Por tradición, historia y desafío tecnológico, las 24 Horas de Le Mans es la gran competencia a nivel mundial.
En realidad, la carrera nació con un concepto distinto al que conocemos en la actualidad. La idea original fue la de realizar tres carreras de 24 horas y en la sumatoria se definía al ganador.
El proyecto de largo aliento cambió en 1928, cuando allí sí comenzaron a desarrollarse las competencias únicas de 24 Horas en Le Mans. El lugar siempre se mantuvo: los caminos de la Sarthe, a 200 kilómetros de París, un circuito semipermanente que en 1965 se agregó el circuito Bugatti, con los boxes y la famosa curva Dunlop.
Para el automovilismo, Le Mans era lo más completo para la actividad. La carrera no sólo exigía velocidad y confiabilidad. Las automotrices comenzaron a desarrollar sistemas de optimización de consumo de combustible, evoluciones aerodinámicas y demás avances para no perder tiempo en boxes. Todas esas mejoras se trasladaban a los vehículos de calle.
Los primeros años las 24 Horas fueron dominadas por pilotos franceses, italianos y británicos y por fabricantes como Bugatti, Bentley y Alfa Romeo. La II Guerra Mundial puso el freno de mano a la gran competencia, que se reanudó en 1949. Allí aparecieron Ferrari, Aston Martin, Mercedes-Benz o Jaguar.
Durante muchos años se mantuvo la tradición de estacionar los autos a 75 grados y que los pilotos largaran corriendo desde la otra orilla de la recta principal. Una costumbre que conspiraba contra la seguridad de los pilotos. Hasta que el propio Jacky Ickx en 1969 caminó al auto, se aseguró de estar bien atado y largó retrasado la carrera, que finalmente ganó.
Aquella vieja costumbre originó a que los Porsche tuvieran la llave del encendido a la izquierda del volante, para que el conductor no perdiera tiempo en su ingreso y con la derecha pudiera accionar la palanca de cambio en pleno arranque.
En casi un siglo de competencias, en la gran historia de las 24 Horas se destacan muchos hombres y máquinas. El danés Tom Kristensen es el más ganador, con 9 victorias. Jacky Ickx es una leyenda, con 6. Y el único en lograr la triple corona, al ganar las 3 carreras más emblemáticas del mundo, es Graham Hill, que además ganó el GP de Mónaco, de F.1, y las 500 Millas de Indianápolis.
Entre los autos, Porsche acumula 19 triunfos, seguida por Audi, con 9, y Ferarri, 6. En la historia hay muchos modelos que fueron emblemáticos. Audi, con el R10, se transformó en el primer diesel e vencer, en 2006, y Toyota llevó al extremo la tecnología híbrida en 2019.
Le Mans siempre fue peligroso. La página más oscura del automovilismo se escribió en 1955, cuando el Mercedes de Pierre Levegh se despistó y murieron 80 espectadores, además del piloto. El duro golpe marcó a la marca alemana en el mundo de la competición.
Otros autos plateados asombraron con otros vuelos. Fue en 1999, cuando los Mercedes-Benz de Mark Webber y de Peter Dumbreck despegaron con aterrizajes milagrosos.
Las historias de Le Mans son tan deslumbrantes que llegaron al mundo del cine. Steve McQueen retrató el fascinante mundo de la competencia francesa con los clásicos acampes y el clima único que se respira en La Sarthe. Y también llegó a la gran pantalla “Contra lo Imposible”, en la apasionante historia de la obsesión de Henry Ford II por destronar a Enzo Ferrari en una disputa deportiva que tuvo sus orígenes en los negocios.
La Argentina tuvo su lugar en Le Mans. José Froilán González fue vencedor en 1954 junto con Maurice Trintignant con la Ferrari 375. En total, 14 representantes nacionales corrieron las 24 horas. Juan Manuel Fangio participó en 4 ocasiones y no tuvo fortuna y se destacó Oscar Poppy Larrauri, que fue segundo. Al igual que José María Pechito López, en 2019, detrás de su compañero en Toyota, Fernando Alonso.
Icono del automovilismo mundial. Desde los desfiles previos, el museo que resume la historia del automóvil, incluida la autobomba de los bomberos de la Boca, y la máxima expresión del mundo de la velocidad. La tecnología automotriz avanzó sobre el circuito de La Sarthe. Competencia europea con grandilocuencia americana, pero con acento francés, y algo más.