La historia de la desaparición de Santiago Maldonado (28) tuvo el peor desenlace. El cuerpo sin vida del joven fue hallado el martes pasado, en el cauce del Río Chubut y a 300 metros río arriba del sitio donde había sido visto con vida por última vez el 1 de agosto, luego de participar de una manifestación en la ruta 40 que fue despejado por Gendarmería.
A casi una semana del triste y macabro hallazgo, quedan varios grises y misterios aún por resolver en el marco de la causa y lo ocurrido durante los 79 días que transcurrieron entre el día del operativo de Gendarmería y el hallazgo del cadáver. Lo más importante está referido a las causas del fallecimiento, teniendo en cuenta que los 55 peritos que participaron de la autopsia coincidieron en que no presentaba señales de lesiones, que había fallecido ahogado y que llevaba más de 90 días en el agua.
Otra de las patas de la investigación apunta a determinar quién filtró las imágenes del cuerpo apenas fue retirado del agua, y que circularon por algunas redes y medios. Se trata de las fotografías de un cadáver, recostado sobre una mesa y vestido con ropa de lana y una campera celeste, y en algunos medios de comunicación fueron publicadas con la cara esfumada.
Según informaron fuentes judiciales hace algunos días, el juez federal Gustavo Lleral (quien investiga la causa) abrirá una pesquisa anexa al caso principal con el objetivo de buscar a los responsables por la difusión de esas sensibles imágenes. Según confirmaron las mismas fuentes a La Nación, sería viable identificar al autor de la filtración ya que en el lugar donde se tomaron las fotografías del cuerpo sólo estaban el juez, el perito de la familia Alejandro Inchaurregui y dos miembros de la Policía Federal.
Falso testimonio
Si bien aún resta determinar las circunstancias y causas del fallecimiento, otra certeza es que varios testigos se encuentran bajo la lupa.
Se trata de aquellos que, mientras transcurría la búsqueda, declararon ver como un grupo de gendarmes subieron a Santiago a una camioneta y se lo llevaron el mismo 1 de agosto.
De confirmarse que incurrieron en falso testimonio y de ser procesados y juzgados por este delito, se prevén penas de 1 a 4 años de prisión para “el testigo, perito o intérprete que afirmare una falsedad o negare o callare la verdad, en todo o en parte, en su deposición, informe, traducción o interpretación, hecha ante la autoridad competente”.
De acuerdo a según al segundo párrafo del artículo 275 del Código Penal, la pena se eleva a 10 años de cárcel “si el falso testimonio se cometiere en una causa criminal, en perjuicio del inculpado”.
Y es en este panorama donde quedaría más complicado el mapuche Matías Santana, quien declaró el 5 de setiembre en Esquel ante el juez Guido Otranto -luego separado de la investigación y reemplazado por Gustavo Lleral- ver con binoculares cómo Gendarmería golpeó, detuvo y trasladó en una camioneta a Maldonado.
Los otros 2 testigos que también afirmaron ante la Justicia que Maldonado fue llevado por gendarmes son Andrea Millañanco, pareja del líder de la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) Jones Huala; y Ailinco Pilquiman, presentes el 1 de agosto en el Pu Lof de Cushamen.
Más allá de que los testimonios quedarían bajo la lupa, aún cuando las pericias demuestren que Maldonado estuvo en el río los 78 días que pasaron hasta que hallaron el cuerpo; no descarta la posibilidad de que haya sido llevado allí tras ser golpeado por gendarmes, como declararon estos testigos.
Mendoza también apareció como uno de los escenarios donde testigos dijeron ver al joven a dos semanas de su desaparición.
Fue el cura Fernando Yáñez, encargado de una parroquia en Monte Comán (San Rafael), quien a mediados de agosto aseguró que Santiago "pudo haber estado alejado en la parroquia".
Según el religioso, el 6 de agosto un joven muy parecido a Maldonado -aunque sin rastas y con la barba más corta- se presentó y pidió alojamiento, alegando que había perdido el documento y no podía seguir viajando.
Siempre de acuerdo al cura, dicho joven estuvo en la parroquia hasta el 9 de agosto y le contó a varias personas que se había cortado las rastas.
Estadía confirmada en Mendoza
Más allá de esta hipótesis -una de tantas sin demasiado sustento-, lo que está confirmado es que Santiago vivió en Mendoza casi 2 años.
Mientras estuvo en nuestra provincia, hizo algunos amigos. Uno de ellos fue Aldana, una joven artista de 23 años a quien conoció en la Plaza Independencia. “Tenía una libreta con sus dibujos, los vendía o los cambiaba. También eran diseños para sus tatuajes. Vi que tenía los dibujos y como yo también soy artista, me acerqué. Entonces hablamos de diseñar algo juntos para hacerme un tatuaje. Yo no tenía plata, entonces me dijo que veíamos y lo cambiamos por una campera que él necesitaba”, relató hace unos días la joven a Los Andes.
El presidente del Centro Cultural Israelita, Germán Leyens también dijo que conoció a Maldonado. En una entrevista con radio Nihuil, indicó que el artesano era un joven de sólidos principios pacifistas y que fue muy amigo de sus hijas.
Vecinos de Godoy Cruz por su parte también recuerdan haberlo visto. El joven se hizo amigo de una familia de la zona y dicen que se enamoró de una chica y que hizo muchos amigos. A varios los tatuó.
Interna feroz
Otro complejo entramado dentro de la causa está referido a una posible negociación y un enfrentamiento dentro de la Resistencia Ancestral mapuche (RAM). Siempre de acuerdo a esta hipótesis, la aparición del cuerpo de Santiago Maldonado pudo haber sido el resultado de una compleja negociación entre los mapuches y la Justicia Federal que llevó varios días.
La escena involucra a dos partes ferozmente enfrentadas dentro de la misma RAM, así como también al juez Lleral y a la fiscal federal Silvina Ávila. A partir de lo destacado por fuentes de la investigación, se lograron reconstruir los hechos que habrían desembocado en una “entrega” del cadáver del joven al juez Lleral por parte de los aborígenes.
En este contexto, altas fuentes aseguran que existe una importante probabilidad de que el cuerpo que fue encontrado “oficialmente” el martes 17 de octubre, en realidad haya sido avistado por los indígenas días atrás de dicho operativo.