acoge a más del doble de los 9.000 habitantes del poblado minero El Salvador, donde está enclavado a unos 2.300 metros de altura.
Las diferencias son profundas en el desigual fútbol regional: Fluminense juega en el estadio Maracaná de Río de Janeiro, uno de los más modernos del mundo y escenario de la final del Mundial 2014; River en el también mundialista Monumental, Boca en la legendaria Bombonera y Peñarol en el mítico Centenario.
En contraste, muchos de los jugadores de los 47 equipos que arrancaron en la Sudamericana 2014 jamás pensaron que alguna vez jugarían en tales catedrales del fútbol.
Sin embargo, semejante diferencia económica no siempre se refleja en la misma medida a nivel competitivo en la Sudamericana, como ocurrió en la actual edición: César Vallejo de Perú eliminó a Millonarios de Colombia y el modesto River Plate de Uruguay a Universidad Católica de Chile.
En otras ediciones, el mayor golpe lo dio el humilde Cienciano de Perú que en 2003 logró ante River Plate el primer título internacional para un equipo peruano.
Un Expreso que cruzó las fronteras de Sudamérica
El Tomba sigue haciendo historia en torneos internacionales. El miércoles pasado, en la derrota 0-1 ante River, jugó su quinto partido en Copa Sudamericana.
El Bodeguero había participado en la edición 2011, en la que eliminó a Lanús en primera fase y cayó frente a Universitario de Perú (Igualaron 1-1 ambos partidos y en los penales pasó el equipo peruano 3-2) en octavos de final. Además, contando sus dos participaciones en Libertadores, jugó su 17° partido internacional.