No la pasaba bien San Antonio. Necesitaba ganarle a Sacramento para sacarse de encima la pesada carga que hubiera significado tener que ir a jugarse la clasificación a cancha de New Orleans en el último partido, pero su juego dejaba muchas dudas. Entonces apareció una vez Manu Ginóbili (40 años, 8 meses y 12 días) para solucionar todo.
A 6'22" del final, con el marcador 76-77, Ginóbili recibió una falta de Justin Jackson, fue a la línea de libres y anotó los dos para poner a su equipo al frente (78-77).
A 5'32" el bahiense tomó un rebote defensivo, cruzó la cancha con el balón, se la prestó un instante a LaMarcus Aldridge, quien se la devolvió para que el bahiense defina con una bandeja de derecha para ampliar la ventaja (82-77).
Y a 4'18 del final, la jugada de la noche: Manu tomó el balón en el eje de cancha, aprovechó el mínimo descuido de la defensa, que le dejó servido el callejón para atacar con su mano fuerte, la izquierda, y definió con una impresionante volcada que se metió de cabeza entre las 10 mejores de una jornada que tuvo otros ocho partidos.
Esa acción del bahiense puso las cosas 86-81 para los Spurs, cuando todavía quedaban 4'18" para el final, y fue un golpe de nocaut para un Sacramento Kings que quedó rendido a los pies de uno de los hombres que más conoce del juego en la NBA.
El final fue 98 a 85, y le aseguró a los Spurs el pasaje a los playoffs por 21ª vez consecutiva.