Hace un cuarto de siglo, el país se vio sorprendido por un pacto político inesperado: el de Olivos, acordado entre Menem y Alfonsín. Algo similar ha sucedido ahora con la fórmula Fernández-Fernández. El entonces Presidente decía que el éxito en política requería tres condiciones: información, secreto y sorpresa. La decisión de Cristina Kirchner en esta oportunidad, parece haber coincidido exactamente con la afirmación de Carlos Menem de entonces.
El anuncio tiene lugar en las dos semanas y media de mayor vértigo político, por lo menos desde que Macri llegara al poder el 10 de diciembre de 2015. El 7 de mayo, el tema todavía era el acuerdo convocado por Macri ampliado a sectores sindicales, empresarios y sociales; dos días después, el lanzamiento del libro de Cristina en la Feria del Libro; el domingo 12, el aplastante triunfo de Schiaretti en Córdoba y sus definiciones; dos días más tarde, la visita de la ex Presidenta al Consejo Nacional del PJ, fotografiándose con gobernadores e intendentes; otros dos días después, el conflicto con la Corte por la eventual postergación del primer juicio contra Cristina; el sábado 18, el anuncio de su fórmula secundando como Vice a Alberto Fernández y el martes 21, ella concurre a tribunales, al inicio del primer juicio oral contra ella y dos días después, se produce la crisis de Alternativa Federal. Faltan menos de tres semanas para que se formalicen las alianzas (12 de junio) y menos de un mes para que se oficialicen las candidaturas (22 de junio). En esta vorágine, muchas cosas pueden pasar hasta dichas definiciones, pero algo es claro: la iniciativa la ha tenido hasta ahora Cristina Kirchner.
Las repercusiones muestran un impacto político alto, aunque en realidad el cambio no sea tanto. La ex Presidenta ha resuelto el dilema de Hamlet de “ser o no ser”. Finalmente integrará la fórmula presidencial, pero como Vice no como Presidente. Será una situación poco usual: los votos son del segundo y no del primero. Ella hasta ahora es el candidato con más intención de voto, mientras que Alberto Fernández tiene mucho menor nivel de conocimiento en la opinión pública y no tenía intención de voto. Ella jugará un rol decisivo en la campaña. ¿Se votará por ella o por él? No cabe duda que el voto popular que se mantiene fiel al Kirchnerismo, lo hará por ella. En caso de ganar: ¿Será una Vicepresidente protocolar, a lo sumo limitado a presidir el Senado o ejercerá el rol político relevante derivado de su caudal electoral? Es probable que sea más lo segundo que lo primero. A ello se agrega que en Argentina nunca ha sido fácil la relación entre Presidente y Vice. ¿Será esta una excepción? Pero nada está absolutamente cerrado en la política argentina todavía y los plazos mencionados para los límites de alianzas y candidaturas son un tiempo político-electoral muy largo en la Argentina de hoy.
La fórmula Fernández-Fernández causa impacto en el PJ y va a generar “reacomodamientos”. Está planteada como una convocatoria a la unidad de todo el Peronismo. No son pocos los gobernadores que han felicitado la iniciativa. Pero en Alternativa Federal -la expresión más importante del PJ anti K- tres de sus referentes (Scharetti, Pichetto y Urtubey) la rechazaron y sólo ha dado señales positivas Massa -hay quienes piensan ahora en él como candidato único para la gobernación bonaerense del PJ- quien venía asumiendo posiciones “ambiguas” hacia Cristina.
También la ha rechazado Lavagna. A mediados de semana, Schiaretti reunió a este sector político y sus aliados no-peronistas. El gobernador de Córdoba ratificó el proyecto de crear un “tercer espacio”, entre el Kichnerismo y Cambiemos.
Dentro del primero, pre-candidatos a Presidente como Solá y Rossi desistieron de su postulación y por ahora la mantiene Scioli quien tiene la idea de una “gran PASO del PJ”, en la cual se convoque a participar a todos los sectores, incluidos los anti-K.
La idea del Kirchnerismo es que aunque Alberto Fernández no tenga votos, la imagen anti-K que ha tenido durante casi una década, puede ayudarlo a atenuar la polarización que es el eje de la campaña del oficialismo, permitiendo ganar ciertos votos independientes.
También especulan que en los factores de poder, grupos de presión y grupos de interés, esta fórmula disminuye el “temor” a un eventual retorno de los K. Fernández ya ha dicho que él no es Cámpora ni Cristina Perón, refutando afirmaciones al respecto del Presidente de la UCR (Cornejo). También que el Presidente será él, pero que consultará a Cristina. Pero la identidad entre ambos se da ante todo en el tema judicial.
El mismo día en que Cristina habría informado sobre su candidatura a Alberto Fernández, éste dijo públicamente que los jueces que la juzgan iban a tener que dar explicaciones por lo que hacían, originando una fuerte réplica por parte de la Asociación de Magistrados. Y ya anunciada su candidatura, sostuvo que Cristina es “una víctima” del sistema judicial.
El impacto también ha sido fuerte fuera del Peronismo y en especial dentro de Cambiemos. El oficialismo dice que esto lo favorece, pero se trata de una afirmación sistemática que viene haciendo en los últimos meses, frente a cualquier hecho político que lo perjudica o complica. Quienes dentro de Cambiemos piensan que Vidal es mejor candidata que Macri -como dicen los sondeos- insisten con su posición frente al cambio de situación político-electoral que implica la sorpresiva fórmula K.
La convención radical que se reunirá el 27 de mayo será tensa y sigue siendo posible que un sector con peso “simbólico” pase a apoyar a Lavagna,-si éste que ha ratificado su candidatura logra finalmente organiza su estructura política-, sin que por ello sean expulsados del partido.
La conducción nacional de la Coalición Cívica se reunió sin Carrió, ratificando el apoyo a la candidatura de Macri. Al mismo tiempo el sector “progresista” que apoya a Lavagna -el Socialismo y el GEN- ratificarían su postura esta semana tras la reunión convocada por Schiaretti y el sector de la izquierda representado por Solanas y Donda hará lo mismo con la fórmula Fernández-Fernández.
La fecha clave será el 12 y no el 22. Es que ninguna fuerza o gobernador, integrará una alianza sin saber a que fórmula llevará ésta. En consecuencia, faltan diecisiete días para la definición de alternativas y candidaturas