Una multitud -calculada por la policía en más de 20.000 personas- estuvo presente en Lagunas del Rosario, norte de Lavalle, a 130 kilómetros de esta capital, para participar de la fiesta en honor de la Virgen del Rosario.
La fría jornada tal vez restó asistentes por un lado, pero a la vez sirvió de estímulo para que muchos habitantes del Gran Mendoza enfilaran hacia la zona lagunera en atención a la suspensión de muchos espectáculos en la ciudad y los alrededores debido a las malas condiciones del tiempo.
El momento culminante de la fiesta fue la ceremonia religiosa frente a la histórica capilla del Rosario, y la procesión con las imágenes de la antigua virgen y la más moderna, ambas ataviadas con ropaje rosado.
El oficio religioso estuvo a cargo de los curas redentoristas Federico Cascone y Maximiliano Goytía, y fue seguido con mucho fervor por lugareños y visitantes. Atrás de los fieles, formados en semicírculo, se ubicaron alrededor de 200 jinetes, de agrupaciones gauchas de la provincia y una delegación de huasos chilenos.
Aunque locales y foráneos saben del fervor que ponen a las misiones y tareas pastorales, los sacerdotes redentoristas, algunos lamentaron que por otros compromisos no hubiera podido asistir el arzobispo de Mendoza, monseñor Carlos María Franzini.
La recorrida por las calles del pueblo con las 2 imágenes a la cabeza de los caminantes, siguiendo el paso de las cabalgaduras, tuvo la emoción que siempre transmiten estas celebraciones. A su paso la procesión era aplaudida por el público y al llegar al templo, los pañuelos blancos flamearon por encima de los feligreses, en medio de las vivas hacia las 2 advocaciones y los restantes santos que también pasearon con sus fieles porteadores llevándolos a mano.
Uno de los que sostuvo la venerada señora de la tierra huarpe, fue Amelio “Tito” Azaguate (70). Hizo referencia a momentos de la producción de trigo en el territorio norteño por la existencia del agua benefactora en las lagunas, ahora secas por lo menos desde 2010. “Hacíamos la siega a mano usando la ‘echona’, especie de hoz. No digo que ahora no lo sean, pero fueron tiempos felices aquellos de nuestras mocedades”, comentó “Tito”, también conocido como “el poeta huarpe”.
Hablando de viejos habitantes del paraje limítrofe con San Juan, se obtuvo el pausado testimonio de tal vez la moradora más antigua de esos parajes, Hilaria González (96), acompañada por parte de sus descendientes, 10 hijos, 40 nietos y 50 bisnietos. Nadie de este clan se animó a calcular los tataranietos de la señora, número que quedó en promesa para un próximo festejo.
En el almuerzo, y sentado junto al intendente Roberto Righi, animó la mesa de los comensales el ex presidente de la Comunidad Huarpe de Las Lagunas, Eudes Nievas (69). Habló del progreso que significó para las familias de la zona el haber recibido la escrituración a su favor de 72.000 hectáreas, logro materializado en la administración de Celso Jaque.
“En mi adolescencia y juventud, éste era un pueblo en silencio, bastante ignorado; nos faltaba información y carecíamos de asistencia en general, especialmente la médica. No había un equipo de radio y las vías de comunicación eran huellas, a veces intransitables. Este panorama viene cambiando y pensamos que todavía pueden producirse mejoras, como un mejor servicio eléctrico”. Otra evocación que hizo este hombre era el uso, en el pasado, del tren del Ferrocarril Belgrano para llegar al remoto paraje, con parada en la estación Resurrección.
La tarea de reivindicación de derechos e igualdad de oportunidades para sus coterráneos que lleva a cabo Eudes, tiene continuidad en el actual presidente de la comunidad, Andrés Córdoba, y en la hija de Nievas, Érica Elizabeth (28), militante también de la Comunidad de Pueblos Indígenas (CPI).
Aunque la fiesta es religiosa prioritariamente, no se puede negar que también es la ocasión para la reunión, en carpas, de muchos visitantes que, en familia, pasan horas al lado de los fogones con asado a las brasas, mateadas y escuchando música.
El otro escenario, el de la “Calle de los bordos negros”, se convierte en una feria de oferta y venta de los más diversos artículos. En uno de los puestos se instaló Remigio Villegas (58), artesano del cuero crudo, proveniente de Gustavo André. Con 30 años en el oficio, este experto fue a mostrar sus habilidades en la megamuestra de Buenos Aires, Tecnópolis. A su lado, la lugareña Olga González (46), ofreció artesanías en lana de telar y en fieltro, que hoy tendrán buenos precios debido a la culminación de la fiesta.
Una demostración de las costumbres paisanas a caballo, se ofreció en el Bajo, donde integrantes de las agrupaciones gauchas presentes desarrollaron juegos de destrezas, como el “doble 8”, “el poroto” y la boleada del choique, que fueron seguidas con mucho interés por parte de la concurrencia.
Caminando por la calle de los puestos, repartieron saludos y simpatía la Reina vendimial de Lavalle, Carmela Sol Morales (20), y la Virreina departamental, Rocío Ciccarelli (22). Otro detalle de la reunión dominguera estuvo en la limpieza que, pese a la multitud presente, resultó adecuada, por la utilización de bolsas reciclables y el paso de camiones recolectores de la Municipalidad de Lavalle.
La "Catedral del Desierto" necesita algunas mejoras
Una de las tareas de los padres redentoristas en el lugar es velar por el cuidado y el mantenimiento de la blanca capilla del Rosario, edificación centenaria declarada Monumento Histórico Nacional, de 1975. Su altar alberga la imagen de la Virgen del Rosario, tallada por los primitivos habitantes de la zona.
Federico Cascone, que misiona desde hace 35 años, sostuvo la necesidad de efectuar una inspección de la añeja construcción.”Estamos preocupados -expresó- por la carga de los techos y una rajadura entre el altar y el camarín de la Virgen”.
Reconoció el apoyo de la comuna lavallina y dijo que las autoridades nacionales -en rigor los titulares del bien patrimonial- deberían intentar alguna tarea de restauración, aunque no sea de la envergadura de la realizada en el bienio 2005-’2007, a cargo de DNA.