Por Thomas L. Friedman - Servicio de noticias de The New York Times - © 2015
Cuando el presidente ruso Vladimir Putin anunció que estaba creando una base de aviación en el corazón de Siria para acometer a Estado Islámico y apuntalar al presidente Bashar al Assad, algunos pocos analistas y políticos elogiaron su fuerte brillantez estratégica. Algunos de nosotros sólo pensábamos que estaba loco.
Bien, dos meses más tarde, saquemos las cuentas; hasta ahora, la aventura siria de Putin ha resultado en una aeronave civil rusa con 224 pasajeros que estalló en el aire, al parecer a manos de milicianos a favor de Estado Islámico en Sinaí. Turquía derribó un bombardero ruso después de que éste se desviara hacia territorio turco. Y, más tarde, rebeldes sirios mataron a uno de los pilotos mientras éste se lanzaba en paracaídas a tierra y a uno de los marinos rusos enviados para rescatarlo.
Muchos de los rebeldes contrarios a Assad en esa área son de la etnia turcomana, que tiene fuertes vínculos con Turquía; a Turquía no le divirtió el bombardeo de Putin de aldeas turcomanas dentro de Siria porque eso debilita la capacidad turca de moldear el futuro de Siria.
En el interín, en Crimea, Ucrania, que Putin se anexó, tártaros a favor de Turquía al parecer cortaron las líneas de electricidad, sumiendo a Crimea en un apagón casi total. Además, en octubre, docenas de clérigos saudíes se pronunciaron por una “guerra santa” en contra de los gobiernos de Siria, Irán y Rusia.
En suma, el “diestro” movimiento de ajedrez de Siria lo ha dejado con muchos más rusos muertos, de nuevo enemistado con Turquía e Irán, debilitado en Ucrania, actuando como el abogado defensor de Assad... un asesino masivo de musulmanes suníes, los mismos musulmanes suníes que Putin tiene en Rusia... y sin progreso real en contra de ISIS.
Aparte de eso, ha sido un gran éxito.
Siendo francos, desearía que Putin hubiera tenido éxito. Eso nos habría salvado de muchas complicaciones, porque ISIS no es el “equipo JV”, como dijo alguna vez el presidente Obama. De hecho, es el equipo yihadista de estrellas. Combina la eficiencia militar de ex oficiales militares de Irak, del partido Baaz, con el celo religioso y depravación forjada en prisión de su califa Abu Bakr al-Bagdadí, el experto en internet y un atractivo para jóvenes y humillados varones musulmanes que nunca han tenido poder, un empleo aceptable o tomado de la mano a una chica.
Además, la amenaza de ISIS se está volviendo estratégica. El flujo masivo de refugiados desde Siria e Irak que ISIS ha provocado está llevando a la Unión Europea a empezar un cierre de fronteras internas y limitar el libre flujo de personas y probablemente de algunos bienes también... justamente lo opuesto de para lo que fue creado el bloque.
Eso solo desacelerará el crecimiento económico de la UE y alimentará mayor nacionalismo que, a final de cuentas, pudiera amenazar su unidad. La UE es el socio de mayor importancia para Estados Unidos a fin de administrar el sistema global. Si es debilitado, nosotros somos debilitados.
Sin embargo, para destruir de manera sostenida a ISIS hace falta entender tres cosas: 1) Es el producto de dos guerras civiles; una entre suníes moderados y extremistas y la otra entre suníes y chiítas. Además, se alimentan mutuamente. 2) La única forma de derrotar a ISIS es reducir al mínimo la lucha entre suníes y chiítas y fortalecer la capacidad de lucha de suníes moderados en contra de los extremistas. Y 3) la lucha tiene que ser encabezada por árabes y musulmanes pero con firme apoyo de Estados Unidos, la UE y, sí, Rusia. En los casos en que los objetivos de Putin son inciertos, y quizá limitados a proteger a un trunco régimen de Assad, Obama realmente quiere derrotar a ISIS.
Justamente de igual importancia es que quiere hacerlo sin ser Putin ni George W. Bush que simplemente se zambulleron en medio. Sin embargo, no es claro que exista otro enfoque, ya no digamos las opciones fantásticas de muchos detractores de Obama -como cuando Donald Trump que dijo: “Bombardéenlos a la... de ahí” (vaya, ¡nadie pensó en eso!)- todos quieren derrotar a ISIS con la “intervención inmaculada”: más bombas desde el aire o las tropas de alguien más.
Lo siento, pero la derrota de ISIS de manera sostenida requiere de una coalición que se refuerce mutuamente. Se necesita a Arabia Saudita y a las principales potencias religiosas de suníes para deslegitimar decisivamente la narrativa islamista de ISIS. Hacen falta tropas en tierra de árabes, kurdos y turcos -con respaldo de EEUU y poderío aéreo de la OTAN- y fuerzas especiales, con el constructivo apoyo de Rusia- para sacar de raíz a ISIS de puerta en puerta.
Hace falta que Irán aliente al gobierno encabezado por chiítas en Bagdad para crear un “Sunistán” semiautónomo en las áreas en manos de ISIS, dando a iraquíes suníes, de tendencia moderada, los mismos poderes delegados que los kurdos en Kurdistán para que así tengan una política alternativa a ISIS. Además, es necesario que Irán acceda a una transición política en Siria que remplazaría con el tiempo a Assad.
En pocas palabras, se necesita una solución política relativa a compartir el poder que todos los actores clave acepten y hagan valer, o una fuerza armada para solamente aplastar a ISIS y después permanecer en la región indefinidamente para que ISIS no regrese. Obama no puede asegurar lo primero y no quiere hacer lo segundo. Tampoco lo quiere el pueblo estadounidense ni los detractores de Obama, quienes quieren creer que puede haber una intervención inmaculada.
Se puede decir que cuando se trata de ISIS y Siria, Obama ha hecho mal una tarea imposible. Sin embargo, sigue siendo una tarea imposible en tanto los actores clave en esa región no definan sus intereses y mientras la mayor parte de los verdaderos demócratas en esa región, estén viviendo en el exilio.