La globalización en debate

Si el coronavirus es un problema de la globalización, debiera solucionarse con más globalización y no con menos.

La globalización en debate
La globalización en debate

Con el coronavirus en el centro de la agenda internacional, más allá de las momentáneas cuarentenas regionales o nacionales, con el consiguiente cierre de fronteras, la pregunta que se impone es si este cuadro favorecerá a quienes vienen proponiendo desde hace tiempo un sustantivo recorte de la cultura de la globalización o si, por el contrario, se reforzará la posición de quienes alientan una mayor integración supranacional.

Si nos dejamos llevar por lo que sucedió en nuestro país, donde varias provincias y hasta algunos municipios decretaron el cierre de sus territorios antes de que la Nación dispusiera la cuarentena preventiva obligatoria, olvidando que hay potestades que esos niveles de gobierno cedieron constitucionalmente al Gobierno federal, parece que llevan la delantera quienes no dudan en levantar muros.

Pero si vemos en detalle algunas situaciones internacionales, podemos tener la esperanza de que la cultura de la globalización se profundizará cuando se supere esta pandemia. Un primer ejemplo lo encontramos en el centro de Europa, concretamente en la frontera que comparten Francia, Alemania y Suiza. Los hospitales del Estado de Baden-Württemberg, en Alemania, aceptaron pacientes graves oriundos de Alsacia, Francia, cuyas unidades de cuidados intensivos ya están saturadas.

La situación francesa se ve muy complicada. “Estamos en guerra”, declaró el presidente Emmanuel Macron. Pero mientras que en Alemania se registran pocos casos graves, Suiza era a mitad de semana el segundo país con más casos por millón de habitantes.

Si se tiene en cuenta que el sistema sanitario siempre trata de tener una cierta cantidad de camas en función de su población, que los suizos, en estas circunstancias, ofrecieran las suyas a los franceses expresa una solidaridad que no se detuvo ante las proyecciones de los científicos locales, que pronosticaron una saturación hospitalaria para dentro de un par de semanas. Es como si las autoridades hubieran respondido: entonces veremos; hoy esas camas están disponibles: traigan a los franceses.

El otro ejemplo es Taiwán, que tiene relativamente contenida la propagación del virus y que está excluido de la Organización Mundial de la Salud (OMS) porque China, como tiene una disputa territorial con Taiwán, exige que otros países y organismos internacionales no lo traten como si fuera un Estado independiente. Pues bien, los líderes de Canadá y de Japón acaban de pedirle a la OMS que integre a Taiwán. Traducido: nadie sobra en esta lucha; todos somos igualmente necesarios.

Si el coronavirus es un problema de la globalización, debiera solucionarse con más globalización y no con menos.

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