Lucía Villouta (18) será una de las candidatas que mañana aspirará al cetro vendimial del distrito de Carrodilla. Representará al barrio Buena Vista y tiene dos objetivos en este sentido: ser la soberana distrital primero, para luego buscar la corona departamental lujanina y representar a ese departamento en la Fiesta Nacional de la Vendimia 2020.
La joven es la quinta hija del matrimonio compuesto por Andrés Villouta y Andrea Bazán, y en la familia el hijo mayor era Alan Villouta. El 26 de agosto de 2017, Alan -quien tenía 20 años entonces- falleció tras ser atropellado en el Acceso Sur, a la altura del mall de La Barraca. El joven salía de trabajar en una pizzería del shopping y fue atropellado por Alejandro Verdenelli, quien conducía su vehículo con mayor graduación alcohólica en sangre de la permitida.
Los fines de semana, mientras muchos chicos y chicas de su edad centran sus actividades en previas y boliches, los planes de Lucía también se enfocan en esas zonas de diversión nocturna, pero de una forma distinta: acompaña a sus padres y hermanos a repartir folletos a los conductores en la zona de la Panamericana para concientizar y evitar que manejen bajo los efectos del alcohol.
"Cada viernes que acompañamos a mi papá a hacer controles y repartir folletos de concientización. Hay muchos jóvenes y grandes que no tienen conciencia del daño que pueden causar cuando salen en sus autos después de haber bebido alcohol", destacó Lucía a Los Andes; y enfatizó sobre el mensaje que dejan -o intentan dejar-: "le decimos a esas personas que en sus casas hay gente que las espera. Si uno puede hacerlo, puede hacerlo cualquiera".
La joven está terminando la secundaria y aunque aún no tiene en claro que estudiará, tiene en claro que le gustaría enfilar su vida por el camino de arte (canto o actuación, quizás). "Mi principal objetivo es ayudar a los demás. En lugar de ir a un boliche a bailar, yo prefiero ir a concientizar y repartir folletos. Para que a nadie más le pase lo que le pasó a mi hermano", sintetizó Lucía.
Emocionado
Los padres de Alan y de Lucía se convirtieron en abanderados de la concientización para evitar que haya conductores ebrios al mando de vehículos. Son incontables las campañas que han encabezado ya, y siempre lo han hecho con el acompañamiento -físico y espiritual- de toda su familia.
"La vida siempre te da como una especie de revancha, una segunda oportunidad. Y sería imposible prohibirle a mi hija una alegría después de tanta tragedia, de tanta lucha", destacó Andrés Villouta luego de acompañar a su hija ayer a una reunión con todas las soberanas distritales.
"Escucharla decir al momento de presentar sus propuestas que ella tiene como proyecto trabajar con la juventud y avanzar con un proyecto de concientización vial; fue algo que me emocionó mucho durante la reunión. Y me emociona en todo momento", destacó el hombre con la voz entreccrtada y apenas audible.
"Mi hijo era único, y nadie lo reemplaza. Y me emociona ver que mi hija tiene la posibilidad de ser la voz de muchos, y que se puede salir del dolor y seguir luchando", concluyó Andrés.