La esperanza - Por Jorge Sosa

En estos tiempos, encontrar gente esperanzada es toda una novedad. ¿Tienen fundamentos los esperanzados?.

La esperanza - Por Jorge Sosa
La esperanza - Por Jorge Sosa

El verde es el color de la esperanza, porque en el reverdecer está la justificación de la espera que se inició cuando la cosecha. El que riega confía que habrá un mañana. Dice el refrán: la esperanza es lo último que se pierde, lo primero son las llaves. A veces la esperanza ocurre en lo peor de una crisis. Si estamos tocando fondo lo único que nos queda es subir dice el esperanzado de ver el paisaje en plenitud de nuevo.

Sabemos que el país está atravesando una crisis muy profunda (si es que la está atravesando), las circunstancias son desfavorables para todos aquellos que les ha tocado vivir la Argentina de este momento. Aunque ha habido otros momentos en nuestra historia tanto o más difíciles que esto.

Pesan sobre nuestras espaldas y dentro de nuestros bolsillos las metidas de pata que han protagonizado los gobernantes que estuvieron al frente de la Nación, los de ahora y los de antes, y el ser común se siente apabullado por aquellos compromisos que exprimen al mango los magros sueldos que cobra, si es que cobra algún sueldo.

Sin embargo, encuentro a cada paso gente esperanzada, sufrientemente esperanzada debería decir, y es como una paradoja. Parece la concreción de aquel comentario que hizo el riojano gobernante cuando dijo: Estamos mal, pero vamos a estar bien.

Es como si la gente supusiera que después del terreno fangoso y difícil de atravesar viniera un camino propicio donde se hiciese fácil el caminar. Es la esperanza. Nos dan el ejemplo, se lo dan a aquellos que piensan que de esta no vamos a salir nunca y que este país no tiene solución. Le contestan con esperanza. Se meten a confiar en el futuro y pronostican que ese futuro será menos riguroso, más propicio, porque en definitiva, la esperanza es suponer que allá adelante habrá un día mejor que este.

La esperanza es un estado de ánimo optimista, por lo tanto el esperanzado es un optimista de la realidad. Está basada en la expectativa de resultados buenos relacionados con la vida o la nueva vida que inexorablemente ha de llegar.

La Real Academia Española define a la esperanza como “el estado de ánimo que surge cuando se presenta como alcanzable lo que se desea. La esperanza cristiana, es una virtud teologal por la que se espera que Dios provea de los bienes que ha prometido”.

Sin esperanza no tendría sentido la vida, si supusiéramos que todos los días venideros serán peores que este entonces entraríamos en un laberinto de pesimismo del cual no nos sacaría ni el mismísimo Teseo.

Sin embargo, en estos tiempos, encontrar gente esperanzada es toda una novedad; muchos, si no la mayoría, ven tormentas oscuras en el horizonte, el sol no muestra su luminosa cara. Ahora bien, ¿tienen fundamentos los esperanzados?

Bueno, debemos para responder fijarnos en lo que tenemos. Tenemos un país con recursos suficientes para alimentar varios países, tenemos gente lúcida que tiene una preparación suficiente como para opinar, tenemos la fuerza humana necesaria como para revertir cualquier situación desfavorable, y al parecer, tenemos una paciencia abismal para aguantarnos aquello que nos hacen y no merecemos.

Son ingredientes fundamentales para que la esperanza exista. Ojalá que yo lea esta nota años hacia adelante y diga satisfecho: no me equivoqué. Ojalá.

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