La vida del policía José Miguel Ontiveros está hoy limitada entre los extremos de la prisión perpetua solicitada por el fiscal o una condena a 3 años, en suspenso, reclamada por el defensor.
Uno habla de doble homicidio calificado (artículo 80 del Código Penal) por las muertes de Gabriela Fernández, de 44 años, y su nieto Benjamín Monje, de 8, en un hecho ocurrido el 21 de setiembre de 2014. Mientras que su defensa esgrimió la emoción violenta (art. 81 de la misma norma legal), como argumento.
El Tribunal conformado por Mateo Bermejo, Víctor Comeglio y Lila Vila, abrió esta audiencia a media mañana (demorado por el traslado del detenido hasta el Palacio de Justicia) y se extendió hasta casi las 16.
En ese lapso se escucharon los alegatos del fiscal de Cámara Javier Pascua, la querella representada por los abogados Carlos Varela Álvarez y Alejandro Acosta y, cuarto intermedio mediante, el defensor Alejandro Hidalgo.
Tras lo cual el Tribunal decidió continuar el debate el próximo viernes 4 de marzo, día en que Ontiveros tendrá la posibilidad de decir sus últimas palabras en el juicio, para luego de deliberar dar a conocer la sentencia.
Un hecho premeditado
Pascua se extendió vehemente sobre el hecho, buscando descartar una emoción violenta al señalar que fue "premeditado", para lo cual recordó las amenazas que Ontiveros le había hecho a Yamila Monje en julio de 2014, cuando le dijo que la iba a golpear donde más le doliera. Agregando que "ahora van a conocer al verdadero Ontiveros".
Sobre el fatídico 21 de setiembre, Pascua detalló lo ocurrido, desde el momento en que el acusado se ofreció a llevar a Yamila hasta el hospital Italiano, a lo que ella se negó. Sin embargo la siguió y la encontró en el centro asistencial junto a Muñoz, hoy actual pareja de la joven.
Agregando que este señor fue a buscar su arma, pero cuando llegó al Italiano "la pareja ya no estaba. Y entonces ese Día de la Primavera, donde todo florece, este hombre a los tiros lo oscureció...".
Finalizando su argumentación con el pedido de prisión perpetua, "que es la pena máxima, pero que en este caso es poco".
La querella
Alejandro Acosta comenzó su alegato reconociendo el trabajo, en la instrucción, del fiscal Daniel Carniello, considerando que acá quedó "destruida la inocencia de Ontiveros".
Más adelante hizo referencia a que en el lugar de los hechos, manzana H, casa 32 del Bº Solares de San Antonio, se encontraron nueve vainas servidas que salieron del arma del policía, añadiendo a renglón seguido las necropsias de las víctimas, que recibieron cuatro balazos la mujer y cinco el chico "efectuados a menos de 60 centímetros de los cuerpos".
Finalizó su argumentación descartando de plano la "obnubilación" al momento de cometer el doble crimen, porque pudo manejar, llegar hasta el barrio, esconder el auto y después llamar a un compañero de la fuerza diciéndole "Me mandé una cagada", e indicándole el lugar donde estaba.
Reparación
Fue Carlos Varela Álvarez el que cerró el alegato de la querella en representación de Gabriela Monje, hija de la mujer asesinada y madre del niño. De pie ante el Tribunal el abogado reconoció a este "como el caso más amargo" en su vida profesional, habló del amor, el odio, la venganza y el perdón, como situaciones propias en la vida de las personas, y que ante la falta de acción de la fuerza policial y el Poder Judicial, "lamentablemente volverá a pasar.
"Acá esto no termina con absolución o condena, sino que nos debemos preguntar qué hacemos con las víctimas..?”.
Al término de su alegato Varela Álvarez le reclamó al Tribunal que incluya en la sentencia un pedido de reparación -hecho inédito a nivel local-, con una disculpa pública por parte de la Policía de Mendoza a la familia Monje y otra igual del presidente de la Suprema Corte de Justicia de Mendoza, organismos que "en su momento no actuaron como corresponde".
Y mirando a la sala, ocupada sólo por nueve personas, todas ellas familiares de las víctimas y del acusado, dijo: "Estos bancos deberían estar ocupados por funcionarios policiales y de la Justicia, pero están vacíos, y esto me da vergüenza...".
Tras lo cual simplemente pidió “que se haga Justicia...”
La defensa
Por su parte, Alejandro Hidalgo utilizó la psicología para entender lo ocurrido aquel día. Calificó a algunos testimonios como mentirosos, entre ellos los de Yamila, ex pareja de Ontiveros, y también el del policía Muñoz. Habló de celos y que ese día "al verlos juntos en el hospital Italiano se sintió engañado y dolido”. Y eso produjo un click en su cabeza que lo puso "como loco". Y así lo remarcó al pedir sólo una pena de 3 años, en suspenso.
El fallo se conocerá el viernes 4 del próximo mes de marzo.