La fórmula del saber

Integran el equipo de “Los 8 escalones”, donde demuestran sus conocimientos de cultura general. Los separan 40 años, pero cuando se juntan no se nota la diferencia. Un vínculo de admiración y respeto.

La fórmula del saber
La fórmula del saber

Los separan 40 años, los une la cultura general. Con 37 uno, y con 77 el otro, cuando Iván de Pineda y Gerardo Sofovich quedan mano a mano pareciera no haber edad. Pasan de los griegos y los romanos al rock de este tiempo, con escalas en los escritores del siglo XX o los pintores del Renacimiento, con una naturalidad digna de una charla cotidiana. Desde afuera, no asoman como dos soberbios eruditos que quieren demostrar cuánto saben, pero no hay dudas de que son las dos personas que más saben actualmente en la televisión argentina. Integrantes de “Los 8 escalones” (sábados y domingos a las 20.30, por El Trece), son los encargados de confrontar con los participantes, en una estructura de juego en la que a veces son rivales y, otras, compinches de ellos.

Si bien en el programa cuando contesta uno no lo hace el otro -el jugador elige a cuál de los dos enfrenta, salvo en la instancia final en la que sólo participa Sofovich-, aquí, con café para todos y un sandwichito que necesita Gerardo, se complementan en las respuestas, dialogan, se pisan en las frases, se entusiasman. Charlan como dos viejos conocidos, aunque jamás habían trabajado juntos. “Nos cruzamos en algún evento, pero no más que eso. Desde el primer día que nos tocó juntos -Sofovich va cambiando de pareja de emisión en emisión: puede estar con Iván, con Teté Coustarot, con Juan Di Natale o Fernando Niembro-, nos sentamos en el backstage , tocamos dos o tres temas y, a los cinco minutos, ya estábamos contando anécdotas, hablando de nuestras experiencias, compartiendo data”, recuerda De Pineda.

Sofovich: -Se da que yo tengo que compartir el panel con distintas personas, con todas tengo la mejor onda. Pero, en el caso de él, nos divertimos mucho.

De Pineda: -Hay mucha charleta en el medio.

Sofovich: -Hay admiración mutua. Generacionalmente es muy difícil encontrar a un tipo con la cultura, con la preparación y con la base, incrementada por ese privilegio de haber dado la vuelta al mundo como cinco veces, que tiene Iván. Y en cada lugar en el que estuvo se empapó de lo que pasó allí, de los por qué... quiere saber todo. Y eso es muy bueno.

De Pineda: -Es increíble, cuando nos encontramos un rato antes del programa hablamos de los mismos temas. Qué querés que te diga... Gerardo es atemporal.

Sofovich: -Y vos también. Yo siento la diferencia de edad con él solamente cuando aparecen las letras de rock moderno.

-Pero las preguntas de rock las contestás casi siempre bien....

Sofovich: -Es que yo sé mucho de rock. Pero él se sabe las letras.

De Pineda: -Papelón cuando me toca cantar. Lo interesante de esto es poder divertirse y jugar y transitar de una manera muy simple por el conocimiento. La idea es que el participante se afloje. Lo peor para este tipo de programa es que haya presión.

Sofovich: -En éste no hay nada de eso, al contrario. Y entre nosotros dos, cuando no estamos en cámara, hay un cotilleo permanente. No importa el ego, para nada. Y te doy como ejemplo algo que pasó hace unos días. Yo cometo el imperdonable error de decir que Wellington derrota a Napoleón en Trafalgar...

De Pineda: -Gerardo, eso fue un lapsus, no pasa nada.

Sofovich: -Bueno, él retoma y habla de Nelson y ahí enseguida la pesco y digo “Ay, cierto, gracias”. El agrega el dato correcto con mucho cuidado. E inmediatamente aclaro: “Nelson gana Trafalgar y Wellington gana Waterloo”. Y estuvo bien, como lo está cuando el programa rebota en las redes sociales, con gente que se engancha o corrige. Eso abre el debate. Es un buen desafío.

De Pineda: -A mí me encanta que la gente se prenda, que todos puedan jugar desde sus lugares. La curiosidad y la inquietud para clarificar son buenas como intención. Y es genial cuando el otro tira un dato y entonces aprendés o recordás algo que sabías. En ese sentido soy una esponja.
Sofovich: -Y yo, ni te digo.

De Pineda: -Yo soy muy mal deportista, porque de chiquito tenía mucha miopía y me quedaba leyendo mientras los otros nenes se iban a jugar a la pelota, ponele. Y es increíble cómo, a veces, ciertas cosas se van concatenando de manera azarosa en la vida. Cuando empecé a trabajar de modelo tenía horas y horas de tiempo libre en viajes y no había tanta tecnología como ahora, por eso leer era una tentación.

Sofovich: -Lo tuyo es más meritorio que lo mío. Porque en mi juventud no había otra cosa que leer. Obviamente jugué a las bolitas y a todo lo que se podía, pero la lectura era muy atrapante. Y yo soy un adicto al conocimiento.

El juego de las similitudes y diferencias permite también saber quiénes fueron clave en la formación de cada uno. Nacido en España, el menor de los dos -que hace 9 años ganó “El imbatible”, juego que conducía Susana Giménez- cuenta que “en la casa de mi abuela, en Madrid, había una gran biblioteca. Aprendí a leer a los 4 años y mi mamá y ella recuerdan que me la pasaba dando vueltas alrededor de los libros. Siempre les voy a estar agradecido de que me hayan inculcado el amor por la lectura. Tuvieron la eterna y maravillosa bondad de pasarse, como mínimo, media hora por día, todos los días, leyendo al lado mío. El primer libro que hojeé fue una enciclopedia”.

Sofovich: -¿Te das cuenta? Tenemos vidas paralelas separadas por 40 años de historia. Lo mío es muy similar.

De Pineda: -Después arranqué con "Elige tu propia aventura", con Alfred Hitchcock y los tres investigadores, Linterna verde...
Sofovich: -De chico empecé a leer a (Emilio) Salgari, a Alejandro Dumas, "Colmillo blanco", de Jack London, y a los 14 años ya estaba leyendo a (Jean Paul) Sartre.

Ahora los dos aprovechan los beneficios de Internet -aclaran que ninguno tiene Twitter-, reconocen que recurren seguido al Google y coinciden en tener “una memoria prodigiosa”. Celebran cada frase similar dicha al unísono y se ríen de los que sostienen que tienen las respuestas anotadas en el escritorio: “Eso es una taradez. Pero para quitar las dudas ahora hay una cámara cenital que muestra que sólo tenemos las opciones. Y todo lo que agregamos es un plus para la gente y eso es una virtud de este programa”, aclara Gerardo, quien le rinde tributo a Manuel Sofovich, compartiendo que “en mi vida fue clave mi papá, autor teatral y periodista. Era un tipo muy generoso con el conocimiento”.

Termina la nota y sigue la complicidad. Podrían ser, tranquilamente, abuelo y nieto, pero no, son dos personas que supieron hacer de una relación laboral un vínculo en la vida.

Sofovich y el rumor de "la bomba peneana"

La semana pasada la noticia parecía vieja: internaron a Gerardo Sofovich, decía. Y daba cuenta de que el conductor, de 77 años, había sido ingresado nuevamente en el Sanatorio Los Arcos. El motivo: una angioplastia coronaria y la colocación de un nuevo stent (¡el décimo!). Sin embargo, por los pasillos del sanatorio comenzó a rodar la versión de que a Sofovich le habían puesto una bomba peneana, rumor que él mismo desmintió en el diario Muy. “Es mentira eso que se dice, no me puse una bomba peneana”, dijo tajante. “Es increíble las mentiras que se dicen. ¡Mirá si voy a hacer algo así! Sería más divertido que dijeran que me puse una bomba en la cabeza”, siguió, ya en tono de broma.Y como para demostrar su pronta recuperación, Sofovich ya estuvo el domingo pasado en “Los 8 escalones” y este miércoles al frente de “El pacto”, el ciclo de entrevistas que conduce por Magazine.

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