"Tu tiempo es hoy", un ensayo escrito por el periodista e historiador Julián Delgado y publicado por Eterna Cadencia, plantea un análisis de la efímera historia del pionero grupo Almendra, que vio nacer musical y poéticamente a Luis Alberto Spinetta, como reflejo de los grandes cambios sociales, políticos y culturales que se producían en el país en el traspaso de década entre el '60 y el '70.
"La historia de Almendra se inserta en una coyuntura histórica más amplia, de grandísimos cambios, que es el cambio de década cuando una gran parte de la sociedad argentina se radicaliza. La pregunta que me hice fue cuáles fueron los posibles diálogos entre ese proyecto particular de un grupo de chicos y ese momento de inmensos cambios a muchísimos niveles", explicó el autor.
En este sentido, el trabajo repasa de manera exhaustiva la historia del grupo conformado por Spinetta, Emilio del Guercio, Edelmiro Molinari y Rodolfo García, pero de manera tal que cada paso dado en su carrera es cruzado con distintos sucesos que marcaron la historia argentina.
Entre otras hipótesis que aparecen explícitas en el libro, la vida de Almendra se muestra como un reflejo del traspaso del idealismo de fines de los '60 a la lucha armada de los '70, con el “Cordobazo” y la aparición de agrupaciones políticas como Montoneros.
Para ello, Delgado recurrió a una vasta bibliografía, material de archivo y entrevistas personales con Del Guercio y García, entre otros protagonistas.
"La apuesta de mi libro fue correrme de la mera datología, del aspecto anecdótico o cuasi épico de la historia de los protagonistas, e intentar ofrecer un análisis más complejo".
Del living al escenario
Creada por un grupo de amigos de la zona porteña conocida como Bajo Belgrano, que admiraban a los Beatles, Ástor Piazzolla, la poesía de César Vallejo y los cuentos de Julio Cortázar, entre otras cosas, Almendra tomó forma en el living de la casa de la familia Spinetta.
Allí gestó su homónimo primer disco, considerado uno de los mejores álbumes en la historia del rock argentino, publicado en enero de 1970, que con canciones como “Muchacha ojos de papel”, “Plegaria para un niño dormido”, “Fermín”, “Ana no duerme”, “Laura va” y “A estos hombres tristes”, entre otras, revolucionó a la música local con su novedosa propuesta.
Sin embargo, un año más tarde, cuando había logrado el reconocimiento popular, el grupo dejó de existir tras una anunciada separación que incluyó la edición de un heterogéneo álbum doble que exponía, desde su música, las tensiones internas que atravesaba la banda.
-¿Cuál fue la idea central de este libro?
-Correrse de una tradición de libros que se concentran más en el aspecto anecdótico o cuasi-épico de la historia de los protagonistas. Me parece que esa forma de contar conspira un poco contra el inmenso valor que tiene su trabajo. Pareciera que lo único que se puede decir en ese caso es que eran buenos, como si no habilitara interpretaciones más complejas. La apuesta del libro fue correrse de la datología e intentar ofrecer un análisis de su historia.
-Sin embargo hay muchos datos en el libro. ¿Qué papel juegan?
-Es importante que los datos estén, pero gran parte del trabajo fue referenciarlos. No repetir anécdotas sino ir a la fuentes, porque de otro modo es como una bola de nieve en donde se cuentan anécdotas una y otra vez. Pero cuando las rastreás, encontrás otros condimentos. Correrse del humo de la anécdota permite hacer preguntas que enriquecen el análisis.
-¿Por qué eligió a Almendra?
-El punto de partida suele ser un gusto personal, pero lo que desencadenó la investigación es que me llamaba la atención cómo, en un lapso de tiempo muy acotado, la banda se transforma y ocurren cosas con una dinámica muy acelerada. El punto de partida fue preguntarse qué pasó ahí. Mi respuesta es que la historia de Almendra se inserta en una coyuntura más amplia, de grandísimos cambios, que es el cambio de década, cuando una gran parte de la sociedad argentina se radicaliza. La pregunta que me hice fue cuáles fueron los posibles diálogos entre ese proyecto particular y ese momento de inmensos cambios a muchísimos niveles.
-¿Cómo inciden esos cambios en la historia del grupo?
-Lo que propongo es una distinción entre el mundo sesentista. Por un lado una cultura convencida del cambio, un cambio que forma parte de una transformación cultural más amplia de la sociedad. Pero al mismo tiempo, y en segundo lugar, se trata de una cultura mucho más ingenua, si se quiere. Almendra nace al calor de esa cultura. Esa primera ingenuidad se pierde y empieza a ponerse en juego en las implicancias de intentar transformar la sociedad. La aparición de Almendra se ve cuestionada en cierta medida, necesita preguntarse cómo está contribuyendo al cambio.
-¿Podría decirse que es una historia de "fin de la inocencia" entonces?
-Es una historia de iniciación que tiene múltiples capas. Es una historia en donde progresivamente se van ocupando más espacios, del living de la casa al escenario, por ejemplo. Esa es una capa. Otra capa es que el proyecto Almendra propone un papel distinto para la música y la cultura joven.
-Hay un análisis sobre una cita en particular de la canción "Camino difícil", de Emilio del Guercio, en donde habla del "General" y de "tomar el fusil". ¿Por qué hizo hincapié en eso?
-Me parece que la canción es muy sintomática porque pone en juego esto de la propia reflexión del grupo sobre las implicancias de hacer música en un mundo que se quiere transformar, sobre qué rol le cabe a la música dentro de un mundo que se revoluciona.
-¿Por qué el libro no contempla la relación de Almendra con otros grupos de esa época?
-Me parece que las canciones del primer disco las hacen en el living de su casa en un intento de traducir a los Beatles, mientras que en el segundo disco se nota mucho el impacto de circular en el ambiente local. En términos conceptuales, el proyecto de Almendra es inaugural en el sentido de la forma de pensar el lugar de la música juvenil en el contexto histórico argentino. No creo que la historia de Almendra sea igual a otras cosas que estaban pasando. Por ser una historia de su tiempo y de sus propios integrantes, tiene una voluntad clara de intervenir en su tiempo, pero lo que busca no es reproducir algo que hay afuera sino que, al realizar su propio itinerario, no deja de revelar cosas que la exceden. No hay un objetivo de reflejar nada.
