"The rise and fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars" fue el disco que definió al glam, un movimiento que cambiaría la estética del rock.
El álbum tiene once temas y fue lanzado el 16 de julio de 1972. Pero el fenómeno explotó cuando Las Arañas de Marte tocaron “Starman”, el tema que estaba destinado a ser el primer hit de David Bowie, en el programa Top of the Pops de la TV británica y se desató la “Ziggymanía”.
Fue el disco que llevó a Bowie a la fama, el que devolvió al rock a la senda de la irreverencia y la rebeldía que parecía haber perdido a principios de los ‘70. La figura y la imagen de Ziggy eran magnéticas y provocadoras en partes iguales. De algún modo revivía la promesa original del rock and roll: juventud y presente infinitos.
La respuesta de Bowie en una entrevista hizo que se comenzara a hablar del disco como si fuera una obra conceptual sobre un ser que llega del espacio para traer un mensaje de amor y esperanza ante la próxima destrucción de la Tierra. Pero Ziggy es destruido por sus propios excesos y sus fans. Un argumento parecido utilizaría Roger Waters años después para su Pink, de "The Wall".
Ziggy Stardust tenía el pelo de un naranja furioso. Ziggy era casi de plástico. Ziggy era un cantante de rock que tocaba una guitarra azul de doce cuerdas. Ziggy era David Bowie en su versión más andrógina y fue el preludio de un nuevo Bowie, el de Aladdin Sane, un personaje más oscuro al que un relámpago rojo le cruzaba el rostro. Pero esa es otra historia.