Hollywood parece no querer deshacerse de la etiqueta de sexista. Tras un bochornoso informe sobre desigualdades en la industria, una nueva polémica ha conmocionado al público: 37 años son demasiados para ser amante de un hombre de 55.
Maggie Gyllenhaal fue la actriz que recibió tan sorprendente comentario después de que unos productores la rechazaran para ese papel por su edad. Gyllenhaal ganó este año el Globo de Oro a mejor actriz en una miniserie de televisión por “The Honourable Woman” y en 2010 optó al Óscar por “Loco corazón” (también conocida como “Corazón rebelde”).
La revelación provocó un terremoto en las redes sociales, donde miles de internautas expresaron su indignación, pero la industria no se inmutó.
Su situación no es aislada en la meca del cine. Muchas artistas han manifestado la crueldad de la industria, que comienza a olvidarlas cuando alcanzan los 40. Por eso muchas acaban sucumbiendo a la presión sometiéndose a cirugías estéticas -Renée Zellweger es el último caso más sonado-.
Pero la discriminación que viven las mujeres no se ve sólo en la pantalla. Hace apenas unos días la Unión Estadounidense para las Libertades Civiles (ACLU, en inglés) publicó un informe destacando que sólo 4,6% de las películas estrenadas en 2014 fueron dirigidas por mujeres.
La diferencia es tan abismal que la organización pidió a las autoridades que tomen cartas en el asunto. Esta realidad levantó muchas críticas en la pasada edición de los Oscar, cuando ni siquiera Ava DuVernay fue nominada por “Selma” cuando todos los críticos apostaban por ello.
Seguir luchando
Gyllenhaal no pierde la esperanza de que las cosas puedan cambiar definitivamente. “Hoy en día hay muchas actrices que están haciendo un trabajo increíble”, señaló.
Muchas de sus compañeras han encontrado últimamente más oportunidades en la televisión, pero en todas partes dominan los personajes masculinos.
Un reciente informe del Centro de Estudios de las Mujeres en el Cine y la Televisión determinó que sólo 12% de las 100 películas más taquilleras de 2014 estaban protagonizadas por mujeres.
Ante esta situación, muchas han decidido fundar su propia productora para financiar sus películas. Es el caso de Jennifer López, Sofía Vergara o Reese Witherspoon, esta última convertida en toda una mujer de negocios.
A pesar de lograr roles principales, la discriminación también se refleja en la diferencia de salarios, como en casi todas las profesiones. Patricia Arquette lo gritó a los cuatro vientos cuando recogió su Oscar en febrero por su papel secundario en “Boyhood”.
“Ya es hora de que tengamos igualdad salarial”, reclamó, poniendo en pie al público del teatro Dolby. Una de las que más le aplaudió fue Meryl Streep, quien acaba de crear un centro para escritoras de más de 40 años.
Otra de las que lleva años reclamando este derecho es Jane Fonda, quien durante un encuentro con la prensa hace unas semanas abogó por "seguir luchando".
Sarah de Gaudemar, que trabaja en los estudios de animación Stoopid Buddy Stoodio, considera que este problema afecta a toda la industria del entretenimiento.
“Generalmente los hombres que dirigen los estudios no se dan cuenta de que existe un problema. Cuando una mujer llega a una posición jerárquica tradicionalmente ocupada por un hombre, no se la trata de la misma forma”, asegura.
La voz de alarma también ha sonado con fuerza en el actual festival de Cannes, que termina este fin de semana, donde sólo dos de las 19 películas en competición oficial han sido dirigidas por mujeres.
El cineasta francés Philippe Garrel, uno de los nombres de la Nouvelle Vague, resumió: “El cine ha sido concebido por hombres y siguen siendo ellos quienes orientan nuestras representaciones”.