La gloria más deseada: Argentina campeón de la Davis

El equipo nacional dio vuelta el 1-2 del sábado con dos actuaciones para la historia de Del Potro y Delbonis. La quinta terminó siendo la vencida para el tenis argentino.

La gloria más deseada: Argentina campeón de la Davis

Para gozar. No importa si pensaste que Del Potro estaba liquidado. Gritalo. No importa si no habías visto nunca un partido entero de Delbonis. Sumate a la fiesta porque es un triunfo que supera las barreras del tenis argentino. Ganar la Copa Davis por primera vez, de visitante, sin ningún top 20, contra el 6 del mundo, contra toda la lógica, es para gozar. El "Dale campeón" que retumba en el Arena Zagreb se tiene que escuchar hasta la Argentina.

Las estadísticas jugaban en contra. Que es imposible dar vuelta una serie 1-2 de visitante (desde el 81 que ningún equipo lo conseguía), que Del Potro nunca dio vuelta un partido que va perdiendo 0-2, que el saque de Karlovic, que... Argentina tenía que dar dos batacazos, como había soñado orsanic, y los dio. Juan Martín Del Potro se vistió de héroe ganándole a Cilic de la forma más inesperada en seis horas. Federico Delbonis siguió el envión de Delpo y también bailó al 20° del ranking como si fuera un duelo de interclubes. Todos héroes, Leo Mayer y su aporte en el doble. Guido Pella bancando todo con buena cara aunque en ésta no le tocó jugar.

Mil abrazos. Daniel Orsanic se sacó de encima al fin tanta palabra cuidada, tanto protocolo. El festejo interminable con Mariano Hood, su subcapitán y cuñado y todo el cuerpo técnico que se juntó a disfrutar lo que realmente parecía imposible.

Gozalo. En más de 100 años no habíamos podido conseguir nunca esto de ganar la Copa Davis. Sorpresa para ganarle a Polonia, sorpresa por pasar a Italia y explosión por dejar a Andy Murray y Gran Bretaña humillados en su casa. El destino quiso que Zagreb, con los argentinos bancando y armando la fiesta, fuera el lugar donde los sueños se hicieron realidad.

Con Diego Maradona saltando en un palco del estadio, el comienzo de Del Potro fue engañoso: un saque abierto de Cilic a 187 kilómetros por hora que el tandilense devolvió con más fuerza y precisión aún para forzar el error del rival. ¿Era ese el Del Potro que se vería en la tarde de domingo croata?

No, durante más de dos horas mostraría un tenis oscilante y sería Cilic siempre el que estaría uno o dos escalones arriba.

Ese tenis del croata contribuyó a reforzar un dato: la Argentina no es país para tie breaks cuando se trata de finales de la Davis. Llegaba al cuarto punto de la final con dos de nueve ganados entre 2006 y 2016, y Cilic amplió la estadística a un desmoralizador 2-8 con un tie break que ganó 7-4 y en el que por momentos se dio el lujo de "tocar" a su rival con drops y globos.

Fuera de la irregularidad de Del Potro, lo que se destacaba en el Arena Zagreb era la variedad de recursos de Cilic, que martirizó al tandilense con un gran servicio y un muy efectivo revés paralelo. A Del Potro le costaba alcanzar ese tiro hacia su derecha, y si lo hacía, quedaba ya desguarnecido para el siguiente. Cilic, además, evitó en esa primera parte del partido, muy astutamente, repetir más de dos tiros hacia la poderosa derecha de Del Potro.

La idea era que el argentino nunca tomara ritmo ni confianza, que se la pasara corriendo de lado a lado. El "nuevo" Del Potro, sin aquel revés plano y potente que tanto daño hacía, se encontró en Cilic a la horma de su zapato.

Los croatas cantaban en las tribunas saboreando ya por anticipado el título cuando Cilic tocó una volea en la red para que Del Potro corriera en vano y el marcador estampara el 6-2. Dos sets a cero para el croata y ni un rastro de esa estadística que hablaba de ocho victorias de Del Potro en diez partidos con Cilic.

Pero entonces algo sucedió. Del Potro, que además de interesarse por el estado de una ball-girl tras un pelotazo y de ganar un punto con una gran Willy nunca había bajado los brazos, mantuvo la presión. Siguió con los dientes apretados, juego a juego, y se encontró, casi en un pestañeo, con Cilic sacando 4-5 y 0-40. El tercer set point vio al argentino tomando la red para definir con una sólida volea de derecha. De repente, la final perdida volvía a ser una final ganable.

El cuarto set lo vio en su mejor nivel, dominante con su derecha. Era Cilic el que corría ahora, y por eso el tandilense se llevó el parcial por 6-4 y planteó el desafío de definir todo en el quinto. Cuatro horas y siete minutos de juego y cierto deja vu. Como Delbonis el viernes ante Cilic, Del Potro había levantado dos sets a cero para perder de inmediato su saque en el inicio del quinto parcial. Pero a diferencia de Delbonis, el tandilense encontraría la manera de quebrar a su rival.

Quedaba un paso más. Y lo tenía que dar Federico Delbonis. El comienzo del partido estuvo lejos de las previsiones. Porque Karlovic sostuvo los peloteos y complicó a un Delbonis impreciso, que en esa instancia pareció sentir el enorme peso del encuentro más importante de su carrera. Sacó adelante su game de saque con alguna dificultad y después, dentro de ese libreto inusual, también contó con alguna chance con el primer juego de servicio del gigante croata, que no pudo cristalizar. Delbonis no terminaba de hacer pie en esos primeros games, y Karlovic conseguía hacer pesar su derecha, el otro punto fuerte de su juego. Consiguió en el quinto juego quedar break point, y Delbonis lo levantó con un buen ataque para luego cerrar el game. Más allá de no terminar de encontrar sus golpes, el argentino mostraba mano firme para afrontar esta historia tan cargada de emoción.

Se quedó con el primer set 6-3 y siguió prendido en el arranque del segundo parcial. El croata cumplía a rajatabla su receta de aprovechar su saque e ir a la red cada vez que podía, pero se encontraba con que el de Azul respondía con passings de alta calidad para dejarlo desairado. El  6-4  del segundo dejó a Argentina a un set de un título histórico.

“Esta hinchada se merece ser campeón”", gritaban los argentinos en el Arena Zagreb. Y Delbonis cerró el partido con un 6-2  sustentado en una actuación a la altura de todo lo que había jugado antes.

La Argentina es así el primer país en la era moderna de la Davis en ganar el trofeo revirtiendo no sólo un 1-2 el domingo -Rusia y Serbia lo hicieron, ambos a costa de Francia-, sino además un 0-2 en sets en el cuarto partido. Las finales, cuando se ganan con heroísmo, tienen mejor sabor.

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