Los piemonteses se sienten muy a gusto en Mendoza, tal vez porque nuestra geografía, al pie de las montañas, los contiene como cobijaba a sus ancestros. Allá, en esa bella región del noroeste peninsular –la más extensa después de Sicilia- están rodeados por los Apeninos y los Alpes. Aquí por los Andes, pero principalmente por el afecto de los mendocinos que los han recibido desde las primeras oleadas migratorias a fines del siglo XIX hasta la actualidad, cuando siguen llegando como turistas y también como empresarios que apuestan por nuestra tierra. Ilustres familias de inmigrantes como los Pescarmona, los Toso, los Grosso o los Avena dejaron huella a fuerza de trabajo y marcaron caminos en nuestra sociedad.
Gracias a esa iniciativa, y al empuje que hoy tiene la Asociación Famiglia Piemontesa de Mendoza, la Federación de Asociaciones Piemontesas de Argentina eligió a nuestra ciudad como sede del 5º Congreso Piemontés de la Argentina, que se llevará a cabo entre los días 26 y 30 de abril próximos en el hotel Savoia (ex Ejército de los Andes). Es la primera vez que este encuentro nacional se realiza aquí, por lo que desde hace meses concita la atención tanto de los alrededor de 400 piemonteses aquí radicados como de autoridades municipales y consulares. Vendrán unos 300 delegados de las 60 Asociaciones Piemontesas del país, para estrechar lazos entre sí y con la comunidad mendocina, y para debatir sobre la lenguay cultura italianas, de tan fuerte arraigo en Mendoza. También esperan contar con la presencia de otras agrupaciones de regiones italianas, y con el público mendocino en general. Dos de las organizadoras, Ana Occelli y Silvia Vargas Gaia –presidenta y vocal de la Asociación local, nos contaron detalles del encuentro.
"El foco de la reunión serán las tradiciones y costumbres piemontesas perdurables, y los valores como riqueza perenne; van a participar comisiones de jóvenes y de mujeres, y vendrán las reinas de cada Asociación del país. También, entre los dirigentes de cada provincia, vamos a debatir los problemas que tiene cada Asociación, para poder llevar adelante acciones y proyectos".
En el encuentro tendrá especial protagonismo la cultura piemontesa en particular e italiana en general, con exposiciones fotográficas, de artes plásticas y de libros y literatura. Una de las muestras destacadas será la de la diriginte y fotógrafa de origen piemontés Silvia Vargas Gaia, que rescata imágenes e historias de una tradicional familia de inmigrantes dedicados a la vitivinicultura, los Sanmartino.
Otra de las notas destacadas será que los debates se realizarán en dialecto piemontés, para poner en valor la rica diversidad lingüística de la región. Y el momento más alegre del encuentro, en sintonía con la fama gastronómica piemontesa, será la "castagnata", el domingo 28 a las 13.30. Se trata de un tradicional almuerzo, coronado por postres elaborados con castañas, un fruto noble y abundante en aquella región.
Los organizadores han querido destacar especialmente el apoyo brindado por la Municipalidad de Guaymallén, sede y auspiciante del encuentro. Y el del Consulado General de la República de Italia, liderado por el cónsul Ivo Michele Polacco, quien estará presente en la inauguración junto a autoridades municipales y de gobierno. Los interesados en participar podrán comunicarse con Ana Ocelli (2615973684) o con Silvia Vargas Gaia (261-4707351).
La castaña, un alimento “salvador” en la guerra
La "castagnata" o castañada es, como su nombre lo sugiere, una reunión para comer castañas en abundancia, preparadas con distintas recetas típicas. Por ejemplo, asadas, hervidas (con hinojo, laurel y sal, a fuego lento durante tres horas) o en almíbar. Como en el resto de Italia, las castañas crecen en estado natural y han consituido un alimento "salvador" en épocas de guerra, cuando no había otra cosa a mano, o para los pastores que recorrían las montañas sin más equipaje que su saco de castañas, una hogaza de pan y una honda. La castaña está considerado como uno de los frutos secos más saludables, de los más ricos en hidratos de carbono, con bajo contenido graso y aporte de nutrientes que ayudan a mantener las energías. Además, durante esas épocas duras en la Península, la harina de castaña fue un valioso sustituto de la harina de trigo.