La escuela pública y la privada

Durante la última década hubo un retroceso en la matrícula de los colegios estatales y un aumento en las escuelas privadas. Hay aspectos esenciales que hay que abordar y es una tarea de la clase política en general.

La escuela pública y  la privada

Las autoridades -por una cuestión lógica- intentaron morigerar la situación, pero los números son determinantes: en la última década, y siguiendo una tendencia nacional, se produjo un descenso en la cantidad de chicos matriculados en las escuelas públicas, observándose paralelamente un éxodo hacia los colegios privados.

El hecho determina que existe una falencia que debe ser modificada y es uno de los aspectos que deberían abordar los partidos políticos en sus respectivas campañas electorales con miras a las próximas elecciones.

La realidad surge de un informe dado a conocer por el Centro de Estudios de la Educación Argentina, dependiente de la Universidad de Belgrano, el que destaca la migración desde las escuelas del Estado hacia los colegios privados y que esa tendencia se presenta de manera más marcada en primer grado.

En el caso específico de Mendoza, en el período 2003-2013 hubo una disminución de 12,17% en la matrícula de alumnos en el nivel primario estatal, valor que supera la media nacional -10,20%- indicando que la mayor pérdida de alumnos se presenta en Jujuy, con 27%, y en el otro extremo se ubica Santa Cruz, con un aumento en la matrícula de 18,45%.

En el caso del primer grado, a nivel nacional descendió 19%, mientras en el caso de las escuelas mendocinas sólo se perdió un 10% de los alumnos.

El informe destaca también que si se toman los tres niveles educativos, inicial, primario y secundario y se compara 2012 con 2013, las escuelas privadas incrementaron su matrícula 1,66%, contra 0,11% de las escuelas públicas. Agrega que hasta 2002 la matrícula primaria estatal siempre había crecido.

No deja de llamar la atención la realidad de las cifras, a pesar que desde el Gobierno se intentó minimizar la situación asegurando que no se ha contemplado la variable demográfica, porque los hechos determinan que tanto unas como otras (escuelas públicas y privadas) deben cumplir con los mismos planes de estudios a lo largo del año.

Y si los padres optan por el colegio privado es porque, en estos, los objetivos se cumplen contemplando las etapas progresivas, mientras que, en muchos casos en los públicos, se incrementan hacia fin de año a los efectos de alcanzarlos, en la mayoría de los casos por problemas de ausencias o de faltantes de maestros al frente del curso.

Otro de los aspectos se centra en que, en su afán por asegurar la inclusión del alumno en el colegio, los docentes deben retrasar o hacer más lentos los procesos de aprendizaje. Y el aspecto esencial es el de la disciplina. También por un tema de "inclusión" la disciplina en los colegios públicos es más laxa, situación que es distinta en los colegios privados, donde el respeto al docente y a las autoridades educativas es un aspecto prioritario.

No se puede poner en tela de juicio el tema de la inclusión, en razón de que si el chico no está en el colegio correría los riesgos que plantea la permanencia en la calle, pero no es menos cierto que una cosa -la inclusión- no debe estar enfrentada con la otra, como es la del respeto a la autoridad y el cumplimiento de las exigencias que establece la escuela que, en definitiva, complementan la calidad educativa.

Se trata de un tema complicado y de difícil solución. No es tarea de un gobierno en particular sino de instrumentar serias políticas de Estado. De allí que resultaría oportuno que en algunos aspectos, como el de la educación, los partidos políticos dejen de lado las diferencias circunstanciales para trabajar en conjunto porque lo que está en juego es el futuro de cientos de miles de chicos que actualmente se encuentra comprometido.

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