Este año, como varios antes, las provincias de Mendoza y San Juan presentaron una crisis de exceso de stock que requirió fondos públicos para comprar uvas y facilitar las exportaciones de vinos a granel. Por otro lado, en enero y febrero aumentaban las exportaciones de vinos fraccionados que, aunque no traccionan demasiados volúmenes, generan un importante ingreso de divisas.
Mientras eso ocurre en las provincias que cuentan con la mayor superficie implantada, en el resto del país se está viendo, desde hace varios años, una interesante expansión de la frontera vitivinícola. Hoy tenemos viñedos en zonas que, en principio, serían marginales, pero que comparando con otras zonas de mundo, son perfectamente viables.
La vitivinicultura argentina se desarrolló, históricamente, en zonas de clima continental, casi toda en la zona oeste de la Argentina, recostada sobre valles cordilleranos, mientras en el resto del mundo se desarrolla en zonas de clima marítimo. Pero ahora las fronteras se han extendido hacia el Norte y el Sur, y también hacia el Este de la Argentina. Es muy interesante verificar de qué manera las distintas variedades se van adaptando a otros climas y suelos distintos a los conocidos para dar ejemplares de identidad propia y personalidad distintiva. No son ni mejores ni peores, sino distintos y esa riqueza en la variedad de climas de la Argentina irá conformando la futura oferta internacional de nuestra industria.
Ya es conocido el desarrollo que las vides han tenido en Salta, en la zona de los Valles Calchaquíes, con centro en Cafayate, pero se ha ido extendiendo a zonas vecinas. Uno nuevo es un pequeño desarrollo que ha comenzado en Jujuy, específicamente en la Quebrada de Humahuaca. En su reciente visita a Mendoza para la Fiesta de la Vendimia, el gobernador de esa provincia, Gerardo Morales, explicó que, pese a ser una zona protegida, hay un espacio para asegurar un desarrollo interesante e invitó a empresarios a invertir aprovechando programas promocionales de la provincia para facilitar las inversiones. Las hectáreas plantadas son pocas pero los primeros vinos, tofos de alta gama, obtuvieron buena puntuación por parte de críticos internacionales.
Si bien son conocidos los desarrollos existentes en Catamarca y La Rioja, al igual que en el oeste de Córdoba, en la tradicional Colonia Caroya, lo más nuevo son los viñedos implantados en Tucumán, en la zona de los Valles Calchaquíes. Los vinos surgidos de esta zona están causando muy buena impresión entre los especialistas. También hablamos de pocas hectáreas implantadas hasta ahora y todas dedicadas a producir vinos de alta gama. Pero la frontera también ha comenzado a extenderse hacia el este de la zona central del país. Ya existen viñedos en San Luis. Han comenzado con mucho entusiasmo en Entre Ríos y se ha consolidado la implantación en la zona noroeste de La Pampa, donde ya hay una bodega que exhibe vinos de buena calidad.
La expansión más interesante, no por la cantidad sino por las particularidades de la zona, se registra en la provincia de Buenos Aires y en la región patagónica. Los viñedos bonaerenses tiene viejos antecedentes en viñedos que generaban los “vinos de la costa”, que hoy han virado a variedades de mejor calidad. Pero lo nuevo se registra en viñedos implantados en Sierra de los Padres, Chapadmalal y Balcarce. También aparecen iniciativas en otras zonas costeras.
En todos los casos, por ahora nos se trata de extensiones muy grandes pero a medida que se van afianzando los clones elegidos, la calidad de los vinos ha sido destacada, presentando características particulares, propias de los vinos de las zonas marítimas.
A la ya reconocida zona de Río Negro y Neuquén, que ya tiene un lugar ganado en la producción de algunas variedades, se le está sumando la provincia del Chubut. Si bien la primera plantación se hizo hace 25 años con una bodega, en los últimos años, y merced a estímulos provinciales, muchos dueños de campo comenzaron a probar con algunas hileras, pensando en tener vino para su propio consumo y al ver los resultados, están agrandando las explotaciones con fines comerciales. No obstante, en los últimos cinco años esto avanzó y hay una plantación de 50 hectáreas en la zona del paralelo 44, cerca del límite con Santa Cruz y en la zona costera. La bodega allí instalada ya comenzó a elaborar sus primeros vinos.
En síntesis, la expansión de la frontera vitivinícola ya alcanza a 220.000 has. en todo el país. Las nuevas zonas se dedican a vinos de alta gama. La crisis está centrada en Mendoza y San Juan, donde están más concentrados los viñedos con uvas de menor calidad enológica, que son las que tienen excesos de stock. La solución, como es lógico, no pasa por subsidiar estas producciones sino por cambiarlas.