La grieta ha llegado al fútbol

Cansadas de que se las discrimine económicamente, las mujeres futbolistas se hicieron oír en el mundo y sus compañeros las bancan, menos acá

La grieta ha llegado al fútbol
La grieta ha llegado al fútbol

La grieta es una abertura pequeña y superficial, pero en la Argentina se ha popularizado como una enorme división. Es un término que todos hemos incorporado a nuestro vocabulario de un tiempo a esta parte, y la verdad que viene bien para esta columna.

La brecha es hoy más generalizada de lo que creemos, porque no sólo está en la política. Está en la sociedad en general y más precisamente cuando se habla de género, igualdad y discriminación. Para saber dónde estamos parados sería bueno mirar para afuera.

Esta semana, en el deporte mundial hubo luchas de género. El hecho más significativo estuvo en el fútbol, con el paro de las jugadoras de la selección de Dinamarca que deben jugar el repechaje para clasificarse al Mundial de la especialidad. Las chicas pedían lo mismo que ya habían planteado sus colegas de Noruega: cobrar idéntico sueldo que el de los varones.

Las jugadoras llegaron a publicar un video titulado ‘Si yo fuera un hombre’ (‘Hvis jeg var en mand’), en el que denunciaban algunas de las muchas cosas que pasarían si ellas fueran los jugadores de la selección nacional. "Siempre jugaría en los mejores campos". “Tendría ahorros después de mi carrera”. “Mi asesor del colegio no se habría reído de mí cuando le dije que quería ser futbolista profesional”, enumeran.

FIFA estuvo muy cerca de tener que suspender el partido con Suecia, pero al conflicto lo solucionaron los jugadores de la selección masculina, quienes cedieron parte de sus honorarios anuales para que las chicas tuvieran lo que se merecen.

"Estamos todos en el mismo barco, defender el fútbol de Dinamarca", fue el comunicado que publicaron los caballeros. La misma actitud habían tenido los noruegos.
¿Ustedes se imaginan a Messi y compañía haciendo algo semejante en nuestro país?

¿Alguno de ustedes, queridos lectores, sabe quién es el técnico del equipo nacional femenino? ¿Piensan que pueden estar un día siguiendo cábalas y haciendo promesas porque las chicas pueden quedar fuera de un Mundial? ¿Comprarían un LCD endeudándose en decenas de cuotas para verlas?

Seguramente no. Y acá vuelve a aparecer la grieta. Ahí hay una clara muestra de que vivimos en una sociedad patriarcal. De hecho en la provincia, donde el fútbol femenino ha comenzado a ser practicado por los clubes grandes, la diferencia es todavía abismal, las chicas no cobran un peso y hasta se entrenan en horarios que no se interpongan con los de los varones, más allá de que muchas veces tienen más éxitos que los de sus “compañeros”.

Las chicas de la selección nacional cobran 150 pesos diarios de viáticos y ya llevan un tiempo sin entrenarse. Hasta Diego Maradona se interesó en el tema y dijo que intervendrá para que los jugadores cedan parte de su dinero. Porque, ¡ojo!, la AFA viene de aprobar un presupuesto con 100 millones de pesos de superávit

Esta lucha que comenzó en el tenis, cuando las chicas se plantaron y aseguraron que no podía ser que cobraran mucho menos que los hombres, incluso en los Grand Slam, se va globalizando.

En los Estados Unidos, donde el fútbol femenino se ha desarrollado como en ninguna otra parte del mundo (allí juega la mendocina Estefanía Banini), cinco jugadoras consiguieron un fallo favorable de la corte sobre una presentación que hicieron por “discriminación salarial” y así han conseguido que se les pague el 50 por ciento de lo que se les paga a los varones.

Los datos son irritantes: un jugador del equipo nacional masculino gana como mínimo 5.000 dólares por perder un amistoso. Pero si el conjunto gana ante un rival importante, el jugador puede recibir hasta 18.000, aproximadamente. Una jugadora del equipo femenino gana cero si el equipo pierde. Si consigue la victoria, se lleva 1.350.

Hay que tener en cuenta que las chicas de Estados Unidos han ganado tres Mundiales y cinco Juegos Olímpicos y que los varones sólo han festejado a nivel regional y vienen de quedarse fuera del Mundial de Rusia desplazados por Panamá.

En España, el plantel femenino de Atlético de Madrid cobró 1.352,28 euros por ganar la Liga, unos 54 euros por jugadora. En cambio, cada muchacho de Real Madrid se llevó 300 mil euros por la misma conquista.

Como contrapartida, también se conoció que en Australia se le prohibió a una transexual jugar en un equipo femenino de fútbol por su físico. Esta decisión va en contra de las reglamentaciones del Comité Olímpico Internacional y despertó una polémica mundial. Eso me hizo recordar que en nuestro país ya se ha aceptado que varias transexuales jueguen en competencias oficiales de hockey sobre césped, lo que demuestra un avance en cuanto a la igualdad de derechos.

Entonces uno puede ilusionarse con que no todo está perdido. Quizás alguna vez las chicas puedan jugar fútbol sin que se las rotule y, al menos, no tengan que poner hasta para pagarse el colectivo.

Sí, quizá usted está pensando que soy un loco soñador. Ojalá así sea, porque es una gran verdad que los locos son los que cambian el mundo. Y que de los sueños nacen las grandes ideas.

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