Deportistas amputados de Argentina y América Latina aprendieron a correr durante tres jornadas desarrolladas en el Centro Nacional de Alto Rendimiento (Cenard), a través de la experiencia de un campeón paralímpico que los motivó a “cumplir un sueño” y sentir que “no hay límites”.
Para aquellos que "creen que no pueden", el campeón paralímpico alemán Henrich Popow transfirió su experiencia olímpica, logrando que corrieran los 13 entrenados en la primera clínica de este tipo que se hace en el país.
"Mi deseo es que ustedes -familias, medios de comunicación y amigos- no los detengan", planteó Popow en esta última jornada.
Popow -quien perdió la pierna izquierda a los nueve años por un cáncer de hueso- obtuvo la medalla de oro en 100 metros llanos en los paralímpicos de Londres 2012, y dos medallas de bronce en Atenas 2004- alentó: "Si ellos quieren hacer algo, empújenlos, crean en ellos porque harán cosas increíbles".
El deportista, de 33 años, afirmó que "las personas con discapacidad no son distintas, sólo tienen una una gran historia detrás”.
“Estoy muy orgulloso de estos chicos; nunca se cansaron. En estos tres días hubo siempre un clima de alegría, (y) logramos demostrar lo que sí se puede hacer”.
Uno de los deportistas que participó del entrenamiento fue Felipe Almarza, de Chile, quien perdió las dos piernas a los 12 años cuando volcó el micro en que volvía desde Mendoza a su país después de un campeonato de básquet. Hoy es un joven de 28 y acaba de cumplir su sueño: volver a correr.
"No hay límites en este mundo. Me gustaría que alguno de nosotros fuera campeón paralímpico", deseó Felipe a sus compañeros.
Después del accidente, Felipe se enfocó en encontrar el deporte adecuado para él y subió a la bicicleta "como primera opción".
Actualmente es el único deportista amputado profesional del descenso en bicicleta y compite en torneos internacionales con deportistas sin discapacidad.
Pero la protagonista indiscutida durante estos tres días fue Esmeralda Riggio, una patinadora de 10 años a quien debieron amputarle las dos piernas por debajo de la rodilla cuando era una bebé de dos meses, porque tenía meningitis en el grado más alto y ésa era la única manera de salvarle la vida.
Esmeralda usa prótesis desde los siete meses, compite en patinaje artístico y asegura que le encanta bailar.
El clima en el Cenard era de alegría, de festejo, de compartir el buen ánimo porque todos querían superar la última prueba: una carrera de 200 metros llanos en la que no importó quién llegaba primero ya que todos integraban el mismo equipo.
“Lo que pasó acá tiene que difundirse porque hay muchas personas que creen que no pueden. Acceder al deporte es un derecho. También es fundamental acceder a un elemento que nos permite entrenarnos, correr y disfrutar de nuestra vida cotidiana", balanceó al fin de la carrera Mauro Flores, quien tiene una pierna amputada y es profesor de Educación Física en Buenos Aires. La actividad fue organizada por la empresa de origen alemán Ottobock, que fabrica prótesis.
A la clínica llegaron también jóvenes de Colombia, México, Brasil y Paraguay, además de las provincias de Córdoba y Mendoza. Todos probaron en estos días un nuevo tipo de prótesis fabricado por la firma alemana.
¿Qué son los running clinics?
Los cursos de carrera (Running Clinics) de Ottobock constituyen una oportunidad única para las personas con amputaciones de miembros inferiores que deseen disfrutar aprendiendo a correr o mejorando su técnica con las instrucciones expertas del embajador de Ottobock, Heinrich Popow. Los Running Clinics de Ottobock han venido teniendo lugar en todo el mundo, incluyendo países como Brasil, Cuba, EEUU, Rusia, Alemania, China, Japón, Australia, Hong Kong y Suiza.
El perfil de los participantes engloba desde auténticos principiantes hasta experimentados atletas. Cada uno de ellos tiene sus propios motivos para acudir a un Running Clinic de Ottobock: puede tratarse de lograr estar en buena forma, tener la oportunidad de recibir consejos técnicos de un atleta paralímpico o también pueden ser padres decididos a disfrutar corriendo con sus hijos. Todos ellos pueden utilizar su propio equipo o probar la rodilla deportiva Ottobock 3S80 y las prótesis para correr 1E90 o 1E93; siempre hay un técnico ortopédico dispuesto a ayudar en el tratamiento ortoprotésico y a ofrecer consejos.
¿Quién es Heinrich?
Motivador deportivo
Heinrich Popow lleva adelante las Running Clinics creando un ambiente en el que los corredores de todos los niveles se ayudan y animan entre sí.
Heinrich Popow convirtió un encuentro fortuito en su lema personal: «Ve siempre un poco más lejos que los demás». Con nueve años, cuando se encontraba en el hospital de Bonn a la espera de una amputación transfemoral causada por un cáncer de hueso, recibió la visita inesperada de un hombre que le prometió que después incluso podría seguir practicando deporte: «Podrás volver a hacer de todo.
Simplemente tendrás que esforzarte un poco más que otras personas». Entonces, levantándose el pantalón, le enseñó su prótesis y le dijo quién era. Arno Becker, ciclista paralímpico, ganador de la prueba contrarreloj individual en el Campeonato alemán de 1990.
Heinrich lo tiene claro: "Practico deporte debido a mi discapacidad, no a pesar de ella. Gracias al deporte me olvido incluso en mi vida cotidiana de que tengo movilidad reducida”.
Heinrich empezó en 2014 su formación como técnico ortopédico. En esta profesión también se beneficia de la valiosa experiencia obtenida durante su estrecha y continua colaboración con el Departamento de Desarrollo de Ottobock. Sus conocimientos prácticos y teóricos, y su experta opinión se han tenido en cuenta en numerosas ocasiones a la hora de desarrollar productos para la vida cotidiana, así como para la motivación personalizada de deportistas aficionados y de alta competición.
Para Heinrich Popow es especialmente importante abrir las puertas del deporte a más personas. Viaja por todo el mundo con los "Running Clinics", seminarios que ayudan, especialmente a los principiantes, física y psíquicamente a aprovechar al máximo su potencial de rendimiento. En 2015, la Asociación Alemana de Deportes para Personas con Movilidad Reducida (DBS) junto con Ottobock organizaron durante varios días un evento denominado "Talent Days", que se llevó a cabo en Duderstadt y durante los cuales Heinrich se dedicó en cuerpo y alma a niños y a jóvenes. Todos los involucrados en este exitoso proyecto desean darle continuidad.
Historias de vida
Felipe Almarza, Chile: "Nunca perdí las esperanzas"
"Tuve un accidente en la provincia de Mendoza a los 12 años, volviendo en micro de un campeonato de básquet. El mismo volcó y sufrí una doble amputación en el momento. En el accidente murieron varios de mis amigos. Tuve una recuperación bastante complicada, pero nunca perdí las esperanzas de volver al deporte. Después de mi accidente me enfoque en encontrar el deporte adecuado para mí, hasta que me encontré con la bici como primera opción. Llevo 16 años utilizando prótesis. Me gustan todos los deportes extremos; considero que no hay límites. Todo lo que me planteo lo hago. Me entreno dos horas y media por día y pedaleo 150 kilómetros por semana. Soy profesional del descenso en bicicleta, participo en todos los eventos internacionales de descenso urbano llamado “downhill” y tengo una empresa llamada “Decididos.cl”, donde el objetivo principal es lo motivacional y lo deportivo”.
Agustín Guillot,Mendoza: "Un accidente rural me quitó la pierna"
Toda la vida me gustó la naturaleza. Mi padre siempre me llevaba con él de pesca y salidas a caballo a la montaña. Comencé a competir en bicicleta de montaña a los 15 años hasta los 18. Luego empecé a escalar en roca y a subir montañas, y lo volví mi profesión. A los 21 años tuve un accidente rural, con un tractor trabajando en el campo, haciendo pasturas para animales junto a mi padre. Tuve un accidente trabajando que me provocó la pérdida de mi pierna izquierda debajo de la rodilla y una fractura de fémur en la misma pierna. Subo montañas. Practico escalada deportiva en roca. Practico slackline. Me encanta la bicicleta de montaña. Ando a caballo. Juego al carpintero. Antes del accidente me entrenaba corriendo por las montañas. Después se me complicaba mucho, pero con el nuevo pie Challenger estoy aprendiendo, comenta quien trabaja hoy en la Subsecretaría de Deportes de la provincia.
Mauro Flores, Buenos Aires: "Toco el tambor en la Chilinga"
Cuando estaba en el profesorado de educación física en 4° año me detectaron un tumor sarcoma y a raíz de eso me tuvieron que realizar una cirugía de amputación para salvarme la vida. Llevo utilizando prótesis desde junio de 2006. Hoy en día, toco el tambor chico en un taller de candombe de la Chilinga.
Hago rutinas de bicicleta fija en casa cuando no tengo tiempo de salir a andar. Soy profesor de Educación Física, trabajo dando clases en 8 cursos de secundaria y 2 de primaria, más un taller de construcción de ciudadanía para todos los grados de una escuela primaria de niños sordos.
Los primeros y terceros sábados de cada mes brindo un taller inclusivo de "vida en la naturaleza" en una ONG que integro.
Pablo Giesenow, Córdoba: "Me preparo para los Juegos 2020"
El 22 de enero de 2015, salí de Córdoba en auto rumbo a Las Heras, Santa Cruz, para ir a festejar el cumpleaños de mi papá. Era una visita sorpresa. Llovía mucho. Mientras manejaba a unos 90 kilómetros por hora, sobre la ruta 35, entre Winifreda y Santa Rosa (La Pampa) mi auto patinó y empezó a hacer trompos hasta que pegó en un guard rail. Las puntas entraron por las puertas del acompañante y atravesaron el auto de lado a lado. Me amputaron las dos piernas por debajo de la rodilla. Actualmente me estoy preparando para correr y poder participar en los Paralímpicos de Tokio 2020. Llevo utilizando prótesis hace un año y medio.
“También nado y soy director técnico en un equipo de fútbol amateur”. Pablo es abogado y diplomado en Gerencia Empresaria. Trabaja en su estudio y es consultor de empresas de ONG y subdirector en el Tribunal de Cuentas de la Provincia de Córdoba.
Esmeralda Riggio, Chivilcoy: "Amo patinar, bailar y jugar con mis amigas"
A los dos meses de vida Esmeralda tuvo una meningococcemia (meningitis) en el grado más alto que tiene un riesgo de mortalidad del 100%, y por eso se decidió amputarle ambas piernas por debajo de la rodilla, para salvarle la vida. Lleva utilizando prótesis desde los 7 meses de edad. Compite en patín artístico. Le gusta jugar con sus amigas y bailar.