La historia de la vid y el vino - Por Gastón Bustelo

La historia de la vid y el vino - Por Gastón Bustelo
La historia de la vid y el vino - Por Gastón Bustelo

No sobran en la bibliografía sobre la vitivinicultura en Mendoza y en Argentina estudios que abarquen desde mediados del siglo XVI hasta nuestros días, realizados con seriedad, investigación y buena bibliografía. La vitivinicultura y su historia se prestan, como muchas otras cosas, para que oportunistas realicen libros, amañados por alguna institución, que cuentan sólo una parte de la rica historia de la vid, bodegueros y productores. Un aporte importante es el libro “La vid y el vino” de Pablo Lacoste, que recorre la historia de la vitivinicultura desde la época colonial hasta 2019 y compara diferentes períodos con lo que sucedió también en Chile.

“El cultivo de la viña fue el mandato que tuvieron los vecinos de Mendoza desde el primer día de su historia. El 2 de marzo de 1561, Don Pedro del Castillo fundó la ciudad y otorgó a cada vecino un terreno de seis cuadras para plantar sus viñedos. Los mendocinos aceptaron el desafío, y pronto se destacaron precisamente, por el cultivo de las cepas. En 1572 se protocolizó el primer registro formal de viñas en Mendoza, en la carta de venta de Alonso Campofrío de Carvajal a Alonso de Reinoso de su granja con viña, horno de teja, molino, 300 ovejas, 100 cabras, y numerosos cerdos, equinos y bovinos. La venta se cerró en $ 1.500 y representó el primer registro de viñedos cuyanos. Poco después, en su testamento de 1588, don Alonso de Reinoso precisó que sus viñedos tenían 5.000 plantas, lo cual permitía elaborar 500 arrobas de mosto (18.000 litros por año). Este volumen superaba las necesidades de autoconsumo, y reflejaba una temprana producción de excedentes, destinada al mercado”.

Nos cuenta Lacoste, también, cómo eran las bodegas de la época: “La bodega tradicional formaba un conjunto con la casa del viticultor. Había una integración profunda entre la vida cotidiana y la tarea de cuidar la viña, elaborar y criar el vino. A veces, el mismo edificio tenía dos plantas: en la planta baja estaba la bodega y en el piso superior estaban las habitaciones para el viticultor y su familia (...)”.

Se desarrollan también las condiciones que permitieron el auge de la vitivinicultura, “el aumento de la población, asociado a la prosperidad económica y la inmigración masiva; la revolución de los transportes, con la fuerte expansión de ferrocarriles y barcos a vapor, y la devastadora acción de la plaga de filoxera en los viñedos de Europa”.

De esta forma se fue desarrollando la industria y se consolidaron bodegas tradicionales del siglo pasado, avanza además sobre la historia de las cepas y variedades, la explosión del mercado interno que tocó su techo en la década del ‘70, la crisis vitivinícola de los ‘80, la reconversión de los ‘90 y el auge de las exportaciones.

El libro se consigue en las librerías García Santos, Técnica, El principito, Casa Lara, Centro Internacional del Libro y Antü de La Barraca.

Un libro que repasa exhaustivamente la historia de la industria desde mediados del siglo XVI hasta nuestros días.

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