La lucha contra las condiciones de inseguridad, desigualdad y explotación laboral, por el derecho al sufragio universal y contra la discriminación, están en el origen de la declaración del Día Internacional de la Mujer que se celebra hoy en todo el mundo con un Paro Internacional de Mujeres (PIM).
Aquellas reivindicaciones que marcaron el inicio de un camino que lleva más de cien años, siguen vigentes en la actualidad, más allá de los cambios y la dinámica social que llevó a ganar derechos y empoderar a la mujer.
El problema es que continúan presentes las bases culturales y políticas de una sociedad patriarcal que subsume a la mujer, y llega hasta el extremo con el femicidio.
Una sociedad actual donde la violencia de género, la discriminación, la desigualdad y precariedad laboral, la feminización de la pobreza y la falta de derechos de las mujeres sobre su cuerpo, marcan los ejes de este 8 de marzo.
Al calor de las luchas sociales de principios del siglo XX, comenzaron a visibilizarse los reclamos de las mujeres trabajadoras en Estados Unidos, Rusia y distintos países de Europa y América Latina.
En 1908 miles de manifestantes se movilizaron por las calles de Nueva York exigiendo aumentos salariales, derecho al voto para las mujeres, reducción de la jornada de trabajo y condiciones laborales dignas.
Al año siguiente, el Partido Socialista estadounidense celebró el primer Día Nacional de la Mujer, y en 1910 la Segunda Internacional de los trabajadores, donde había mujeres de 17 países, proclamó en Dinamarca el "Día de la Mujer", pero no fijó una fecha precisa.
Un año después, el 19 de marzo se celebró el Día Internacional de la Mujer en algunos países europeos con actos y concentraciones callejeras que adquirieron un carácter político mientras las voces de mujeres anarquistas y socialistas marcaban el pulso de los reclamos.
En tanto, en Estados Unidos 123 trabajadoras textiles y 23 operarios morían bajo las llamas por un incendio en la fábrica de confección de camisas Triangle Shirtwaist de Nueva York, por la falta de medidas de seguridad. Era el 25 de marzo de 1911.
La mayoría de las víctimas eran chicas inmigrantes de Europa del Este e Italia de entre 14 y 23 años, y fue este acontecimiento el que potenció la idea de fijar una fecha para conmemorar la lucha de las mujeres por sus derechos.
En Rusia, también se dieron luchas en 1913 y 1914, donde las mujeres conquistaron el derecho al sufragio, hasta que en 1917 con la Revolución Bolchevique el papel de la mujer adquirió un sentido más profundo en la lucha por la igualdad.
Recién en 1977 se oficializó el 8 de marzo como el Día Internacional por los Derechos de la Mujer, proclamado por la organización de las Naciones Unidas (ONU).
Tras aquellas primeras luchas, las siguientes décadas del siglo XX y lo que va del XXI continuaron siendo testigos de las desigualdades sociales y de género enarbolando muchas de aquellas reivindicaciones y nuevos reclamos de viejas injusticias.
Por eso, en forma paralela al empoderamiento de la mujer comenzaron a resignificarse y visibilizarse cada vez más aquellas como la violencia contra la mujer en todas sus formas, una conducta naturalizada por la sociedad.
Otro de los reclamos que en la actualidad se colocó en primera línea en muchos países es la despenalización del aborto, frente a una realidad de interrupción clandestina del embarazo que atravesó todas las épocas, a principios del 1900, antes y también ahora.
A lo largo de la historia, multitudes de mujeres se rebelaron contra el patriarcado, el machismo, la opresión y la explotación, muchas en soledad, en sus casas, con sus parejas, y muchas en forma colectiva, en la calle, en las instituciones, en la política; y en los cinco continentes.
Hoy, el PIM se convirtió en un canal, que unifica en un sentido a todas las mujeres del mundo en la lucha por sus derechos.
Incendio y muerte de 123 mujeres
El 25 de marzo la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist ubicada en Nueva York se incendió. En total, 123 mujeres quedaron atrapadas detrás de las puertas cerradas con llave y fuera del alcance de las escaleras de los bomberos. Las jóvenes mujeres murieron quemadas o, en su desesperado intento por escapar del calor y las llamas, al saltar de las ventanas del noveno piso de la fábrica. La única escalera de emergencia se desplomó bajo el peso de las mujeres que, aterrorizadas, trataban de huir.
Un año antes se había organizado una huelga sin éxito en todo el sector textil -incluyendo la fábrica Triangle- en un intento por obtener el reconocimiento de los sindicatos y mejores salarios y condiciones de trabajo. Los propietarios de Triangle se rehusaron a concederlos.
Estas mujeres no podían acercarse a hablar con el propietario, tenían que fumar a escondidas porque no tenían permiso para comer. Recibían bajos salarios, trabajaban largas horas, el sábado en este caso, y las puertas estaban cerradas con llave. No tenían derechos, ni protección legislativa o representación laboral.