La ganadería se sostiene pero ha perdido rentabilidad

Aumentaron las ventas y se reactivaron las exportaciones a China pero no compensan la suba de costos

La ganadería se sostiene pero ha perdido rentabilidad
La ganadería se sostiene pero ha perdido rentabilidad

Tras un comienzo de año y una primera etapa de la cuarentena relativamente atractiva, con valores sostenidos tanto para criadores como en el consumo, la ganadería empieza de a poco a bajar los pies a la tierra y entender que el negocio no brillará tanto como el año pasado. Respecto a los precios, se observa un fenómeno habitual: tras una suba estacional en enero y febrero, durante marzo, abril y mayo la demanda pierde fuerza y los valores se estabilizan y ceden terreno contra la inflación. Es lo que se pudo observar en las últimas semanas en el mercado de Liniers, con las categorías livianas instalándose en torno a los 95 pesos por kilo.

De todos modos, es para destacar que los precios son atractivos si se tiene en cuenta que la oferta de carne de abril fue la más alta de los últimos diez años, tal como remarcó el analista del mercado de carnes Ignacio Iriarte en Canal Rural. La faena está un 4,5 por ciento por encima de la del año pasado, que fue alta. El consumo interno, a pesar de la crisis económica y la pandemia, se sigue mostrando pujante y salió del piso de los 49 kilos por persona anualizados a los cerca de 54. Y la exportación hace su humilde aporte.

Desde el Senasa aseguran que "el stock de carne en el mercado interno argentino no solo permanece estable y la provisión está prácticamente garantizada para la población, si no que, a pesar de la pandemia, la exportación se incrementó en un 17 por ciento".

En este capítulo hay que remarcar que a pesar de que de marzo a abril se observó una caída en volumen y en precios de los embarques a China, las compras de carne del gigante asiático siguen siendo muy importantes y superan ampliamente a las del 2019. Compran nada menos que 200.000 toneladas por mes, de las cuales en abril nuestro país colocó 35.000 a un precio promedio de 4.700 dólares. Pero como explican tanto Iriarte como el presidente del Consorcio de exportadores ABC, Mario Ravettino, hoy China es la única tabla de salvación.

Las ventas a Estados Unidos son una buena noticia, ya se duplicaron con respecto a todo el 2019, pero todavía representan un negocio muy marginal. Hasta el momento se llevan vendidas a ese destino 3.700 toneladas, de una cuota anual asignada a la Argentina de 20.000 toneladas. El precio promedio, en abril, fue de 6.686 dólares por tonelada. Los otros mercados importantes para la carne argentina permanecen cerrados (Unión Europea, Israel) o muy pinchados (Rusia y Chile).

Respecto al mercado estadounidense vale agregar que la demanda puede estar apuntalada por los problemas que está teniendo la producción de carne de ese país a partir del cierre de algunos frigoríficos importantes afectados por el coronavirus. "Como dato se puede citar que, entre otros establecimientos, dejó de operar Smithfield, el mayor procesador de carne de cerdo a nivel nacional. La situación está provocando verdadera desesperación en el país que tiene el consumo más alto de carne per cápita del mundo", detallan desde el Senasa, y aseguran que en las plantas argentinas la situación sanitaria está mucho más controlada, que hasta el momento fueron muy pocos los casos detectados y que se está trabajando normalmente, con los protocolos adecuados.

Al respecto, Iriarte agrega que la dispersión geográfica de los matarifes locales también colabora con el control del virus, y que el cierre de plantas en EEUU puede llevar a un fenómeno en el que baje el precio pagado al productor mientras sube el precio de la carne para el consumidor.

Con ese panorama desde el lado de la demanda vale la pena levantar la mirada hacia el mediano plazo para avizorar lo que puede suceder desde el lado de la oferta. El destete de este año, según Iriarte, sobrepasa los 15 millones de terneros -150.000 más que el año pasado- y es uno de los más altos de la historia. Pero de esos terneros, no todos están yendo a los corrales de terminación. Las variables climáticas y económicas están invitando a la invernada o recría a campo, con lo que la llegada de esos terneros al mercado se puede diferir en el tiempo. Son las herramientas con las que cuenta la cadena para aguantar hasta que pase la neblina.

Por Lucas Villamil

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