Y goza, goza River. Porque se sacó la espina contra Boca en los mano a mano internacionales, porque revivió en un momento difícil, porque peleó como un león para noquear al rival de toda su vida. Y más que el fútbol de otros días nacientes del ciclo, le puso huevo a esta semi chiva, por la que tuvo que descuidar el torneo local y supo superar lo que fue.
El momento de la serie, un penal en contra a los 17 segundos, cuando un 0-1 cambiaba totalmente el panorama del superclásico: Gigliotti no tuvo la luz que otras veces Palermo, y Barovero se vistió de salvador con su tapada. Desde el arranque, un guiño optimista para el equipo de Gallardo.
El Monumental explotó en esta semi; explotó de alegría después de 90 y pico de minutos de sufrir. De patadas al por mayor, de errores arbitrales y de un exquisito gol de Pisculichi, que vacunó con su zurda como lo había hecho alguna vez en la Bombonera jugando para Argentinos. River fue ese gol, meter y meter.
Tratar de aprovechar los espacios en el segundo tiempo contra un Boca que fue cero efectivo con un Gigliotti seco. No supo aprovechar los espacios Teo; tampoco Sánchez (de muy buen partido) tuvo ese punch necesario para noquearlo.
Explotó el Monumental en el final por ese 1-0 tan sufrido, tan esperado desde hace años,con los jugadores cantando y saltando de alegría. Antes hubo minutos durísimos, con patadas y patadones en la ida y ahora, en Núñez, también juego brusco y polémicas. Ponzio siguió de milagro en la cancha en el PT y Forlín lo mismo en el segundo.
A Delfino por momentos se le fue de las manos el partido, que había empezado con mano dura cobrando el penal a Meli. Se luchó más de lo que se jugó, fue más huevo, huevo, huevo que juego, juego, juego. Así se sacó las ganas el Millonario, así tuvo su venganza. River finalista.
Rival conocido
“Prefiero la final ante River porque Boca es copero”. Con esta categórica frase, Juan Carlos Osorio (DT de Atlético Nacional de Medellín) dejó en claro qué adversario quería para definir la Copa.
Tras dejar en el camino al San Pablo brasileño por penales, el elenco “cafetero” definirá el título en condición de visitante ante River, equipo que conoce y mucho.
Es que la estadística indica que, por duelos internacionales, se han enfrentado en cuatro ocasiones.
El primer choque fue en la semifinal de la Libertadores 1995. Nacional venció 1 a 0 y River hizo lo propio en el Monumental, perdiendo por
penales (7-8). Así, los colombianos jugaron la final ante Gremio de Brasil.
Luego se midieron por la Supercopa Sudamericana de 1996 y 1997. Igualaron 2 a 2 en Buenos Aires y Nacional venció por 2 a 1 de local en primera fase, mientras que River se desquitó al año siguiente en semifinales, ganando 2 a 0 de local y cayendo por 2 a 1 en Medellín.
La última vez que se enfrentaron fue en fase de grupos de la Libertadores 2000. Fue 1-1 (en Medellín) y éxito de Nacional (3-2) en River.
