"Mi sobrino no se suicidó, no creímos en esa versión desde un principio, y ahora algo parece indicar que no estábamos equivocados", cuenta por teléfono Claudia Campoy, tía de Andrés García Campoy, el joven que hace 8 días falleció de un balazo en un control rutero que hacía Gendarmería en la ruta 7, frente a la Destilería de Luján de Cuyo. Andrés iba en su Peugeot cuando lo pararon a las 15.30 de aquel viernes.
Desde un principio, más que nada fuentes policiales, indicaron sin dejar dudas que el joven de 20 años se había disparado en la cabeza con una carabina que él mismo llevaba en su Peugeot 504, pero a los días, las primeras pericias ya sembraron dudas.
"Hay una sumatoria de indicios que a priori descartan el suicidio -indicó a este diario el abogado de la familia, Federico Catanese-; en primer lugar el tiro fue en la nuca; además se estableció que la lesión provocada por la bala mide 7 milímetros, lo que no coincide en principio, con la versión de los gendarmes que dicen que el joven se disparó con su carabina calibre 22; por otra parte, no se hallaron vainas en el auto ni cerca de él".
Dada esta situación, el fiscal original del caso, Jorge Calle, cedió su lugar al juez federal Walter Bento, debido a que las sospechas se ciernen en los gendarmes que, como se sabe, constituyen una fuerza federal.
Por más que la causa esté caratulada como homicidio agravado, no cuenta con detenidos debido a que Bento quiere tener toda la prueba pericial para tomar alguna medida. De momento, como ya se ha publicado, las armas de los gendarmes que intervinieron en el hecho, como las de un grupo de penitenciarios que también están involucrados, están siendo objeto de pericias. En total son 9 las armas: dos de gendarmes, seis de penitenciarios y la carabina de la víctima.
Dudas
Andrés García Campoy era mendocino pero había pasado buena parte de su vida en San Luis, donde vive su madre. Hace poco regresó a Mendoza para iniciar sus estudios de Higiene y Seguridad Industrial en la Universidad Aconcagua.
La tarde en que murió había salido de su trabajo (trabajaba con su tío en una casa de repuestos de motos en Ciudad) y se fue hasta Luján en su auto. Su familia cree que el joven estaba por vender la carabina (la había hecho tasar hacía poco) y que por eso la llevaba en el Peugeot 504. El arma tenía todos los papeles en regla.
"Él era cero armas, cero violencia, nunca tuvo malos antecedentes ni de droga ni de conducta; era un chico de lo más normal", recuerda su tía Claudia. "Por eso creemos que lo asesinaron; pero hay que ver quién fue", redondea.
Entretanto, el abogado Catanese indicó que para la semana que entra se esperan los resultados de las pericias y que no deseaba extenderse demasiado "debido al secreto de sumario", contó.
"Yo trabajo en el área de salud mental y tengo el conocimiento suficiente como para saber si alguien presenta conductas suicidas; bueno, no era el caso de mi sobrino", explica Claudia Campoy.
Por lo demás, la familia se mostró -amén de dolida- muy confusa ante la profusa información que se dio inicialmente en la prensa y que ellos consideran no es real. "Como que la abuela de Andy (por Andrés) le haya dicho a la Policía que él estaba muy apenado en los últimos días; eso no fue así", concluyeron con vehemencia.