La historia del misterioso cadáver de un niño que apareció en Guaymallén 

Entre 1893 y 1903, Diario Los Andes informó sobre -al menos- quince infanticidios cometidos en nuestra provincia.

La historia del misterioso cadáver de un niño que apareció en Guaymallén 
La historia del misterioso cadáver de un niño que apareció en Guaymallén 

"El 1° del corriente, apareció en la puerta del cementerio del vecino departamento de Guaymallén, encerrado en un pequeño ataúd, el cadáver de un párvulo, el que sin duda había sido depositado allí para que se le diera sepultura". Así comienza la espeluznante crónica que, el 9 de noviembre de 1897, publicó Diario Los Andes.

Siguiendo el texto, sabemos que se dio aviso a las autoridades e inmediatamente comenzaron las pesquisas para identificar al autor o autores de lo que parecía ser un infanticidio.

“Por referencias de una mujer –continúa el artículo-, se supo que la joven Serafina Mercado, domiciliada en Rodeo de la Cruz, había desembarazado esos días, desapareciendo misteriosamente el hijo”. Ante este testimonio la policía se acercó al humilde rancho habitado por dicha sospechosa. Serafina los recibió impávida y negó rotundamente haber estado encinta, pero su madre confirmó el embarazo. Aparentemente el niño había nacido muerto  careciendo de recursos para darle sepultura en el cementerio ambas resolvieron enterrarlo en el fondo de casa.

Los agentes dieron con la improvisada tumba y, tras examinar los restos del pequeño, lo condujeron al camposanto. Serafina fue encarcelada, pero dos meses más tarde salió en libertad por “no haber mérito para condenarla” según el juez.

En cuanto al cadáver por quien comenzó la investigación, no pudo averiguarse nada. Hasta el día de hoy, constituye uno de los misterios entorno a la vieja necrópolis de Guaymallén.

Si bien este caso se conoció por casualidad, las muertes de niños en circunstancias similares fueron moneda corriente. Por entonces los partos se producían en el hogar contando con pésimas condiciones. Las muertes eran numerosas y se debía dar aviso a las autoridades para evitar sospechas.

Con sólo observar los periódicos de la época podemos concluir que en la Mendoza de fines del siglo XIX el infanticidio fue una práctica bastante frecuente, posiblemente debido a los estrictos parámetros morales que convertían a los hijos naturales en motivos de deshonra.

Quienes llegaban al mundo en estas condiciones no solían ser bienvenidos, carecían de muchos derechos y la mayoría terminaba trabajando como sirvientes a muy temprana edad.

Entre 1893 y 1903 Diario Los Andes informó sobre -al menos- quince infanticidios cometidos en nuestra provincia, muchos para la población de entonces. Desde luego, fueron muy pocos los que llegaron a la prensa tras ser descubiertos. No es descabellado pensar que cientos de ellos aún descansan en las profundidades del olvido, bajo capas de tierra e injusticia.

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