La suspensión de clases en los establecimientos educativos de todos los niveles llevó a los sectores involucrados a confrontar con las carencias y deudas que se arrastran desde hace años.
La medida preventiva para evitar el contagio de la cepa de coronavirus Covid-19 puso en el centro de la escena a la educación digital y debió apelarse a canales virtuales que, en términos generales, no estaban demasiado aceitados.
Docentes que trabajan casi todo el día, chicos desorientados, padres desbordados y conexiones que funcionan como se puede, son parte de la cotidianidad académica actual.
Luego del caos inicial, la situación ha implicado grandes desafíos que también pueden permitir desnudar cuál es el camino a seguir y capitalizar los logros.
Chicos desorientados
Luego de que se suspendieran las clases presenciales a partir del 16 de marzo los colegios debieron comenzar, de prepo y de repente, a establecer canales de comunicación con los alumnos. Algunos ya tenían algunas plataformas, sobre todo el nivel secundario y en particular los privados. Para el resto, fue "a los ponchazos". No todos los chicos se pueden conectar, no dominan las herramientas, no tienen celulares y si los tienen no cuentan con espacio, entre otras cosas.
Así, 370.000 chicos desde nivel inicial hasta secundaria intentan aprender conectados desde sus casas.
Información que llega por distintos canales como plataformas, whatsapp y correos les ha hecho difícil ordenarse. Grupos de whatsapp explotados entre las indicaciones de los y las docentes y las innumerables dudas de los alumnos.
“No se puede abrir el archivo”, “Yo no tengo ese programa”, “No entiendo cómo hay que hacerlo”, son algunos de los comentarios en eternas conversaciones.
El comienzo fue un bombardeo de actividades que en particular a muchos de los alumnos de secundaria, los excedió.
Padres desbordados
Acompañar a los chicos en el aprendizaje debería ser algo habitual y algo que mejora radicalmente su desempeño académico. Sin embargo, de repente hubo que instalar la escuela en la casa con lo que es significa: entre otras cosas, transformarse en docente, explicar y dominar herramientas digitales que no todos manejan.
Además, con más horas de dedicación, lo cual ha sido un enorme desafío para los padres que siguen trabajando fuera y dentro de casa. Lidiar con esto ha sido una prueba extra para la armonía de la convivencia. "Levantate ¿Que tenés que entregar?¿Por qué no lo hiciste?", son parte de los diálogos.
Los papás de nivel inicial y primario han tenido que acompañar paso a paso a sus hijos y en algunos casos aseguran “haberse vuelto locos”. No todos tienen los mismos recursos y habilidades, han tenido que explicar temas que desconocen y en algunos casos ponerle el hombro a una “avalancha de tareas”.
"Ha sido un gran desafío para mí", aseguró Cintia, mamá de una niña de primaria y otra de secundaria.
“En primaria ha sido muy desordenado, además yo de temas digitales mucho no entiendo. Piden materiales que son cosas que uno no tiene en la casa y no te queda otra que salir a comprar”, contó.
Y prosigue: “Ayer terminé agotada, las madres están como locas, no saben cómo hacer las cosas y unas les explican a otras”.
Por su parte, Verónica contó: "A mi hija (que va a primer año) mi esposo tuvo que explicarle Matemática porque era algo que no había visto". Señaló que imagina el problema que es eso para padres que no tienen esos conocimientos.
Docentes full time
Ni hablar lo que ha implicado esto para los docentes. Tener que adaptar formatos y contenidos y sobre todo buscar captar el interés del chico, hay que apelar a la creatividad.
Los grupos de Whatsapp fueron al principio un caos, funcionaban full time. Luego comenzaron a ordenarse y poner horarios de consulta.
Responden preguntas por la mañana, tarde y noche e incluso hacen devoluciones de trabajos presentados en esos horarios. Con los días fue ordenándose un poco. Pero persisten las dificultades para envío y recepción de trabajos. Al no tener todos los mismos programas no pueden descargarse o modificarse y los alumnos terminan enviándolos por diversos canales. Ni hablar si se olvidan de poner el nombre: una verdadera cacería de respuestas.
Autogestión
En el contexto actual se trata de un desafío para los alumnos poder cumplir con los objetivos que se plantean en los tiempos estipulados sin la coordinación de docentes a su lado marcándoles cuándo hacer las cosas.
""Muchos chicos creen que trabajar desde la casa es más fácil porque manejan el tiempo pero cuando lo hacés virtual requiere de autogestionarse, hacer las tareas en el horario que decidan y cumplir", subrayó la subsecretaria de Educación, Graciela Orelogio.
Para el psicopedagogo Alejandro Castro Santander, esto es un problema: "No los acostumbramos a eso, a hacer las tareas por su cuenta, con cierta lejanía por parte del docente, está faltando una guía".
Virtualidad
La situación desnudó las deudas del sistema educativo en esta materia pero además las disparidades en el ámbito escolar y socioeconómico.
"Las enormes asimetrías que hay en el país respecto al acceso a recursos digitales, se mantiene y se agudiza: hay escuelas en la UNCuyo que tienen plataformas, el lazo montado con los estudiantes y escuelas que ni tienen conectividad, ni Wi Fi en los teléfonos, ni computadoras, hay mucha preguntas y pocas respuestas", expresó la psicopedagoga, Mónica Coronado.
Por otra parte dijo que los expertos en educación sostienen que hay que ir a los lugares donde la gente está pero si no se ha trabajado nunca en plataformas no es el momento para explorar. Desde este punto de vista debería usarse el medio digital que ya se está usando y el docente preguntarse con los recursos que tiene qué puede armar para que los alumnos sigan aprendiendo.