Los vulcanólogos que participan en Barcelona en unas jornadas de trabajo sobre vulcanismo antártico han defendido la necesidad de monitorear y hacer un seguimiento remoto de los volcanes de la Antártida porque su erupción podría afectar al clima del hemisferio sur.
35 vulcanólogos de siete países participan hasta el 1 de diciembre en la segunda edición de las jornadas ANTVOLC Workshop, que se celebran en el Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera del CSIC (ICTJA-CSIC).
El taller está organizado por el Grupo de Expertos en Vulcanismo Antártico (ANTVOLC), una comunidad científica reconocida por el Scientific Committee on Antarctic Research (SCAR), el organismo internacional que regula la investigación en la Antártida.
La investigadora del ICTJA-CSIC, Adelina Geyer, vicepresidenta del ANTVOLC, explicó que el objetivo principal del encuentro es compartir el estado actual de la investigación sobre el vulcanismo antártico y reflexionar sobre las investigaciones futuras.
"Hasta ahora había sido difícil estudiar el vulcanismo antártico, por la dificultad logística y económica que implicaba el trabajo de campo en la zona", dijo Geyer.
"Ahora, en parte gracias a los sistemas de monitorización remota, está creciendo el número de investigaciones sobre los volcanes de esta zona del planeta", ha añadido la investigadora del ICTJA-CSIC.
La vigilancia remota, el asesoramiento sobre la peligrosidad asociada y el estudio sobre la actividad volcánica del pasado son tres de los ejes que definirán las líneas de investigación futuras en vulcanismo antártico.
"Cualquier erupción potente en la Antártida puede tener una repercusión en las altas latitudes del hemisferio sur. Pese a ser volcanes en una zona remota, las cenizas expulsadas en una erupción en la Antártida pueden afectar, por ejemplo, zonas de América del Sur", ha advertido Geyer.
Más allá de los riesgos, Geyer ha explicado que el vulcanismo antártico "proporciona también datos muy útiles en el ámbito de la tefrocronología. Las cenizas de las erupciones, por ejemplo, ayudan a datar la información contenida en el hielo sobre diferentes fenómenos, cómo los cambios climáticos".
En la jornada participa uno de los principales expertos mundiales en vulcanismo antártico, John Smellie, catedrático de la Universidad de Leicester y presidente del ANTVOLC, que ha sido el encargado de inaugurar el taller, junto al director del ICTJA-CSIC, José-Luis Fernández-Turiel, y el gestor del Programa Polar de la Agencia Estatal de Investigación de gobierno español, Andrés Barbosa.
Entre las dieciséis comunicaciones relacionadas con los fenómenos volcánicos en la Antártida que se presentarán, destaca una de Maximillian van Wyk de Vries, de la Universidad de Edimburgo, que ha inventariado los volcanes de la zona occidental de la Antártida.
Van Wyk de Vries ha contabilizado 138 volcanes existentes bajo la capa de hielo, de los cuales 91 eran desconocidos hasta ahora.
El descubrimiento de estos nuevos volcanes ha sido posible gracias a modelos digitales del terreno elaborados con información proporcionada por los satélites.
Grupos de investigación de las universidades de Cádiz y Granada (sur de España) también presentarán comunicaciones sobre la vigilancia del volcán de la Isla Decepción, cuya erupción destruyó las bases científicas chilena, británica y argentina a finales de los años sesenta.
"El volcán de Isla Decepción es uno de los más activos del continente antártico y está situado en una zona con bases científicas y donde durante el verano se concentra mucha actividad turística, por lo tanto se básico vigilarlo", señaló Geyer.
"Las cenizas de una posible erupción de este volcán podrían propagarse hasta América del Sur o incluso dar la vuelta al globo a través de las latitudes más altas del Hemisferio Sur", advirtióla vulcanóloga, que coordina el proyecto POSVOLDEC, un estudio interdisciplinario para caracterizar el estado actual del sistema magmático del volcán de la Isla Decepción.