Fue el 16 de diciembre de 2010, en Tupungato. En la fría versión de los contratos de compraventa instrumentados en la actuación notarial 00495649, a la que accedió Los Andes y reveló el 21 de abril de 2013, se cuenta que se realizaron tres actas y tres operaciones por cinco parcelas.
Una de las actas es por una propiedad de 2.498 hectáreas con 8.319 metros cuadrados (según mensura); la otra actuación es por dos parcelas unidas bajo un mismo título, una de 62 hectáreas con 5.961 metros cuadrados; la otra de 46 hectáreas con 6.149 metros cuadrados; la última por dos parcelas, una de 296 hectáreas con 5.969 metros cuadrados y la última de 493 hectáreas con 9.245 metros cuadrados. En total Fariña compró 3.400 hectáreas.
No hubo un precio uniforme por esas propiedades. Sin embargo, en promedio se pactó alrededor de 1.500 dólares por hectárea, un valor de mercado razonable para esa época. Entonces, la cuenta ronda los 5 millones de dólares, puestos de contado en ese mismo acto.
Las cinco propiedades fueron vendidas “en comisión”, esto significa que Leonardo Fariña había sido comisionado por alguien para comprar las propiedades y, por lo tanto, el dinero con el que se cancelaron las operaciones no era de él, sino que hacía de intermediario de un tercero, al igual que en las transferencias de dólares al exterior, denunciadas por Lanata.
La zona en la que están ubicadas esas parcelas es un bello paraje tunuyanino, el distrito Los Chacayes, a pocos kilómetros al este del Manzano Histórico. La ruta 94 es parte de lo que se conoce como el “Corredor Productivo” del Valle de Uco.
Sobre esa ruta están algunos conocidos emprendimientos como la productora de cerezas Carletti o la bodega Lurton, de capitales franceses, además de muchos otros proyectos vitivinícolas, sobre todo, de capitales extranjeros. Más arriba de estos emprendimientos, cerca del kilómetro 30 de la ruta 94, están distribuidas las parcelas que compró Fariña.
Luego, está el Manzano Histórico, el popular paraje de los mendocinos, el lugar donde descansó José de San Martín a la vuelta de la campaña libertadora. Allí, la ruta 94 empalma con el camino de las bodegas de altura, la ruta 89, para llegar a la ciudad de Tupungato, donde se celebró el convenio de compra-venta.
Fariña se encontró allí con Juan Carlos Schiappa de Azevedo, dueño de las propiedades, y el escribano Martín Rosta dio validez al acto.
Luego de la revelación de este diario, el 11 de junio de 2013, Fariña admitió ante la Justicia que había comprado esos campos a pedido de Báez, claro que como el que figura en la operación es su nombre y no el del empresario K, terminó preso porque la AFIP lo denunció por no haber pagado los impuestos correspondientes.
Pero no fue el único problema que le generó esa adquisición por encargo: su ex esposa, Karina Jelinek, reclamó su parte de las propiedades cuando empezó la separación.