A pesar del desprestigio que cosechó durante su gestión, Guillermo Moreno sigue mintiendo. Como no puede hacer uso del engaño descarado y de la prepotencia que lo caracterizó durante siete años al frente de la Secretaría de Comercio de la Nación, el ex funcionario mutó hacia un dirigente que pretende hacer creer que realiza una autocrítica respeto de su culpabilidad en la pobreza del país, pero lo hace con cifras que nada tienen que ver con la realidad. Intenta presentarse como el hombre bueno, conciliador, que sufre ante la presencia de un pobre, cuando la realidad marca que fue él uno de los principales culpables de la situación que está viviendo el país.
Moreno pasó de ser un desconocido aunque activo militante peronista de Villa Lugano a ser un hombre que se ubicó como punta de lanza entre los defensores del kirchnerismo. Arrimado al poder a través de Alberto Fernández (ex jefe de Gabinete) y de algunas figuras sindicales, como Omar Viviani, Moreno alcanzó la designación al frente de la Secretaría de Comercio Interior, la que mantuvo desde 2006 hasta diciembre de 2013, momento en que fue desplazado de su cargo y designado como agregado en la Embajada Argentina en El Vaticano.
Desde su cargo en Comercio sobrepasó todos los límites, especialmente cuando daba a conocer las cifras del INDEC ("ahora somos más realistas, antes se medían también los viajes al exterior", llegó a afirmar), cargando con dureza contra los números de las mediciones privadas; castigó, enviando inspectores, a los empresarios que osaban criticar al Gobierno; llegó a la prepotencia en oportunidad de la discusión por el caso Papel Prensa; organizó delegaciones al exterior absolutamente inviables y hasta amenazó con gestos a otro integrante del Gabinete durante un acto público. Frente al desprestigio alcanzado, a Cristina Kirchner no le quedó otra salida que desplazarlo del cargo.
Pero ahora, como precandidato a diputado, Guillermo Moreno sigue mintiendo. Realizó una falsa autocrítica, al señalar que se consideraba responsable de la pobreza en la Argentina, "porque nosotros dejamos 2,4 millones de argentinos en la pobreza", cifras que demuestran una falsedad absoluta con la realidad, ya que 2,4 millones de argentinos significan menos del 6 por ciento de pobreza en el país, mientras los datos de la Universidad Católica Argentina (que demostraron a lo largo de los años ser mucho más realistas y serios que los oficiales) determinaron que en ese momento había unos 12 millones de pobres en el país, cerca de un 30 por ciento del total. Es la misma mentira que llevó al entonces jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, a afirmar que teníamos menos pobres que en Alemania, donde rondaba el 8 por ciento.
Moreno, que integra la lista "Unidad y coraje" como candidato a legislador dentro de la alianza Unidad Porteña, afirmó también que ese porcentaje dejado por el gobierno anterior era "alto" porque "dos familias pobres ya es mucho", sin recordar que desde su cargo pudo hacer mucho para combatir la pobreza, especialmente cuando el crecimiento de los ingresos al país fueron importantes como consecuencia de los precios de los productos del campo.
En su intención de aparentar una cierta imagen de mea culpa, Moreno parece no tener en cuenta que la gente tiene memoria, que ha crecido lo suficiente y que tiene, con el voto, la capacidad de premiar o de castigar a quienes se postulan como candidatos en las próximas elecciones.
