Otra tarde de terror se vivió en el estadio Baustita Gargantini. "Podría haber sido una tragedia, una masacre. Es una locura, ya no se puede pisar más el club", palabras textuales de un papá que acompañaba a su hijo a la práctica de futsal y que le pidió a Más Deportes, no revelar su nombre.
Aproximadamente, unos 30 hinchas de la facción de los "encapuchados" coparon la cantina del club. Minutos antes que arranque la práctica del plantel profesional a cargo de Matías Minich, ingresaron al campo de juego y colgaron una bandera que decía "No es una guerra, es una revolución. Al club no se le roba más". Estos mismos hinchas son los que ya se presentaron en el club y le dijeron los máximos directivos y jugadores que ellos son los jefes de la hinchada. Se presentan con el siguiente discurso: "Somos socios, no queremos entrada, ropa ni estacionamiento. Sólo queremos que no se le robe más al hincha de Independiente".
Esta aparición de los barras en el entrenamiento molestó y mucho al plantel de Independiente y a su cuerpo técnico. Sin embargo, hasta ese momento, todo estaba tranquilo. Sólo que estos personajes se mueven por los pasillos del club como si fuesen dueños absoluto de todas las instalaciones. En ese mismo instante, las divisiones formativas del futsal, llevaban a cabo sus habituales prácticas. Había mucha gente en el club.
Minutos después, con el portón cerrado del club, llegaron unos 10 hinchas pertenecientes a la facción "Los Caudillos del Parque", gente que vive en Parque Sur, Villa del Parque y Guaymallén. Los ex jefe de la barra. Intentaron ingresar al club y como el portón nunca se abrió, el clima cambió por completo. Empezaron los piedrazos y tiraron desde la calle Avenida Las Tipas una rama giganta al sector de la cancha de fútsal. Justo donde estaban los niños entrenando.
Inmediatamente se suspendió la práctica, el plantel se traslado a los vestuarios y a todos los niños de fútbol de salón que estaban entrenando, los protegieron en los camarines.
Barras bravas de ambas facciones separados sólos por un paredón. Desde adentro del club se llamó al 911 y la Policía de Mendoza llegó de inmediato. Se evacuó el club en forma inmediata y con la llegada de más efectivos policiales comenzaron los rondines por las cercanías del club. Por averiguación de antecedentes, se detuvieron a seis personas. Después de un largo rato, la actividad del plantel de primera volvió a la normalidad.
Sin dudas, podría haber sido una "masacre". En secreto, todos los que caminan al club a diario, te afirman que estos "barras siempre están armados y nunca andan solos".
¡Urgente! El Gobiero de la provincia de Mendoza junto a la Policía de Mendoza y los directivos de Independiente, necesitan diagramar un plan de seguridad que dure las 24 horas del día para que el club, vuelva a tener una vida normal. Hoy, pegó en el palo, pero el próximo encontronazos, puede ser una masacre. ¡Basta por favor!